No hay imagen disponible

Heridas de impunidad

Dicen que la lluvia lava las heridas, pero el dolor permanece como una mancha que no logra irse aunque pase el tiempo y los años.

La calma llega al terminar la borrasca, aunque en los corazones se guarde el recuerdo de un pasado imborrable. Y Miriam sabe lo que fue vivir a través de la incesante tormenta de injusticias que no vio venir y solo le cimbró al pasar.

Lo mismo le ocurrió a Adela, quien en las palabras de Cortázar, no eligió la lluvia que le iba a calar hasta los huesos y que todavía en el presente le carcome hasta la médula de su alma.

“Son dos historias que se manejan en dos tiempos distintos, pero son como digamos un tiempo muy vigente, porque hoy en día siguen sucediendo de la misma manera en los dos casos, son como un espejo digamos de una realidad, que todos los días se vive y se habita en México”
Tatiana Huezo

Dicen que la lluvia lava las heridas, pero el dolor permanece como una mancha que no logra irse aunque pase el tiempo y los años.

La calma llega al terminar la borrasca, aunque en los corazones se guarde el recuerdo de un pasado imborrable. Y Miriam sabe lo que fue vivir a través de la incesante tormenta de injusticias que no vio venir y solo le cimbró al pasar.

Lo mismo le ocurrió a Adela, quien en las palabras de Cortázar, no eligió la lluvia que le iba a calar hasta los huesos y que todavía en el presente le carcome hasta la médula de su alma.

“Tempestad” es el relato audiovisual de las dos mujeres que fueron abusadas, no por la mano de un hombre específico, pero sí por la patria que les vio nacer, ya que México les ha dado la espalda con sus instituciones y autoridades gubernamentales que violentaron sus garantías como individuos.

La directora Tatiana Huezo se dio a la tarea de juntar sus testimonios y narrar las historias de sus heridas que hasta la fecha siguen indemnes.

El largometraje tuvo su estreno mundial en la pasada edición de la Berlinale y hoy se estrena en México con la gira de documentales Ambulante.  Además espera tener su estreno nacional para 2017.

Miriam: otra presunta culpable

Su vida era como cualquier otra, trabajaba en el Aeropuerto Internacional de Cancún recibiendo a pasajeros foráneos en el departamento de migración pero, el 2 de marzo del 2010, ella y sus 13 compañeros fueron requeridos de manera urgente para presentarse en la Ciudad de México.

Cuando arribaron a la capital del país, fueron presentados ante la PGR acusados de tráfico e internación de personas asiáticas en territorio mexicano y fueron trasladados al poco tiempo a un penal en Matamoros, el cual estaba bajo la jurisdicción de los capos de la droga de la entidad.

 Esa es la historia que le tocó vivir a Miriam Carbajal, quien es amiga desde hace más de 20 años de la realizadora con nacionalidad mexicana y salvadoreña.

Huezo se reencontró con Miriam cuando ésta salió del encarcelamiento y después de tratar el tema con suma discreción, Carbajal decidió romper el silencio y contar su verdad.

Adela: tras la risa de payaso

Para dar balance a su película, la directora buscó una historia que fuera un punto de fuga de la narrativa penitenciaria de Miriam y encontró a Adela Alvarado, una madre a quien el 14 de diciembre de 2004 le arrebataron a su hija de 20 años y que hasta la fecha sigue desaparecida.

“Yo quería que el contrapunto de la historia fuera sobre desaparecidos, entonces me acerqué a varias ONG que están trabajando con familiares que tienen a gentes desaparecidas y me entrevisté con varios y así encontré a Adela”, dice Huezo.

Así dio con una mamá payaso que rondaba en las marchas de desaparecidos, Adela, quien a pesar de que su hija sigue ausente, esconde su dolor tras el maquillaje las grutas del desconsuelo.

Tatiana: ensambladora de historias

“Tempestad” fue siempre el título con el que la cineasta quiso nombrar a su testimonial, y para lograrlo tuvo que perseguir las tormentas del Golfo de México durante un año, tarea que tenía dividida con seis meteorólogos distintos.

Las imágenes capturadas con maestría para el documental son montadas y recreadas, Huezo considera que esta libertad creativa no le quita mérito al producto final, ya que lo que importa es contar las historias de las mujeres que viven en incertidumbre de que se resuelva la justicia a su nombre.

“Lo real es absolutamente subjetivo, es una mirada. Para mí esta película y el cine documental es una mirada sobre una realidad. Es una interpretación y una representación de parte del director”, expresa Tatiana, que además considera que para ella “nada es real en una película”.

Logrando la ‘Tempestad’

A pesar de que Adela ha hecho pantomima en su vida, actualmente no vive en el circo, y Miriam ya había salido del reclusorio para cuando Huezo dio con ella, por lo que las miradas que encontramos en “Tempestad” fueron recreadas por parte de la directora.

Fueron 16 horas divididas en cuatro sesiones de entrevista con cada una, grabándolas solo en audio para usarlo como narración y montar sobre sus voces lo que capturó en video, tanto de la vida dramatizada del circo de Adela, como el viaje en autobús de Miriam, reproducido desde Matamoros hasta Tulum.

Te puede interesar
YOSIVEODOCUMENTAL Cine conquista al Nevado

El caer de la tarde, Mauricio examina con su linterna de minero el terreno irregular, extiende su carpa e inicia casi al borde de la oscuridad el levantamiento de su campamento.

Pero hace un año hubiera sido imposible que el joven pudiera estar haciendo senderismo en los bajos del Volcán en Texcaltitlán, ya que se encontraba en coma.

YOSIVEODOCUMENTAL Libres como el viento

Al ritmo de Pérez Prado, las luces de la cocina se apagan y el cuerpo de una mujer se contorsiona en una danza erótica que seduce al espectador, una sonrisa inunda a la bailarina con escasa ropa y su felicidad irradia el cuarto rodeado de cazuelas y una estufa, el alma de Rossy Mendoza sigue siendo joven, pero su piel ya denota el paso de medio siglo.

YOSIVEODOCUMENTAL Cuando los años se van

A tres calles de Palacio Nacional se vive otro México fuera de la solemnidad y los grandes vitoreos políticos.

En los alrededores de Plaza Loreto, las vecindades, el comercio informal y el tránsito de millares de peatones que mercadean son la jornada de ese pulso distinto de la ciudad.

De día algunas son amas de casa ordinarias. Preparan la comida, barren la casa y planchan su ropa, pero al despuntar el atardecer, avientan el delantal y la escoba para cambiarse de hábito y tomar el rímel y vestido, para empezar su jornada laboral.