Jorge Alberto Gudiño presenta su última novela “Historia de las cosas perdidas”

Una llamada en la madrugada cambiará el destino de Roger, cuando una voz le pide la autorización de amputar el brazo de su jefe. En entrevista, el autor Jorge Alberto Gudiño asegura que se trata de una novela sobre sus dudas e inquietudes sobre el ser humano y lo que lo define
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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El turbulento México contemporáneo es el escenario que el escritor Jorge Alberto Gudiño recrea en Historia de las cosas perdidas (Alfaguara), libro que oscila entre los géneros de novela negra, aventura y ensayo.

El teléfono de Roger comienza a sonar en la madrugada; sólo pueden ser malas noticias o Denise, su ex, quien, quizá, pida que regresen. Lo que no espera es que le estén llamando del hospital para pedirle autorización para amputar el brazo de su jefe. A partir de ahí, su vida dará un vuelco completo.

“La mejor forma que conozco de intentar responder a mis dudas e inquietudes es con las novelas. Cuando estaba por escribir Historia de las cosas perdidas me había enfrentado a la idea de descubrir qué tanto es uno mismo desde diversas perspectivas, una idea que se va elaborando a lo largo de toda la novela”, expresa Gudiño a Reporte Índigo.

Para el escritor, las novelas que más disfruta son las que tienen más capas y su intención era escribir una así. Un primer hecho fue en torno a lo humano y la mediocridad.

Roger, el protagonista, se enfrenta con sus propios dramas: es incapaz de superar la separación con Denise, su hermana vive un embarazo complicado y se encuentra al límite de cosas que nunca pensó que haría

“Lo que me interesaba era mostrar o enfrentar al personaje con la conciencia de su propia mediocridad, que me parece algo más interesante y en cierta medida mucho más grave. Tiene que ver con una resignación, la aquiescencia del destino o aceptar que no podemos ir más allá; reflexionar sobre nuestra propia calidad humana”, refiere.

La novela sucede en colonias específicas de México, pues a decir de Jorge Alberto, como escritor no podía sustraerse de su contexto, sobre todo cuando es tan desolador.

Los personajes deambulan en medio de una sociedad que día a día es testigo de la impunidad que hay en el país.

“Es algo que no se podía dejar a un lado, pese a que la novela no trata específicamente de ello, pero cuando vivimos en medio de esa violencia y corrupción, no podemos, sino comportarnos de acuerdo con esa circunstancia.

“Vemos que los extranjeros no están en alerta como nosotros, o hasta con cierta irresponsabilidad, que parece ser tal para nuestros ojos, pero nosotros actuamos de otra forma, porque estar metidos en este contexto, al final, también nos define”, expresa Jorge Alberto Gudiño.

La novela no sólo habla de las cosas que se han perdido, también de las pocas que se deciden conservar, sobre qué tanto se conoce al otro, las relaciones fallidas, la idealización de la pareja y las rupturas; incluso, de lo que se decide desechar.

“No somos conscientes de que lo ignoramos; una de las cosas que nos marcan es que somos una sociedad poco civilizada, en términos comparativos, del bien colectivo sobre el bien individual, es triste y lamentable. Mientras no demos ese paso de que el bien colectivo también nos beneficia en la parte individual, creo seguiremos como una etapa muy primitiva o incipiente de una sociedad bien civilizada”, comenta.

“Una de las cosas que nos marcan es que somos una sociedad poco civilizada”
Jorge Alberto GudiñoEscritor

Con esta novela, el escritor indica que logró mezclar un corte intimista, el cual había trabajado en sus primeras novelas y el dar también un peso a los sucesos anecdóticos, juntos, asevera, hacen un balance entre historia y sobre la interioridad de los personajes.

“Los personajes reflexionan en torno a la vida y la existencia, es inevitable que uno no se ponga a contestar esas cosas cuando deja de escribir; primero resuelves los personajes, pero luego te enfrentas a esas preguntas desde tu propia perspectiva, eso como escritor, que pregunte cosas sobre mí mismo no es nada fácil.

Sin embargo, la novela me deja muy satisfecho y contento, al margen de que siempre son perfectibles, por supuesto, pero reaprendí a ganarme mi espacio de escritura”, puntualiza.

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