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La nena, una historia perpetuada por un amor

Esta obra de teatro cuestiona el cómo se relacionan las personas y critica la no aceptación de la violencia intrínseca que tiene el ser humano y lo devastador que es el mundo

¿Qué es la maternidad? ¿Un hijo siempre tiene que amar a sus padres? Muchas veces damos por sentado que el lugar más seguro para una persona es su seno familiar y lo cierto es que no, no siempre. Vemos que las madres no necesariamente tienen que amar a sus hijos, que éstos tampoco veneran siempre a sus madres porque tienen, tal vez, una razón para odiarlas, esas situaciones las expone la puesta en escena La nena, en la que se asegura que “nadie te va a tratar más culero que tus ingratos hijos”.

En entrevista para Reporte Índigo, Laura Castro, actriz y productora de la obra, explica que en la trama se habla sobre la imposibilidad de poder expresar emociones. “La situación está circunscrita en la relación entre una madre y su hija, una relación difícil, un amor a golpes, un amor que suena a insulto, pero que es un amor que han construido ellas dos y del que no se pueden librar, aunque quisieran enfrentarse o tratarse de otra manera no son capaces, porque no han aprendido otra forma para comunicarse”.

El texto es del dramaturgo Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (LEGOM) y la dirección está a cargo de Ángel Luna. Como en casi todos los textos de LEGOM, estos dos personajes son crudos y directos, son personajes que por un lado emanan ternura, pero por el otro son muy aguerridos.

“El autor dice que es un homenaje a su madre en el que vemos que las relaciones familiares no siempre son color rosa, son difíciles”
Laura CastroActriz y productora

“Las relaciones interpersonales en lo general son difíciles y con la familia también porque intervienen muchísimas cosas, una línea genealógica que vamos heredando y la vamos cargando, pero en la obra se muestra una opción, un halo de luz para el personaje de la hija con la que puede decidir un cambio en su vida, que no es que sea mejor, pero al menos hay una posibilidad de cambio”, señala Castro.

El juego en escena

Sobre el proscenio, dos actrices interpretarán a una madre (Evangelina Martínez) y una hija (Laura Castro) en un espacio muy acotado, rodeadas de elementos característicos de un consultorio. La idea es provocar la sensación en el público de que están entrando con el quiropráctico y tienen una mega contractura, sabes que te va a doler horrible, pero al menos vas a salir un poco mejor.

“Manejamos esa familia de elementos escenográficos y lo que vemos es esta constante incomodidad de estar en el mismo espacio, que es muy pequeño, que no podemos salirnos de ahí y que finalmente luchan los personajes por querer establecer algún contacto físico, pero se resisten al contacto, entonces vemos esa lucha”, explica la productora del montaje.

En realidad es una obra de teatro muy enfocada en la palabra, en el diálogo, en los enfrentamientos en un espacio pequeño que tiene el objetivo de transmitirle al espectador la sensación de encierro.

“La línea de dirección recae sobre el trabajo actoral con las actrices y profundiza con los personajes en un espacio comprimido, que bien podría ser un consultorio de un quiropráctico como metáfora de la sensación que causa el encuentro doloroso con una madre que truena los huesos del alma, ya que ni en su lecho de muerte puede ser afectuosa. Con trazos sutiles, sostenidos por una dramaturgia que semeja a dos boxeadores tratando de vencer al otro con base en ironías y sarcasmos que pretenden herir hasta noquear al rival”, expresa Luna.

No siempre se puede

Con esta obra, la compañía teatral Xalapa Hace Teatro expone a individuos que se rinden ante el mundo. Seres que se han cansado de luchar por ser algo que no son y simplemente se “dejan ir”, se “dejan llevar”.

“Es muy fácil en esta vida borrarse un poquito la cara hasta ser como los otros, hasta ser absolutamente igual que los otros, así sin cara ni nada”, es una de las frases que se dicen durante la trama y con la que se busca hablar de la despersonalización del individuo frente a esta realidad, una realidad en la que tienes que luchar incansablemente para sobrevivir, no para cumplir sueños.

“Los personajes se enfrentan a la vida de una manera aguerrida, con estas ganas de querer vivir, pero son vencidos por el sistema mismo, entonces por eso habla sobre borrarse la cara”
Laura CastroActriz y productora

“Por ejemplo, el personaje de la hija es una chava con una lesión en la pierna provocada por su mamá, estudió teatro, se fue de su casa, es una historia de una chava muy entrona, pero acaba trabajando en un aeropuerto revisando maletas. Entonces son estos contras de ‘pues sí, puede que luches mucho y todo lo que quieras, pero finalmente tu vida es miserable, y miserable para contigo misma’, porque ella no es feliz, ella tiene una vida y lo menciona, ‘yo tengo una vida gris, gris, gris, gracias a ser hija de esta culera’”.

La obra de teatro invita al espectador a cuestionarse el cómo se relaciona con los otros, critica la no aceptación de la violencia intrínseca que traemos y lo devastador que es el mundo en general.

“Uno puede querer muchos cosas basados en una filosofía barata del metro, ‘si yo quiero algo lo voy a obtener’, pues no es cierto, no siempre, porque aparte como traes una herencia que andas cargando, también la realidad es completamente cruel, no todos van a poder lograr el éxito como lo entendemos. Estamos lacerados por no tener un entrenamiento para querernos, aceptarnos y desarrollarnos sin violencia”, sentencia Castro.

A pesar de que la obra cuenta con chistes y con un lenguaje coloquial en el que abundan las groserías y las malas palabras, Luna logra una dirección atinada en donde no acentúa esos aspectos y consigue reflejar en el montaje la normalidad de la violencia en las relaciones.

Xalapa Hace Teatro expone a individuos que se rinden ante el mundo. Seres que se han cansado de luchar

Los artistas consideran que la pluma de LEGOM es muy importante porque denota, significa y expone al espectador contra ellos mismos en  ambiente de violencia, en un ambiente caótico donde no hay certidumbre, pero que genera reflexión.

La nena se presentará del 5 al 22 de julio, todos los jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingo a las 18 horas, en el Teatro Sergio Magaña.

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