Por ahora, el archivo sólo tiene acervos de mujeres trans mayores de 50 años porque inevitablemente sus historias están marcadas por el dolor y la discriminación. Foto: Especial

Impulsan Archivo Memoria Trans México: “Es una historia de represión, de dolor y de criminalización”

Impulsado por un grupo de mujeres trans, el Archivo Memoria Trans México busca documentar y denunciar las violaciones que sufrieron entre 1960 y 1990

La artista y activista Emma Yessica Duvali llevaba varios años pensando en la necesidad de crear un archivo que resguardara y difundiera la memoria de mujeres trans en el país, tal como ya existe en  Argentina o en países de Europa, hasta que hace unos años coincidió con otras compañeras en la misma idea y decidieron formar un colectivo para impulsar  el Archivo Memoria Trans México.

El proyecto, que nació en 2019 para documentar los relatos y vivencias de estas mujeres que han vivido el rechazo de la sociedad y el Estado, ha reunido hasta ahora un centenar de imágenes que se pueden consultar fácilmente en internet.  Un trabajo autogestivo que busca financiamiento para incrementar su acervo y, en un futuro, tener un espacio físico donde resguardar y exhibir esa memoria visual.

Dividido en fondos, ese acervo visual busca rescatar y dignificar la vida de estas vedettes, activistas, cabareteras y mujeres que aportaron algo a su comunidad y que sufrieron en carne propia el repudio de sus familias y los abusos de las autoridades en una época en la que en la Ciudad de México la disidencia sexual era penada con cárcel.

“La importancia del archivo tiene que ver primero con la denuncia; segundo con la memoria, que jamás se nos olvide lo que vivimos; y tercero, dar a conocer a las nuevas generaciones cómo se vivieron esos años”, comenta en entrevista con Reporte Índigo  Emma Yessica Duvali.

Por eso, por ahora, el archivo sólo tiene acervos de mujeres trans mayores de 50 años porque inevitablemente sus historias están marcadas por el dolor y la discriminación.

“Es una historia de represión, de dolor y de criminalización de los años 60, 70, 80 y 90, que son los que nosotras vivimos. Yo tengo  62 años y sé muy bien lo que vivimos”, dice la activista y vedette que en los 60, cuando tenía 17 años, fue encarcelada ilegalmente durante más de un mes por estar vestida de mujer en los separos de la División de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia (DIPD), que entonces dirigía “El Negro” Durazo. Una experiencia desoladora en la que sufrió las peores formas de violencia.

Hasta ahora, en la página (memoriatrans.mx)  se pueden consultar cuatro fondos: Terry Holiday, Coral Bonelli, Emma Yessica Duvali y Gabriela Elliot. Pronto se sumarán los de Antonella Rubens, Fanny Stirgass y Lina Marcos. Aunque la mayoría de ellas han pisado el teatro, el proyecto también busca incorporar las historias de mujeres que no han tenido reflectores, pero que han sido claves en su comunidad o en su entorno familiar.

“Tengo cuatro candidatas que son chicas que nunca estuvieron en el escenario, pero hicieron una gran historia de vida en su entorno, en sus colonias y con su familia, eso también lo queremos visibilizar. Por ejemplo, las historias de mujeres trans que sacaron adelante al nieto, al sobrino o al hermano estando paradas en la calle, a las 3 de la mañana, con lluvia y que no fuera a caerles un asesino, pues de ese trabajo sexual sacaron adelante a su familia”.

En busca de recursos

Sin embargo, el problema son los recursos económicos, ya que hasta ahora todo lo han hecho de manera autogestiva. “Ya tenemos un rato batallando, invirtiendo nuestros tiempo y dinero; hay compañeros, chicos que nos están apoyando y no tenemos cómo pagarles”,  dice la fundadora del archivo.

