La espía Nazi que habría sido amante de un expresidente

Hilda Krüger tenía una tarea en México: conseguir información privilegiada para la Alemania Nazi. Sin embargo, en nuestro país se hizo famosa por otras circunstancias: haberse convertido en la supuesta amante de un expresiente y por su participación en algunas películas del cine nacional.

Hilda Krüger tenía una tarea en México: conseguir información privilegiada para la Alemania Nazi. Sin embargo, en nuestro país se hizo famosa por otras circunstancias: haberse convertido en la supuesta amante del expresiente Miguel Alemán Valdés y por su participación en algunas películas del cine nacional.

Katerina Matilda Krüger nació en Berlín, en 1912, y desde pequeña mostró cualidades histriónicas que la encaminaron a querer dedicarse a la actuación.

Ante sus habilidades mostradas, su familia apoyó su carrera, actividad que más tarde la llevaría a tener contacto con el gobierno de Alemania, donde conoció al ministro de Propaganda de Adolfo Hitler, Joseph Goebbels.

De acuerdo con Hilda Krüger. Vida y obra de una espía nazi en México, de Juan Alberto Cedillo, fue entonces que Krüger y Goebbels habrían iniciado una relación.

Sin embargo, el romance fue descubierto por la esposa del ministro de propaganda y la actriz alemana tuvo que salir del país teutón como parte del trato para que la infidelidad no se hiciera pública.

Hilda llegó entonces a Reino Unido donde estudió ingles hasta que Goebbels la envió a Estados Unidos (San Francisco).

El canciller de Alemania en EU fue el encargado de recibirla, quien tenía la orden de presentar a la actriz a los círculos sociales más alto que entonces tenía el país de las barras y las estrellas.

La orden de Goebbels fue acatada, incluso Hilda intentó participar como actriz en Hollywood pero su pobreza del idioma inglés y el cine en contra del nazismo la alejaron, detalla Cedillo en su libro.

De la actuación saltó al mundo del amor: sostuvo relaciones con Gert Von Gontard, el heredero de la cervecera Budweiser, y con Jean Paul Getty, un hombre que vendía petróleo a Alemania.

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LA LLEGADA A MÉXICO

Hilda Krüger llegó a México en 1941, otra vez a petición del ministro de propaganda.

Luego de un viaje en auto por Tamaulipas, llegó a la Ciudad de México, donde la recibió el canciller alemán, quien replicó la fórmula del cónsul alemán en EU y la presentó con la élite política.

Ahí conoció a dos hombres, el entonces ministro de Interior, Miguel Alemán Velasco, quien más tarde se convertiría en presidente de México, y a Ramón Beteta, subsecretario de Finanzas.

La tarea que tenía Hilda en nuestro país era una: abrir de nuevo las redes en México para conseguir petróleo, ya que nuestro país dejó de venderle a los teutones luego del cambio de gobierno.

“El gobierno alemán quería que el petróleo siguieran fluyendo, era fundamental y necesitaba abrir el círculo de nuevo, entonces decidieron utilizar a Hilda como una Mata Hari que se metiera a la cama de quien fuera necesario para que obtuviera secretos”, narró el autor en una entrevista para Infobae.

La relación de Alemán Velasco resultó más importante para Krüger por la información que como espía podía obtener, pero la alemana habría estado con los dos funcionarios mexicanos al mismo tiempo. 

La información corría de México a Alemania a través de la actriz, y de acuerdo con Cedillo, la principales filtraciones ocurrían con temas relacionados con suministros de materias primas de EU.

Hilda habría conseguido documentos sobre los movimientos navales y militares que hacía el gobierno en la frontera, así como estrategias militares del país norteamericano.

Fue entonces cuando Estados Unidos ordenó la detención de Hilda y otros supuestos espías en México, en 1942.

Bajo la amenaza de boicotear a México, el entonces presidente Roosevelt incluso presionó a su homólogo mexicano para que Miguel Alemán se alejará de los “intereses teutones”.

Pero el ministro actuó de inmediato y evitó que Hilda fuera deportada, así que se presume arregló un matrimonio entre la alemana y un sobrino del dictador Porfirio Díaz.

Las investigaciones indican que el único rastro que quedó de la espía en nuestro país fue su ficha de migración, la cual yace en el Archivo General de la Nación.

Krüger logró participar en 4 películas mexicanas, e incluso asistió durantes una temporada a la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde habría conocido conocido al historiador Edmundo O’Gorman y a Mario Moreno Cantinflas.

Con el mexicano sólo estuvo casada por algún tiempo, y después regresó a Estados Unidos.

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