La proteína de la juventud

Los efectos del envejecimiento en el corazón son inevitables. Pero pueden revertirse gracias al descubrimiento de una proteína de la juventud que circula en la sangre. Al menos así lo demostró un experimento con ratones realizado por investigadores del Instituto de Células Madre de Harvard. 

"La forma más común de insuficiencia cardiaca en ancianos está relacionada con el envejecimiento del corazón", dijo a Harvard Gazette Richard Lee, docente de la Escuela de Medicina de Harvard e investigador del estudio. Los resultados fueron publicados en la revista científica Cell. 

"Probamos que una proteína que circula en la sangre está relacionada con ese proceso, y que si la suministramos a ratones, se puede revertir el envejecimiento del corazón"
Richard LeeEscuela de Medicina de Harvard

Los efectos del envejecimiento en el corazón son inevitables. Pero pueden revertirse gracias al descubrimiento de una proteína de la juventud que circula en la sangre. Al menos así lo demostró un experimento con ratones realizado por investigadores del Instituto de Células Madre de Harvard. 

“La forma más común de insuficiencia cardiaca en ancianos está relacionada con el envejecimiento del corazón”, dijo a Harvard Gazette Richard Lee, docente de la Escuela de Medicina de Harvard e investigador del estudio. Los resultados fueron publicados en la revista científica Cell. 

El diario oficial de la universidad explica que cuando los científicos inyectaron la proteína GDF-11 en ratones viejos que desarrollaron inflamación y un aumento del grosor del músculo cardiaco –como ocurre en humanos–, se redujeron el tamaño y espesor de sus corazones. Sus características físicas eran similares a las de los corazones de los ratones jóvenes.

“Lo que más nos sorprendió fue la rapidez del proceso. Si ya estás pensando en un tratamiento para una persona mayor, no quieres que tarde décadas en hacer efecto”, expresó a la BBC Amy Wager, profesora del Departamento de Células Madre y Biología Regenerativa, quien también participó en el estudio. 

Lee señaló que llega a ser frustrante atender a pacientes con corazones inflamados, ya que no existen fármacos para tratar este padecimiento. Y estima que dentro de cuatro o cinco años podrían comenzar a probar la proteína GDF-11 en ensayos clínicos con humanos.

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