A la caza del gen.mx

México asumió el reto de sentar las bases para la investigación y la práctica de la medicina genómica desde hace por lo menos ocho años.

A través del Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN), el primero en su tipo en América Latina, nuestro país se encamina hacia la ruta de la medicina personalizada o la farmacogenómica, como se le conoce en la jerga científica.

"Estos años en que la gente vive con hipertensión sin saberlo, pueden reducirse si pudiéramos identificar a las personas desde mucho antes que padezcan la enfermedad. Poder adelantarnos a lo que va a ocurrir, para la salud del individuo, es de enorme valor" 
Gerardo Jiménez-SánchezPresidente ejecutivo de Global BioTech Consulting

México asumió el reto de sentar las bases para la investigación y la práctica de la medicina genómica desde hace por lo menos ocho años.

A través del Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN), el primero en su tipo en América Latina, nuestro país se encamina hacia la ruta de la medicina personalizada o la farmacogenómica, como se le conoce en la jerga científica.

Con la misma ambición con la que se creó el Proyecto del Genoma Humano de 2003 (HGP por sus siglas en inglés), el INMEGEN impulsó el Proyecto de Diversidad Genómica de la Población Mexicana en 2009. Como resultado de este esfuerzo se creó el Mapa del Genoma Mexicano para conocer la estructura genética de la población mexicana, pero la tarea no está terminada.

El siguiente reto está en descubrir qué hacer con este conocimiento y qué uso darle al catálogo con las variaciones genéticas más comunes en los mexicanos. Se trata del 0.1 por ciento del texto del genoma que hace que tengamos rasgos físicos distintos, que nos pone en riesgo de padecer enfermedades y que influye también en nuestra forma de responder a los fármacos.

La primera tarea es identificar aquellos genes que contribuyen al desarrollo de las enfermedades que afectan con mayor frecuencia a los mexicanos.

Una vez identificados, lo que sigue es traducir esta información en una aplicación médica específica para mejorar el cuidado de la salud.

Este reto está por cumplirse. Así lo demuestra un estudio conducido por los doctores Gerardo Jiménez-Sánchez, presidente ejecutivo de Global BioTech Consulting (GBC) Group y ex director del INMEGEN, y Eros Balam-Ortiz, especialista en medicina interna y cardiología, en colaboración con el Hospital Central Norte de PEMEX y el Hospital Central Militar.

En el estudio, publicado recientemente en Hypertension, los investigadores mexicanos identificaron seis letras en el gen AGT que al combinarse incrementan el riesgo de adquirir hipertensión arterial esencial (HAE), es decir, del tipo que se desconocen sus causas.

“Hoy en día, la mitad de mexicanos con hipertensión camina por la calle sin saberlo. Esta enfermedad afecta el corazón, al cerebro, a los riñones, a los vasos sanguíneos en general, desde que se manifiesta”, dice el Dr. Gerardo Jiménez-Sánchez, titular de la investigación, en entrevista para Reporte Indigo.

No solo eso, el bolsillo también lo padece: 6.8 por ciento del presupuesto nacional asignado al sector salud se destina a los costos de su atención. Porcentaje que podría reducirse si se evitara el gasto excesivo en fármacos antihipertensivos, saldo de un tratamiento “exigente”.

Para evitar las complicaciones que pueda provocar el tratamiento de la hipertensión arterial, la medicina genómica cuenta con un “ojo clínico” lo suficientemente ágil para leer o identificar a tiempo esas letras del genoma humano que nos ponen en riesgo de padecer enfermedades.

La apuesta es por la práctica de una medicina personalizada, o lo que en la jerga científica se conoce como farmacogenómica. Para esa dirección se están encaminando los esfuerzos. La invitación ya está aceptada, el reto se ha asumido.

Farmacogenómica

La esencia de la medicina genómica reside en esta alternativa médica que consiste en “poder identificar el fondo genético de cada persona para prescribir el medicamento específico, que sabemos que no va a ser un efecto adverso, que no va a ser una dosis por debajo, ni por arriba de la que requiere, (sino) una dosis que va a tener un efecto farmacológico, y que entonces va a permitir controlar la enfermedad”, dice en entrevista el Dr. Santiago March Mifsut, director de Proyectos Estratégicos en GBC Group y ex director de Enseñanza y Divulgación del INMEGEN.

Y el impacto será global. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé que el conocimiento en biotecnología será clave para el desarrollo de todas las terapias médicas en 2015. Según el reporte “La Bioeconomía al 2030: diseño de una agenda política”, las aplicaciones de la medicina preventiva figuran entre las biotecnologías con alta probabilidad de llegar al mercado para el año 2030.

“Si podemos retrasar o evitar algunos años la presencia de estas enfermedades, e identificar a los individuos con riesgo, desde el punto de vista de las finanzas públicas, podría haber una reducción importante en los costos de atención a complicaciones de estas enfermedades”, es el deseo de Gerardo Jiménez-Sánchez.

Hacia este mercado busca migrar la medicina genómica en México y los beneficios comienzan a sentirse más cerca.

El Mapa del Genoma Mexicano saca del anonimato el perfil nocivo de nuestros genes y hace una atenta invitación a la medicina genómica a tomar el compromiso de instalarse de lleno en la práctica médica de nuestro país en beneficio de la salud y la economía de su población.

El factor ambiente

Es un hecho que la genética no es el único factor de riesgo con el poder de llevar a un individuo a padecer hipertensión arterial esencial (HAE). Factores ambientales como los hábitos alimenticios (dietas ricas en sal), sedentarismo y el consumo excesivo de alcohol también sirven de imán.

La obesidad como factor de riesgo cardiovascular es un foco rojo, sobre todo cuando estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señalan que México ocupa el segundo lugar en obesidad -que afecta a un 30 por ciento de la población adulta- entre sus países miembros, después de Estados Unidos.

Si el factor de la obesidad hace “equipo” con el gen asociado al desarrollo de la HAE, el riesgo de padecer la enfermedad se incrementa. Mayor es entonces la necesidad de darle la bienvenida a la medicina genómica, que deja a un lado el mero recuento de factores de riesgo para estudiar las “interacciones complejas” entre genes y medio ambiente.

¿La razón? El Dr. Eros Balam- Ortiz tiene la respuesta.

“Seguramente la biología molecular va a dar luz acerca de las interacciones complejas que existen entre el genoma humano y lo que ni siquiera conocemos (…) Es una situación bastante interesante que se puedan determinar estas interacciones complejas, porque no nada más es una cuestión lineal de ir sumando factores de riesgo, sino que la medicina genómica nos va a permitir el entendimiento complejo de las enfermedades”.

Este tipo de medicina “comienza a ser una realidad en México (…) Por primera vez estamos viendo la posibilidad de traducir el genoma humano, el genoma de los mexicanos, a una aplicación concreta en salud”, asegura Jiménez-Sanchez.