México es el segundo país con más transfeminicidios, por ello, para el dramaturgo Alex Figueroa es importante que el tema sea abordado a través del teatro. Foto: Especial

La obra de teatro “Romeo debe morir” habla sobre la crudeza de la humanidad y la comunidad trans

La obra Romeo debe morir habla de la crudeza que puede vivir la comunidad trans en México, así como la violencia y estereotipos que aún persisten en una sociedad heteronormada

Para el dramaturgo Álex Figueroa la visión femenina le ha sido más enriquecedora al momento de llevar un montaje a escena, pues considera que le ha permitido sentir y vivir más la creación de un personaje real. Al menos, así lo ha experimentado durante toda su vida al haber crecido en una familia matriarcal.

Esta vivencia fue plasmada en su más reciente obra Romeo debe morir, la cual llegará  a la Sala Novo, del teatro La Capilla.

“Vivo y vengo de un universo femenino, eso me ha hecho admirar el desempeño de la mujer dentro de la sociedad mexicana. A pesar de que tienen todo en contra, salen adelante por sí mismas y muchas veces lo hacen a partir del amor, y eso, para mí, es algo que tiene que compartirse”, explica Figueroa, quien además dirige la puesta en escena.

“Cada que escribo una obra me permite descubrir un poco más acerca del universo femenino que tanto admiro”
Álex FigueroaDramaturgo y director

Este proceso le ha permitido descubrir su camino como dramaturgo, el cual llega a un momento de madurez con la pieza Romeo debe morir. Cristian compartirá con el público la historia de amor que vivió con Julieta, la chica trans que dos años atrás llegó a vivir a la vecindad y quien, además, se encuentra en su proceso de transición.

“Mientras más crudo y menos poético es mejor. Hago teatro para que la gente pueda verse retratada en un escenario y percatarse de que hay un universo que se asimila al suyo, y eso para mí lo significa todo”, comparte a Reporte Índigo.

En una de las funciones, comparte que un chico trans se acercó a Figueroa para compartirle que se vio reflejado en el personaje de Julieta, sobre todo en la parte cuando declara que su transición es una cuestión de vida o muerte, porque para ella “su pene era un tumor que le estaba percutiendo la vida”.

“El hecho de que la gente pueda reflejarse en el escenario es muy satisfactorio, más  cuando hablas de corazón y tienes un discurso honesto”, agrega Álex.

Hablar de la comunidad trans

México es el segundo país con más transfeminicidios, por ello, para el dramaturgo es importante que el tema sea abordado a través del teatro.

Álex Figueroa realizó una investigación sobre cómo los medios y la sociedad heteronormada aún viven bajo prejuicios sobre las personas trans.

“Quise retratar lo que vive la gente que pertenece a esta comunidad; nunca vemos a la protagonista en escena, una tercera persona es quien relata todo lo sucedido. Julieta se dedica a la prostitución y vive bajo la presión social, sin embargo, el asedio termina triunfando sobre ella, desafortunadamente.

“Últimamente hay como una exposición mayúscula hacia la comunidad trans con los programas de drags; sin embargo,  para mí, tiene que ver mucho con lo que es parafernalia y lo que quería mostrar es sobre qué hay detrás de todo esto”, aclara.

Su intención, precisa, es ser respetuoso con el tema, por ello no le dio voz a Julieta directamente, porque, al no ser parte de la comunidad trans sabe que no es discurso propio.

“Por mucho que conozca a alguien trans e investigue nunca voy a encarnarlos, es una visión desde afuera”, precisa Figueroa, quien, además comparte que la obra, se ubica en una vecindad con el fin de hablar de las clases sociales.

“Estoy muy inconforme de escuchar historias que tengan que ver con una clase alta, a la que el amplio porcentaje de la población no pertenece. Quiero contar historias con gente auténtica, con la que te cruzas en el metro, en el transporte público o con la que convives en el trabajo, y las personas se vayan meditando a su casa, eso es lo maravilloso e importante del teatro”, concluye.

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