La también estrella de cabarets y teatros en los años 80 comenta que están en proceso de convertirse en asociación civil para buscar esquemas de financiamiento tanto en el país como en el extranjero; además, actores políticos de Morena recientemente han mostrado su disposición para buscar recursos para consolidar el proyecto, pues su propósito es llevarlo a  un espacio físico y,  más adelante, establecer un refugio para mujeres trans.

“Queremos un espacio donde la gente pueda entrar, queremos tener una biblioteca, un acervo con cosas que nos vayan donando, como prendas, fotografías, recortes de periódico, que sea un lugar fijo y que podamos pagar una renta y los sueldos.

“Estamos pensando, muy locamente, ya demasiado adelante, que del mismo Archivo  emane un refugio para adultas mayores, mujeres trans en situación de calle, entonces, sí necesitamos movernos para buscar fondos”, añade la activista.

Un acervo que visibiliza

La historia de Gabriela Elliot es una de las que el acervo alberga. Detrás de las fotos, impresos y fotonovelas que dan cuenta de su vida en los escenarios, hay una historia de marginación y resiliencia.  “Desde muy chica me salí de la casa porque mi mamá tenía un carácter muy duro,  viví en la calle sin saber dónde dormir, me prostituí un tiempo, después caí en la drogadicción”, relata la ex cabaretera, quien recuerda que conoció a Jessica en los separos de una cárcel y coincidieron después en el teatro.

Ahora, desde el Archivo Memoria Trans México, quieren recuperar esa memoria para visibilizar los horrores de la Guerra Sucia en el país, pero también para dignificar sus vidas.

“La mayor parte de mi juventud me la pasé en las cárceles, así que ahora lo del Archivo Trans para mí fue una cosa muy bonita porque en mi vida había pensado estar en unas fotos en un museo, como en el Museo del Arte Moderno; lo tomo como un homenaje hacia mi trayectoria, con sufrimientos, con logros y con fracasos”, expresa.

Sobrevivientes de esa época de terror, las activistas reconocen los avances que en la Ciudad de México se han hecho por sus derechos humanos, pero consideran que todavía falta mucho por hacer en el resto del país, así como en el seno de cada familia para lograr una verdadera inclusión.

“Tenemos el derecho al matrimonio igualitario, el derecho a cambiarnos el nombre, el derecho a tener una libre expresión corporal, pero creo que vamos a morir y no vamos a ver a esta sociedad verdaderamente incluyente porque a las mujeres trans maduras, adultas mayores, todavía cuando vamos en el metro o caminando nos encontramos con gente que se cuchichea, se codea, y que ahí vienen tus siete años de mala suerte,  va a costar mucho trabajo porque en los senos familiares no les enseñan a las nuevas generaciones a respetar lo diverso”.

Transfeminicidio, otro pendiente

Otro de los grandes pendientes de las instituciones mexicanas para la comunidad transgénero en el país es el reconocimiento jurídico del transfeminicidio, dice la activista  Emma Yessica Duvali:

“A las instituciones todavía les falta mucho para tener realmente en la mesa los derechos humanos, todavía no puede entrar la palabra feminicidio, todavía estamos hablando de estar en contra de esos estudios que se hacen para revertir a las gentes, cuando eso ya no se debería ni estar diciendo, ya no debería ni de existir, y si existe es porque en esta sociedad todavía permean estas fobias”, dice. 

Piezas de museo

El material reunido por el archivo ha  sido parte de exposiciones en la Galería José María Velasco, el Museo Tamayo y el Museo de Arte Moderno, donde actualmente se exhiben fotografías en la muestra Imaginaciones radicales, una aproximación al acervo del museo. Estas memorias también han sido parte de performances que han hecho fuera del país, como en Ámsterdam.

La exposición Positivo negativo. Adherencias culturales en la lucha contra el sida en México, 1978-2022, curada por César González-Aguirre, en el Centro de la Imagen, también exhibe fotos del acervo.

“Los museos dicen: ‘estas son piezas de museo y vamos a exhibirlas’”, destaca Emma Yessica Duvali.