Cuando Daniel Sosa Derat descubrió el texto Los profetas, del dramaturgo Carlos Alonso Nava, supo que tendría que llevarlo a escena

La libertad de la elección en la comedia Los profetas

Daniel Sosa Derat dirige la comedia Los profetas, obra que se estrenará en el Teatro La Capilla. La pieza retoma el teatro del absurdo para reflexionar sobre el machismo, el aborto y la inclusión

Cuando el director Daniel Sosa Derat descubrió el texto Los profetas, del dramaturgo Carlos Alonso Nava, supo que tendría que llevarlo a escena pues, como pocas, considera que la pieza tiene un humor políticamente incorrecto que, sin la intención de faltar al respeto u ofender a alguien, expone temas controversiales de una forma tan cotidiana que resulta cruda.

De esta forma, platica a Reporte Índigo, buscó a un equipo con el cual pudiera montarla por primera vez y llevar su crítica ácida a la gente. Ahora, la puesta se puede ver en el Teatro La Capilla desde el 13 de abril hasta el 25 de mayo.

“La pieza aborda una realidad que existe en varios rincones de la sociedad, y es ahí donde se encuentra el factor humorístico, la naturalidad con la que el texto presenta temas tabú genera una sátira que crítica a aquellos que se aferran, por ejemplo, a su pensamiento machista”, aclara Derat.

El texto, que tiene una “fuerza discursiva muy fuerte y bella”, busca la reflexión sobre la diversidad, ampliar el mapa de que las personas no necesariamente se tienen que identificar con algún género. Además, aborda temas pendientes en el país, como el aborto.

“La crítica que hace la obra, tanto del machismo como a la libre elección de abortar, que sea legal y haya mecanismos para poder hacerlo de manera fácil y segura, corren un riesgo en la crítica que hacemos, una de dos, o la comedia funciona tan bien o se arma un desmadre.

“Habrá gente que no esté de acuerdo y venga a protestar contra la obra que, probablemente, se ponga incómoda la entrada del teatro, pero, la verdad, como compañía nos encantaría abordar eso. Si un grupo antiaborto viene a protestar yo feliz, esas son las personas que más quiero que escuchen esta obra”, apunta.

Daniel Sosa aprovecha que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sacado a relucir frases de Benito Juárez, como “la libertad propia es algo que hay que priorizar” o ”el derecho al respeto ajeno es la paz”; las cuales espera que generen en las personas esa libertad de elegir y de permitirle al otro su derecho a la autonomía.

A partir de este principio, Daniel manifiesta que, desde el equipo creativo y de producción, tuvieron un trabajo interno para revisar el texto, descubriendo también sus propios desaciertos e identificando detalles para cambiar.

Además, declara y pone en manifiesto que Los profetas no se trata de una obra feminista, pues fue escrita y dirigida por hombres, pero lo que sí buscan es la reflexión y la autocrítica.

“Lo que hacemos es denunciar los errores que hemos percibido, o que pudimos haber cometido nosotros, es un momento en el que todos los varones tenemos que empezar a reflexionar e intentar hacer cambios en nuestra conducta”, precisa.

La sinopsis de Los profetas

Aunque Los profetas cuenta dos historias unidas por sus personajes, en realidad no tienen contacto la una con la otra, pues se desarrollan en dos épocas distintas. Por un lado, se presenta a Mariana, una chica que está embarazada y duda sobre si quiere ser madre y no sabe cómo afrontar esa decisión.

Lo primero que hace es buscar al padre que la abandonó e intentar encontrar respuestas, en medio de este viaje conoce, por primera vez, a su hermana Carla, encuentro que la hace enfrentarse con cosas que había negado por muchos años.

“La historia de Mariana y Carla es más introspectiva, de un crecimiento personal de estas dos mujeres que buscan escudarse en alguien más, pero buscan liberarse a sí mismas”, detalla.

Por otro lado, se presenta la historia del padre de Mariana y Carla y de cómo, cuando él abandona a su primera hija, Mariana, entra a un grupo de rehabilitación llamado Haishlam, donde mezclan a las personas con animales, lo que les permite obtener sus cualidades e instintos y suplir las carencias de los seres humanos.

Durante toda la anécdota se conoce el proceso al cual se enfrenta el padre y su transformación en un animal acuático.

“Yo me derrito con los perritos, me queda claro, pongo más dinero a las fundaciones de los perritos que de las personas. Su amor, esa sensibilidad y sencillez que tienen los animalitos para conseguir un objetivo es algo que uno debe aprender, nunca hay una doble intención, nunca hay una malicia, sólo se defienden, así de simple”, opina.

“Es una obra muy divertida y ágil, creo que habrá mucha gente que disfrute y agradezca lo que están diciendo estas personas arriba del escenario”
Daniel Sosa DeratDirector

Esta crítica es lo que el director cree que debe aprender la humanidad, pues al tener tanto ruido en la cabeza e ideas preconcebidas, muchas aprendidas de herencias sin criticar o las mismas redes sociales, han sido las grandes responsables de no poder realmente hacer una gran reflexión. Por lo que considera que una solución sería minimizar y trabajar en ese ruido interno.

Asimismo, recuerda que, en un diálogo de la obra Los profetas, cuando Mariana está preguntando sobre su papá le dicen que él tenía una moral desestabilizada, valores éticos que rebasan los estándares religiosos.

“Esa frase me resuena porque nos han inculcado demasiadas ideologías de una moral que, muchas veces, carecen de ética, son un constructo de ideas que se han hecho quién sabe por qué, y hacen enfatizar en las diferencias que hay entre uno y otro”, piensa.

Sosa Derat considera que su mayor aprendizaje, más allá de la pieza, y como trabajo en equipo, fue la importancia de escuchar al otro.

“No puedes pretender dar una idea si no entiendes como la entiende el otro, y para que te entiendan tienes que escuchar. Antes de querer hablar primero escucha, a partir de esto entiendo como lo puedo comunicar con el otro”, puntualiza.

Nunca es ofensivo

El director Daniel Sosa opina que el texto del dramaturgo Carlos Alfonso hace una invitación para que se construya un mundo más tolerante y empático.

“Dentro de la sátira, justo tiene este humor muy ácido, podría decir que hasta peligroso en ciertos puntos, pero me parece que nunca es ofensivo con nadie. Aunque es demasiado incisivo en lo que quiere decir, nunca se vuelve moralino ni intenta educar, tampoco cuestiona a quien piensa diferente”, reflexiona.

También puedes leer: Ponen el dedo en la llaga con la obra Deseo infinito

Te puede interesar