La historia de engaño detrás de ‘El Conjuro 3’ que podría poner en duda a los Warren

El caso de los Warren que se aborda en 'El Conjuro 3' es el de Arne Cheyenne Johnson, quien argumentó estar poseído para cometer asesinato
Carlos Ramírez Carlos Ramírez Publicado el
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En la película ‘Ouija: El origen del mal’ (2016), de Mike Flanagan, se muestra un método muy común de los 70’s el cual consistía en generar ganancias a base de los fenómenos paranormales. De eso fueron acusados los investigadores Ed y Lorraine Warren, quienes podrían ver afectada su reputación con el filme ‘El Conjuro 3: El Diablo me obligó a hacerlo’.

Y es que el nuevo caso que se aborda en la película es el de Arne Cheyenne Johnson, quien por primera vez en la historia de los Estados Unidos utilizó como argumento una posesión demoníaca para justificar el homicidio que cometió.

El juicio para determinar su culpabilidad fue mediático por lo anterior y fue conocido como el Caso ‘El Diablo me hizo hacerlo‘ ya que los abogados argumentaron la inocencia de su cliente debido a una posesión demoníaca.

Los hechos

El 16 de febrero de 1981, Johnson, de 19 años, apuñaló a su casero, Alan Bono, en múltiples ocasiones con una navaja de bolsillo de 12 cm. Sin embargo, Johnson aseguraba que, aunque la mano que sostuvo el cuchillo le pertenecía, el homicidio fue perpetrado por una fuerza demoníaca que lo dominó.

Lo más extraño es que, meses antes de la muerte de la víctima, sucedieron cosas extrañas en el lugar de los hechos.

Johnson y los Warren se conocieron un par de meses antes de la tragedia, cuando un niño de 11 años llamado David Glatzel protagonizó un extraño encuentro con fuerzas malignas del más allá.

La hermana mayor de Glatzel, Debbie, era novia de Johnson. De hecho, Debbie Glatzel, David Glatzel y Johnson se encontraban limpiando la propiedad recién alquilada cuando el niño les comentó que un anciano lo había empujado y amenazado.

Era común que David se despertara llorando a media noche, describiendo la visita de un hombre con “grandes ojos negros, cara delgada con rasgos de animal, dientes afilados, orejas puntiagudas, cuernos y pezuñas”.

En múltiples ocasiones el niño se despertaba silbando, gruñendo, hablando con voces extrañas y recitando pasajes de la Biblia. El ente que lo visitaba por las noches empezó a aparecerse de día, momento en que adquiría una apariencia más disimulada como un anciano de barba blanca, vestido con una camisa de franela y pantalones vaqueros.

En la desesperación por librarse de este demonio, la familia Glatzel recurrió a los investigadores paranormales y demonólogos Ed y Lorraine Warren. En aquella primera entrevista con la familia, Lorraine mencionó la presencia de “una forma negra y brumosa, lo que me sugirió estábamos tratando con algo de naturaleza malévola”.

La ambición y un caso de enfermedad mental

Pese a los fenómenos paranormales y los presuntos exorcismos que los Warren aseguraban haber realizado, el padre de David y Debbie Glatzel, Carl, desmintió todo y afirmó que los investigadores sólo buscaban aprovecharse y sacar dinero.

De hecho, fueron Ed y Lorraine Warren quienes emitieron varias obras literarias acerca del caso, lo que causó el enojo del propio David Glatzel quien demandó a los autores y editores de los libros por violar su derecho a la privacidad, la difamación y la “aflicción intencional de angustia emocional”.

Carl dijo que la historia de posesión era un engaño inventado por Ed y Lorraine Warren para explotar a la familia y la enfermedad mental de su hijo, y que el libro lo presentaba como el villano porque no creía en las afirmaciones sobrenaturales.

Afirmó que los Warren le dijeron que la historia haría a la familia millonaria y ayudaría a Johnson a salir de la cárcel. Según Carl Glatzel, la publicidad generada por el incidente lo obligó a abandonar la escuela, y que perdió amigos y oportunidades de negocio.

Actualmente está escribiendo un libro titulado Alone Through The Valley, sobre su versión de los hechos que rodearon a su hermano.

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