Hogar, amargo hogar

"Hogar, dulce hogar", se dice cuando se anhela regresar a casa después de una larga jornada laboral o tras un largo viaje.

El hogar suele ser visto como un santuario, un lugar para relajarse, descansar y dejar atrás todo lo que ocupa la mente. O todo lo contrario, al menos si se analizan los niveles de cortisol –la hormona del estrés– de las personas que trabajan tiempo completo, los cinco días de la semana. 

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Minutos al día pasan las mujeres en tareas domésticas
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“Hogar, dulce hogar”, se dice cuando se anhela regresar a casa después de una larga jornada laboral o tras un largo viaje.

El hogar suele ser visto como un santuario, un lugar para relajarse, descansar y dejar atrás todo lo que ocupa la mente. O todo lo contrario, al menos si se analizan los niveles de cortisol –la hormona del estrés– de las personas que trabajan tiempo completo, los cinco días de la semana. 

Investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania analizaron los niveles de cortisol de 122 participantes, de ambos sexos, a lo largo de cinco días, mientras estaban en casa y, por horas, en el trabajo. Se encontró que tanto hombres como mujeres mostraron menores niveles de estrés al estar en el trabajo. El resultado fue el mismo en personas con y sin hijos.

Sin embargo, fueron las mujeres quienes reportaron sentirse “mucho más felices en el trabajo que en casa”, dijo a The Guardian la socióloga Sarah Damaske, y autora del estudio. Por el contrario, los hombres “solo eran moderadamente más felices en casa que en el trabajo”. 

Sarah dijo que los resultados coinciden con evidencia previa que siempre ha sido difícil de conciliar con la idea de que el trabajo es una fuente importante de estrés: “las personas que trabajan tienen una mejor salud mental y física que quienes no trabajan”. 

Y cita evidencia de que las mujeres que trabajan tiempo completo a lo largo de su segunda y tercera década de vida reportan una mejor salud física y mental al llegar a los 45 años que aquellas madres que son amas de casa, que trabajan medio tiempo o que experimentan episodios repetidos de desempleo.

Un análisis de 2012 realizado por Gallup a más de 60 mil mujeres estadounidenses de entre 18 y 64 años, reveló que las madres empleadas –con un hijo menor de 18 años en casa– y las mujeres empleadas, de tiempo completo o medio tiempo y sin un hijo menor de 18 años en casa, gozan de una mayor salud mental que las amas de casa. 

Los ‘malabares’ de las madres

De acuerdo a Damaske, el hogar per se no es estresante, sino la combinación del empleo y el hogar. 

Y “el trabajo remunerado es más valorado en la sociedad”, dijo Damaske a The Wall Street Journal. “El trabajo doméstico es monótono y no muy gratificante”, pues no solo no existe una recompensa monetaria, sino que, a diferencia del empleo, el esfuerzo que se invierte en las labores domésticas no es reconocido. 

¿Qué se le dice diariamente a una mamá que, una vez que llega del trabajo, se pone a lavar platos o preparar la comida del día siguiente de los niños?

Esto es precisamente lo que explica por qué las mujeres reportan menores niveles de estrés y una mayor sensación de felicidad en el trabajo. 

Y pese a que los roles han cambiado, a nivel global, la división de las tareas domésticas entre las parejas no es equitativa. 

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), dijo en un informe presentado en el 2009 sobre el balance vida-trabajo: “la distribución de las tareas dentro de la familia aún está condicionada por los roles de género: es más probable que los hombres dediquen más horas a un trabajo remunerado y que las mujeres destinen un horario más amplio al trabajo doméstico no remunerado”.

Los hombres de los países miembros de la OCDE trabajan, en promedio, 141 minutos al día sin recibir remuneración. 

Las mujeres invierten 273 minutos al día en labores domésticas.

En México, los hombres invierten 113 minutos al día en labores de cocina, limpieza o atención a la familia, cifra menor que el promedio de la OCDE y menos de un tercio del tiempo invertido por las mujeres mexicanas, quienes en promedio invierten 373 minutos al día al trabajo doméstico. 

De hecho, un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Michigan, cuyos resultados fueron publicados en el 2011 en la revista científica American Sociological Review, reveló que las mamás no solo hacen más cosas a la vez que los padres en su vida diaria, sino que su estado anímico también se ve más afectado por el multitasking. 

Brigid Schulte, quien es reportera de The Washington Post, menciona en su libro titulado  “Overwhelmed: work, love, and play when no one has the time”: “entienda que para la mujer nunca ha habido una historia o cultura del ocio o del juego, al menos que considere que barrer, preparar queso, batir la mantequilla, coser y tejer tu tipo de diversión”.

Balance vida-trabajo

La socióloga Sarah Damaske concluyó que los resultados del estudio indican que una solución para hacer del multitasking una tarea menos abrumadora y, por ende, disminuir los niveles de estrés en el hogar es que las compañías adopten políticas que favorezcan la vida familiar “que permitan a los trabajadores seguir recibiendo los beneficios del empleo para la salud sin dejar de ser capaces de cumplir las responsabilidades en el hogar”. 

Puso como ejemplo el modelo “entorno laboral basado en resultados” (ROWE, en inglés) adoptado por la cadena de ropa estadounidense Gap Inc., que permite a los empleados tener más flexibilidad en el tiempo y el lugar de su horario laboral, siempre y cuando hagan su trabajo. 

“El teletrabajo, días de baja por enfermedad remunerados, la incapacidad por maternidad, todas son políticas que hacen más fácil que los empleados conserven los beneficios para la salud del empleo, y que las compañías retengan los beneficios financieros de tener empleados leales en lugar de tener que lidiar con la rotación laboral constante”, agregó Damaske. 

De acuerdo a la segunda edición del reporte “How’s Life?” publicado por la OCDE en el 2013, al año los mexicanos trabajan en promedio 2 mil 226 horas, cifra mayor que el promedio de la OCDE de mil 765 horas. 

Los empleados del país trabajan un promedio de 45 horas a la semana, más que cualquier otro país industrializado.

Aunque el porcentaje de hombres mexicanos (35 por ciento) que trabajan largas horas laborales es mucho mayor en comparación con el de las mujeres (18), ellas dedican diariamente cuatro horas más que ellos al trabajo doméstico. “Los roles de género constituyen un obstáculo para las oportunidades económicas de las mujeres y del país”, señaló el informe de la OCDE. 

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