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Hablen ahora o callen para siempre

En las películas muestran que cuando un hombre entra en la crisis de los 50, se tiñe el cabello, se compra un auto nuevo y adopta una actitud "juvenil". 

Pero en la vida real, el panorama es muy distinto, y cuando esa etapa de la vida no llega en el mejor momento, los hombres se quitan la vida.

Existe amplia evidencia de que en las últimas décadas, las tasas de suicidio han crecido exponencialmente en hombres en la mediana edad. 

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suicidios se registraron en México en 2011, según la Sedesol
"Un hombre que no puede proveer a la familia de alguna manera ya no es un hombre. Una mujer es una mujer sin importar qué, pero la hombría se puede perder"
Roy Baumeister Psicólogo de la Universidad Estatal de Florida

En las películas muestran que cuando un hombre entra en la crisis de los 50, se tiñe el cabello, se compra un auto nuevo y adopta una actitud “juvenil”. 

Pero en la vida real, el panorama es muy distinto, y cuando esa etapa de la vida no llega en el mejor momento, los hombres se quitan la vida.

Existe amplia evidencia de que en las últimas décadas, las tasas de suicidio han crecido exponencialmente en hombres en la mediana edad. 

Los más vulnerables a quitarse la vida son los que presentan condiciones económicas y educativas más desfavorables. Y sí, la ruptura de una pareja es un factor social que llega a ser tan clave en la ideación y la conducta suicida como la pérdida del trabajo y mala posición socioeconómica.

La evidencia científica demuestra que los hombres se benefician más del matrimonio que las mujeres. Y lidian con el divorcio peor que ellas. 

Un estudio publicado en 2013 en la revista científica Journal of Men’s Health reveló que los hombres divorciados son más propensos a sufrir enfermedades cardiacas e hipertensión que sus congéneres, así como a recurrir al suicidio o a involucrarse en conductas riesgosas. 

De acuerdo con la organización británica para la prevención de suicidio, Samaritans, los hombres separados son dos veces más propensos que las mujeres a planear con quitarse la vida. 

Además, en soledad y bajo la idea de que no necesitan la ayuda de nadie, ellos cuentan con menos recursos sociales y emocionales que las mujeres para salir adelante, lo que repercute en su bienestar. A su vez, con un divorcio, los hombres pierden su sentido de identidad. 

“El honor es parte de la masculinidad y requiere afirmación pública y validación ante otros hombres”, señala un reporte de la organización británica para la prevención del suicidio, Samaritans, titulado “Hombres, suicidio y sociedad”.

“La pérdida del estatus masculino a través de una ruptura sentimental se traduce en un sentimiento de vergüenza. Para algunos hombres, una vida de vergüenza y deshonra es vista como una vida que no vale la pena vivir”.

Y es que todo depende del rol que se espera que juegue un hombre en sociedad. Por ello, un ideal del éxito no satisfecho, la intolerancia al fracaso y los cambios de roles de género pueden poner en jaque la masculinidad. 

Como comenta en el diario  El Clarín Ana Wortman, doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, “está en crisis el varón proveedor, pero a la vez ese sujeto no encuentra otro lugar. Eso le genera mucho conflicto. No sabe dónde pararse”. 

Perfeccionistas para la sociedad

En un artículo publicado en Mosaic, el novelista Will Stor alude al trabajo del doctor Rory O’Connor, presidente de la Academia Internacional de Investigación sobre Suicidio, quien durante más de 20 años ha estudiado los procesos psicológicos detrás de la privación voluntaria de la vida. 

Sus investigaciones lo llevaron a identificar un tipo de personalidad en personas con mentes suicidas que puede llegar a ser clave para entender, en parte, los motivos que llevan a los hombres a quitarse la vida: “perfeccionismo social”. 

El perfeccionista social se exige en base a lo que cree que la sociedad, incluyendo su núcleo familiar, espera de él. 

“No se trata de lo que esperas de ti mismo. Es lo que tú piensas que otras personas esperan (de ti)”, aclaró el también director del Laboratorio de Investigación sobre Comportamiento Suicida de la Universidad de Glasgow, en Reino Unido. 

“La razón por lo cual esto es tan problemático es que está fuera de tu control”. 

Lo explicó más a detalle en The Telegraph: “nuestra investigación ha demostrado que los perfeccionistas sociales son personas que tienen muy altas expectativas de sí mismos y de lo que ellos consideran que es el éxito. Estos estándares pueden ser completamente irreales e insostenibles”. 

“Cuando las cosas van mal, como la pérdida de un trabajo, esto puede conducir a una sensación de atrapamiento (…) Ya sea en el lugar de trabajo o en otras partes de la vida, los perfeccionistas sociales basan su autoestima en estos logros. Si el sentido de atrapamiento persiste entonces la manera más catastrófica de tratar con ello es el suicidio. Para la persona en cuestión, esto parece ser una forma de resolver el problema”. 

