La música triste nos alegra

No es masoquismo, de todos los tipos y géneros que hay de música, tendemos a escuchar la música triste.

De hecho, curiosamente escuchamos lo más nostálgico y melancólico cuando nuestro estado de ánimo está más decaído. 

Y es que disfrutamos las canciones tristes porque estas despiertan emociones positivas. Por muy increíble que parezca, mejoran nuestro estado de ánimo.

"Si la música triste en realidad solo despertara una emoción desagradable, no la escucharíamos”
Universidad de Bellas Artes y Música de Tokio

No es masoquismo, de todos los tipos y géneros que hay de música, tendemos a escuchar la música triste.

De hecho, curiosamente escuchamos lo más nostálgico y melancólico cuando nuestro estado de ánimo está más decaído. 

Y es que disfrutamos las canciones tristes porque estas despiertan emociones positivas. Por muy increíble que parezca, mejoran nuestro estado de ánimo.

Así lo revela un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Bellas Artes y Música de Tokio, junto con el Instituto de Ciencias del Cerebro RIKEN, que contradice la idea que comúnmente se tiene de que la música triste únicamente induce emociones desagradables, como la tristeza. 

Este tipo de música tiene el poder de suscitar emociones contradictorias, pues sí “se percibe como triste, pero la experiencia de escucharla evoca emociones positivas”, señala la investigación.

Además, a diferencia de las emociones que experimentamos en la vida cotidiana, las que sentimos a través de la música no representan ningún amenaza a nuestra seguridad, señalaron en un comunicado los autores del estudio publicado el mes pasado en Frontiers in Psychology. 

Por lo tanto, nos complace escuchar música triste. Los investigadores incluso sugieren que cuando sintamos tristeza en el día a día, escuchar este tipo de música puede ayudarnos a aliviar esa emoción negativa o no placentera. 

En el experimento participaron 44 voluntarios –entre músicos y no especialistas–, a quienes se les solicitó escuchar diferentes canciones de música triste y alegre. Luego, evaluaron su percepción de la música y describieron su estado de ánimo. 

Tras escuchar música triste, los participantes de la investigación se sintieron más alegres, más románticos y con sensaciones menos trágicas, en comparación con la manera en la que consideraron la melodía en un inicio. 

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