La bióloga Eva Rivera platica acerca del Jardín Botánico Culiacán

Jardín Botánico Culiacán, un oasis al norte del país

La bióloga Eva Rivera platica acerca del Jardín Botánico Culiacán, en donde habitan mil 700 especies de plantas y 15 colecciones de flora endémica, además de varias piezas de arte contemporáneo, esfuerzos que lo posicionan como uno de los jardines botánicos más importantes del noreste de México

El Jardín Botánico Culiacán es evidencia de los grandes esfuerzos que se han hecho por mantener vivo el hábitat de más de mil especies botánicas que conviven junto a la fauna silvestre.

Esta iniciativa nació del coleccionista de plantas Carlos Murillo Depraect, quien lo fundó en 1986. Él lo ideó como un espacio en el que pudieran convivir toda clase de especies naturales y, además, fuera una alternativa contra la sequía de la zona al norte del país.

A 35 años de su fundación, el Jardín ha crecido considerablemente en la última década y media, aumentando el número de sus investigaciones científicas y en las especies que resguarda en su interior.

El lugar ya cuenta con mil 700 variedades de plantas y 15 colecciones de flora endémica como árboles, palmeras, cactus y flores, logros que lo posicionan como uno de los jardines más importantes del noreste de México, así lo declara en entrevista la bióloga Eva Rivera, quien ha trabajado en el Jardín durante 10 años.

El confinamiento provocado por la pandemia generó muchos cambios en este espacio, por ejemplo, algunos de los trabajadores, como los jardineros perdieron la batalla contra la COVID-19; además, se ha presentado un fenómeno que Rivera denomina como “extraño”.

El Jardín se cerró por unos meses, pero nosotros tuvimos que hacer rondines y notamos que llegó más fauna silvestre, de la cual no teníamos registro, como los tlacuaches y aves que, incluso, no tenían en su ruta migratoria al estado de Sinaloa, esto lo adjudicamos a la pandemia y al cambio climático
Eva RiveraBióloga

Hasta el año pasado, durante su Monitoreo de Supervivencia Invernal (MOSI) registraron 157 aves, sin embargo, este año creen que aumentó. Entre las nuevas especies que registraron en el primer reporte para el municipio de Culiacán y para el Jardín Botánico son: Maullador gris (Dumetella carolinensis) y Clarín Jilguero (Myadestes occidentail), ésta última especie está sujeta a protección especial debido a la pérdida de su hábitat y al tráfico ilegal que sufre, pues se le enjaula como si fuera de un ave de ornato.

“Lo que sigue es investigar porqué estas aves llegaron aquí y desviaron su ruta. Durante estos monitoreos se les colocan a las aves anillos que tienen un número de identificación, posteriormente se sueltan y en el mes de noviembre realizaremos un nuevo registro sobre el lugar al que llegaron”, aclara.

Jardín Botánico Culiacán, 10 hectáreas de paraíso

El Jardín Botánico Culiacán es administrado por la Sociedad Botánica y Zoológica de Sinaloa, institución privada que promueve la protección de la fauna y flora de la región; sin embargo, también trabajan junto a instituciones como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).

Este pulmón verde de 10 hectáreas cuenta con un invernadero, donde alojan aves y mariposas, entre ellas la Monarca. En estos espacios también se encuentran las plantas con las que se alimenta cada especie y así, fomentar su conservación. Además hay un herbolario y un centro de investigación dedicado al estudio y conservación de diversas especies en peligro de extinción.

“Tenemos una colección muy importante de palma, de las 100 que existen a nivel nacional, nosotros contamos con 67, es necesario trabajar en su propagación porque muchas especies están en peligro de extinción debido a diferentes factores, ahora con la pandemia, el cambio climático, el cambio del uso del suelo, la agricultura intensiva. Es indispensable ofrecerles este refugio y así podamos proveer semillas y tener esta capacidad de ayudar a proteger los ejemplares y restaurar la especie”, detalla.

Recientemente, lograron la certificación ARBNET Level 1, que otorgan en conjunto la Botanic Garden Conservation Internacional, The Morton Arboretum y la American Public Gardens Association, con la cual han logrado trabajar en la protección de la biodiversidad y cuidar del gran acervo de especies que habitan en este espacio y así garantizar su sobrevivencia.

Estos esfuerzos se suman al trabajo que están realizando junto con instituciones de gobierno para realizar una guía donde puedan recomendar qué plantas y árboles pueden ser plantadas en ciertas áreas específicas y la fauna que pueda llegar a alimentarse de esa especie.

“Con esto queremos hacer una labor de concientización y difusión sobre el gran valor de las especies regionales, no sólo para Culiacán, sino a nivel nacional. Junto con las líneas de trabajo, desde la investigación científica, generar más acciones, queremos hacer una estrategia global de conservación vegetal”, expone.

Arte contemporáneo

Además del camino que se puede recorrer entre la naturaleza, el Jardín Botánico cuenta con una colección de 39 piezas de arte contemporáneo elaborada por varios creadores nacionales como Sofía Táboas y Gabriel Orozco y algunos otros internacionales como Francis Alys, Richard Long y James Turrell; hay que destacar que las obras fueron pensadas para habitar en armonía y orgánicamente con la flora y fauna del lugar.

Esta es una de las apuestas que hacen a este espacio único en su tipo, pues permite que la gente se conecte con este pulmón verde, para mantener la mente abierta y dejarse llevar por el sonido de las aves, convivir y reconectar con la naturaleza, más ahora que se vive un momento de pandemia.

El Jardín Botánico Culiacán está preparando para finales de marzo la exhibición de dos colecciones: plantas acuáticas y especies del norte de México

La bióloga Eva Rivera pide que la gente los siga visitando, porque del público depende su supervivencia, ya que al estar cerrados por tanto tiempo, sus ingresos disminuyeron; estiman que tardarán cinco años en recuperarse, lo que hace más complicado el cuidado de las cientos de especies que encontraron aquí su hogar.

“Como equipo de investigación nos obliga a innovar, qué otras áreas podemos explorar para tener recursos, desafortunadamente en México la ciencia no está muy bien pagada, sin embargo, yo veo una oportunidad muy grande en la investigación. Mi motor para continuar es estar en contacto con las plantas, eso me ha mantenido bien durante la pandemia, cómo muchas hora empiezan a florecer, que lleguen nuevas aves y ver cómo muchos animales hicieron suyo este jardín”, reflexiona.

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