De acuerdo con el reporte de Samaritans, los hombres que están desempleados muestran niveles más altos de perfeccionismo social y generan un menor número de soluciones efectivas para los problemas sociales en comparación con su congéneres empleados, ambos factores vinculados con tendencias suicidas.

‘No soy tan macho’

Una de las tantas razones que explican por qué los hombres se involucran en actos violentos es lo que psicólogos de la Universidad de Georgia y Dennis Reidy, de la División de Prevención de Violencia de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos llaman “estrés de discrepancia masculina”, el cual ocurre cuando los hombres “perciben que no están a la altura de las normas tradicionales de género”, escriben en un estudio publicado el mes pasado en la revista científica Injury Prevention. 

En el estudio, realizado con 600 varones de entre 18 y 50 años, los investigadores encontraron que los hombres con dicho estrés respondían al mismo participando en conductas estereotipadas masculinas que involucraban actos violentos –incluyendo el asalto con arma–, en un intento de demostrar su hombría. 

Un tema tabú

En este espacio hemos aludido al grave problema que representa el trastorno depresivo mayor –o depresión clínica– en los hombres. Un factor de riesgo que aumenta el riesgo de suicidio. 

Mientras las mujeres están dispuestas a buscar ayuda profesional para hablar sobre aquello que les aqueja psicológicamente, sin tabúes que las frenen de expresar lo que sienten, los hombres con depresión optan por (dizque) lidiar con sus emociones por sí solos. 

En breve, no suelen hablar sobre sus sentimientos. Y la depresión masculina, entonces, pasa desapercibida. 

Los hombres con depresión constantemente reportan sentirse fatigados. Experimentan irritabilidad, sufren dolores musculares, insomnio… Ante estos síntomas, se aíslan y se refugian en el trabajo, o comienzan a ir “al pub, bloquean sentimientos, esconden sentimientos, beben, luego lo hacen más, y se convierte en un ciclo”, comentó a The Guardian Beth Murphy, vocera de Mind, organización de caridad de salud mental de Reino Unido.

“A nosotros nos cuesta mucho comunicarnos. Muy pocos hombres admiten que se encuentran mal y que necesitan ayuda”, expresó a El País el médico forense español Miguel Orós. 

Por el contrario, cuando las mujeres sufren depresión, “son más conscientes y no ven al psicólogo o al psiquiatra como un extraño. Los problemas hay que descargarlos de manera constructiva. Si no, explotan y las consecuencias pueden ser tremendas”, apuntó.

“Además, hay culturas y factores sociales que pueden ejercer presión sobre los hombres para presentar una imagen de fuerza y la depresión se considera aquí como un signo de debilidad o falta de autocontrol, lo que puede conducir a sentimientos de tristeza que se canalizan en hostilidad”, señaló una publicación de la Revista Salud Mental del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente (INPRF). 

Conducta compleja

El suicidio es un fenómeno complejo. Son múltiples los factores  que influyen en la ideación y conducta suicida. Este grave problema de salud pública no puede explicarse con la afirmación de que todas las personas que se quitan la vida padecían un trastorno mental. 

Como apuntó a la BBC el doctor Rory O’Connor, quien ha estudiado a fondo el comportamiento suicida, “creemos que la mayoría de las personas que mueren por suicidio tienen una enfermedad mental, pero menos del cinco por ciento de las personas con una enfermedad mental se quitan la vida”.

Para O’Connor, “(…) la decisión de matarte es un fenómeno psicológico”, dijo a Mosaic. 

Hombres suicidas

La frecuencia con la que ellos se quitan la vida es alrededor de cuatro veces mayor a la de las mujeres. 

En México, como en cualquier país, el patrón observado es el mismo: si bien son más las mujeres las que intentan privarse de la vida, los hombres lideran en número de suicidios consumados. 

Al pensar que la causa de esta tendencia se reduce al hecho de que ellos se valen de métodos más letales –armas de fuego, por ejemplo– y tienen un umbral del dolor más alto que las mujeres, se estaría ignorando una serie de factores que hacen a los hombres particularmente vulnerables a tomar la decisión de no vivir más: la renuencia a buscar ayuda de un profesional de la salud mental.

> ‘Life after suicide’

En marzo de este año, la BBC lanzó este 

documental que demuestra el complejo fenómeno del suicidio, y cómo suele tomar por sorpresa a muchas familias en Reino Unido, donde este problema es el mayor asesino entre hombres menores de 50 años. A veces, la persona que decidió quitarse la vida es del que menos se sospechaba:

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