La compositora Gina Enríquez crea una nueva pieza dedicada a la fauna en peligro

Gina Enríquez, Música con inspiración animal

La compositora Gina Enríquez crea una nueva pieza dedicada a la fauna en peligro de extinción; Vuela, Homenaje al águila real, poema sinfónicovocal, se presentará en la inauguración de la nueva sede de la Orquesta Filarmónica Mexiquense

Cuando la compositora Gina Enríquez Morán estaba estudiando su maestría en la Guildhall School of Music and Drama, conoció a un artista inglés, David Shepherd (1931-2017). Él fue un pintor conservacionista que se enfocó mucho en los elefantes africanos por todas las masacres que vivían. Además, realizaba exposiciones para recaudar fondos y construir reservas protegidas.

Un día, Shepherd le enseñó a Enríquez una pintura de elefantes, “The Ivory Is Theirs” (El marfil es de ellos), la cual la inspiró mucho, al grado de llevarla a componer Marfil, una pieza sinfónica que describe la cacería que sufren estos animales.

A partir de entonces, gran parte de la obra musical de la compositora ha tenido relación con la ecología y la conservación de la vida en el planeta Tierra. Así, Enríquez toma los sonidos de animales para crear piezas como Xunàn kaab, un tributo a las abejas; Eqqus, un poema sinfónico a los caballos, o Arrecife, inspirada en la belleza de los corales.

Ahora, la compositora alzó sus ojos al cielo y lo puso sobre el águila real –especie en peligro de extinción— para tomar inspiración. Así nació Vuela, Homenaje al águila real, concluída en 2019.

Soy muy apasionada del medio ambiente, de todos los animalitos que están muy amenazados, pero en el caso del águila real es especial, porque nos representa a los mexicanos, está en nuestra bandera, es un símbolo patrio y me resulta dramático que esté en peligro de extinción, eso me llevó a escribir una obra para ella
Gina EnríquezCompositora

Originalmente, Vuelo iba a ser un poema sinfónico sólo con orquesta, pero Enríquez notaba que se le estaba dificultando mucho encontrar la temática y la estructura para que despegara.

Hasta que un día, por accidente, fue a comer con una amiga mezzosoprano para presentarle unas canciones que le había compuesto. Le platicó sobre la obra del águila real y le dijo: “hazla cantando”.

“Dije ‘claro, tiene que ir cantada’; sólo con esa decisión se dejó ir la obra y empezó a salir y salir. Comencé a escribir sobre el águila, hice los textos del primer y tercer movimiento y una amiga que es poeta, Ruth García, me dio un poema que es el segundo movimiento; y con eso la obra voló”, platica Enríquez.

La pieza será interpretada por primera vez por la Orquesta Filarmónica Mexiquense (OFM) el domingo 1 de marzo a las 12:30 horas, bajo la dirección de Gabriela Díaz Alatriste y con la participación como solista de la cantante mexicana Grace Echauri.

Con este concierto, la orquesta inaugura su nueva sede: la Sala Elisa Carillo del Centro Cultural Mexiquense Bicentenario, ubicada en Texcoco. Anteriormente fue acogida por la Sala de Conciertos “Felipe Villanueva” en Toluca.

Las partes del águila de Gina Enriquez

La pieza consta de tres movimientos: “Vuelo Majestuoso”, “Vuelo de Almas” y “Vuelo de Raíces”.

“El primer movimiento describe al águila posando en el nopal devorando a la serpiente; entonces, lo que dice es ‘tus garras poderosas, tu pico fuerte y destructor, rompes al águila que representa nuestros errores’. Eso es básicamente, mientras que el tercero es un huapango, evoca al Himno Nacional”, indica la compositora.

El segundo movimiento, poema de Ruth García, habla sobre el espíritu noble y la esencia guerrera del águila real mexicana.

“El tercer movimiento tiene dos frases del Himno Nacional con variación, una es ‘retiemble en tu centro tus alas, al sonoro rugir de tu voz’, no del cañón, si no de tu voz; le hago variación y utilizo el motivo rítmico-melódico principal del Himno y del Huapango de José Pablo Moncayo”.

Toda la obra fue musicalizada y orquestada por Enríquez, reconocida con la Medalla Mozart 2019, el galardón más importante que se otorga a la música clásica.

Es una pieza muy homogénea, asegura Gina Enriquez, porque tiene partes importantes para todos los instrumentos. Las cuerdas llevan mucho de la melodía, del tema con la cantante, van muy cerca; los metales son los que tocan el Himno Nacional, y las percusiones, el xilófono y el arpa, tocan el huapango.

Enríquez le ha hecho un tributo musical a las abejas, así como a los caballos

El poder de la música

Enríquez está convencida de que lo que se tiene que alimentar son los sentimientos nobles, y la música hace un buen trabajo. Con sus piezas, espera conmover a la audiencia y que eso se transforme en acciones en pro del medio ambiente y, por consecuencia, en la construcción de una mejor sociedad, una más pacífica.

“Espero una respuesta emocional grande, como lo que provocó Marfil, que sientan la exaltación por los valores como mexicanos, por nuestras raíces, y por la importancia de cuidar el planeta”, dice la compositora.

A pesar de que la música sinfónica, sobre todo la nueva, no tiene toda la difusión que debería ni los espacios necesarios, Enríquez opina que ella hace un trabajo de persistencia, donde insiste, toca puertas y crea propuestas.

“Grabé Marfil y lo ando regalando por todos lados, publicando el enlace para el Spotify, es una labor que tenemos que hacer todos los compositores”, comparte.

Gina, en el futuro, quiere hacer una pieza inspirada en el Amazonas y un réquiem dedicado a la vida salvaje de Australia, ya que la impactó todo lo que ocurrió a partir de los incendios.

“Vi en el noticiero una cantidad de cadáveres tirados de canguros y Koalas y lloré por semanas, por eso quiero hacer un réquiem a la vida salvaje, una versión en español y otra en inglés para que se toque allá”, dice.

¡Conoce más de ella!

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