La pasión por la naturaleza y la fotografía de Tamara Blazquez Haik surgió durante su infancia, desde entonces se ha dedicado a divulgar

La fotógrafa Tamara Blazquez asegura que “los humanos somos insignificantes en comparación con el planeta entero”

La pasión por la naturaleza y la fotografía de Tamara Blazquez Haik surgió durante su infancia, desde entonces se ha dedicado a divulgar la importancia, el amor y respeto por la fauna. Ahora, con su nueva exposición, reafirma su compromiso con el cuidado de las especies de la Ciudad de México

Si algo caracteriza el día a día de la fotógrafa y conservacionista mexicana Tamara Blazquez Haik es el factor sorpresa y la incertidumbre de lanzarse a la aventura junto con su cámara, fiel acompañante de sus travesías.

“Es maravilloso y al mismo tiempo difícil, porque al crecer en una ciudad estás acostumbrado a ciertas comodidades, al clima, entonces, siempre se lleva un proceso de adaptación personal, pero cuando estás en un punto, viendo a las especies de cerca, es aprender que los humanos somos insignificantes en comparación con el planeta entero”, platica Haik a Reporte Índigo.

Cuando se da el encuentro entre ella, su lente y la biodiversidad surge una danza, casi mística y única. Una conexión que motiva a la fotógrafa a seguir en la búsqueda de la fauna que habita en la Tierra.

Se genera en ella una sensibilidad y respeto hacia los seres vivos que retrata desde hace más de cinco años.

“Es ser, casi como una mosca en la pared, que no interviene y sólo observa, aprendes a aprender, ya no solamente de investigaciones, te abres a todo lo maravilloso y hermoso que pueda estar pasando en ese momento; es una catarsis estar ahí, desconectado de la civilización, una experiencia fuera de este mundo”, platica.

Tamara Blazquez Haik cree firmemente en que sin educación ambiental no se puede tener resultados reales y tangibles en la conservación de la biodiversidad, y la fotografía es la mejor herramienta para transmitir el conocimiento y el amor por la naturaleza a las demás personas.

La conservacionista se dedica, desde 2017, a generar conciencia en la sociedad a través de sus imágenes. Su más reciente proyecto Fauna de la Ciudad de México, integrado por 58 fotografías de gran formato, podrá ser visto hasta el 10 de julio en la Galería Abierta de las Rejas de Chapultepec.

“Surgió cuando encontré un tlacuache muerto, envenenado por uno de mis vecinos al sur de la Ciudad de México. Hay tanta ignorancia, tantos mitos que, por eso, junto la fotografía con la ciencia para que se haga más visual y se informe y eduque a la población”, expresa.

La fauna de la ciudad se conforma por 2 mil 254 especies, algunas endémicas, como el ajolote de Xochimilco, o el gorrión serrano.

Aunque Fauna de la Ciudad de México incluye fotografías de aves, búhos, tlacuaches, cacomixtles, tecolotes, serpientes de cascabel, coyotes y armadillos, entre muchas otras, tan sólo muestra el 10 por ciento de las especies que habitan la capital del país, por ello, Tamara afirma que aún le queda un largo trayecto para lograr mostrarlas todas.

“La selección fue difícil, porque es una muestra muy pequeña, intenté mostrar los mejores retratos, con los que la gente pudiera conectar más, de algunas especies más fáciles de ver, otras no tanto, un poco de todo”, explica.

Su proceso de trabajo

Para poder realizar una imagen, Tamara, antes que otra cosa, estudia la fauna de la ciudad, su biología, ecología, dónde se había registrado, qué áreas naturales se tiene, para poder ir a una hora y día adecuados, pues su labor depende de los hábitos de cada especie.

“Es un proceso de muchísimo aprendizaje, de mucha paciencia. Voy con las esperanzas de que ojalá me encuentre a las especies que estoy buscando, pero tienes que estar preparado, porque puede que encuentres a la especie, a lo mejor a otra que no estabas esperando, a nadie, el factor sorpresa siempre está presente”, relata.

El rascador viejita, por ejemplo, es un ave bastante común que se puede encontrar por toda la ciudad, se le llama así porque le gusta rascar en la tierra para buscar su alimento.

“Es un ave diurna y la foto fue durante la pandemia, desde la ventana de mi departamento, estuve esperando el momento preciso para tomarle la fotografía, sobre todo, de su rostro, porque es un ave con rostro bastante tierno”, narra.

Con esta especie, la fotógrafa busca también transmitir el mensaje de que todos los animales son importantes, por ello busca hacer retratos más íntimos y, así, que la gente pueda conectar con ellos.

Está el caso de las avispas, una especie a la cual la sociedad se ha encargado de dar fama de agresivas, sin saber que son polinizadoras importantes y ayudan a que los ecosistemas no colapsen.

“Aunque, a veces, nos den miedo ciertos tipos de animales, o que se nos hagan feos, merecen ser respetados, primero, porque son seres vivos y porque cumplen funciones importantes. La verdad, merecen respeto y admiración, a la fauna, mientras les demos su espacio, no las molestemos, no nos van a hacer daño, solamente se defienden cuando tienen miedo”, indica.

“Los animales son seres muy fuertes, con una gran capacidad de resiliencia. He aprendido que no todas las personas son malas, que hay mucha gente luchando para defender la naturaleza, somos muchos, pero dispersos”
Tamara Blazquez HaikFotógrafa

Tamara Blazquez Haik contra la extinción

Otro de los grandes mensajes que Blazquez quiere dejar a través de sus fotografías es que muchos de los animales se encuentran en grave peligro de extinción, tal es el caso de los ajolotes, el gorrión serrano y el teporingo, ya que, debido a la urbanización y a la desaparición de su hábitat, es cada vez más difícil encontrarlos.

Por ello, Tamara invita a que esta iniciativa continúe, no sólo desde su trinchera, sino que otros conservacionistas, biólogos y fotógrafos se unan al proyecto y se pueda generar un libro que se lleve a las escuelas públicas y privadas.

“De todas las fotos, la del ajolote fue la única hecha en cautiverio, de un proyecto que se llama Umbral Axochiatl, que busca reintroducir al ajolote a su medio, después de restaurar su ecosistema. Ya es muy difícil, casi imposible verlo de manera silvestre, es triste, pero al mismo tiempo es ver a las personas que luchan tanto por la misma especie, te regresa un poco de esperanza de que todavía la cosas no están perdidas.

“No creo que me dé la vida para registrarlas todas, pero, al menos, tener un acervo con especies representativas para que cada persona se dé una idea de que son seres inofensivos, sumamente importantes para los ecosistemas de la Ciudad de México y que evitan que nuestra ciudad tan poblada y contaminada colapse”, puntualiza.

Pasión desde la infancia

Desde pequeña, a Tamara Blazquez le inspiró la naturaleza y la fotografía. Creció con la revista National Geographic y viendo documentales de Discovery Channel.

“Desde que empecé a estudiar foto siempre fue junto con la naturaleza, ya no solamente la técnica de la fotografía, sino las especies que me interesan, a qué amenazas se enfrentan, cómo se le puede ayudar, si hay algún movimiento social que las están defendiendo.

“Nosotros también debemos organizarnos, presionar, defender estos espacios, generar estos movimientos que protejan a la fauna y generar políticas públicas que tanta falta nos hacen”, indica.

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