Esta es la historia detrás de Marauder, el disco que Interpol presentó en la CDMX

La policía irrumpió al estudio donde grababan el álbum pues en los alrededores se quejaron del ruido que generaba la banda

El brazo de la ley alcanzó a Daniel Kessler, Paul Banks y Sam Fogarino en 2017, mientras trabajaban en un nuevo álbum dentro del espacio de ensayo de los legendarios Yeah Yeah Yeahs en Manhattan.

Incluso, en su etapa prematura, Marauder, el nuevo disco de la banda que fue presentado esta tarde en la Ciudad de México, estaba tomando la forma de una bestia; una sesión de ensayo fue tan vigorosa que resultó con un bombo de la batería roto,  por parte de Sam, que le pegó con una fuerza inaudita.

El trío estaba tocando con tal fuerza y volumen que un vecino llamó a la policía, forzándolos a salir de su ensayo.

Lo arruinamos para todos”, reflexiona Daniel. “Parecía que estaban molestando a la banda de rock equivocada”, agrega Sam con una risa, y agrega: “no es que seamos como Mastodon. Digo, en algunos círculos somos considerados delicados”.

Si ese fue el caso alguna vez, el Interpol capturado en su sexto álbum no es nada de ese estilo “delicado”.

Mientras que muchos fans se tomaban el tiempo leyendo sobre el rol esencial de la banda en el renacimiento del rock en New York del siglo XXI, o disfrutaban de la gloria de su exitosa gira de 15 aniversario para celebrar su álbum debut Turn On the Bright Lights, (2002), el trío ha estado tranquilamente (vorazmente) trabajando en asegurar que no sólo se les considere como  una pieza cultural de estudio para los historiadores musicales.

El resultado es Marauder: un álbum que se mece y que seduce, que golpetea y se enfada, que apalea y abriga.

Han recibido ayuda en el camino, pues por primera vez desde Our Love to Admire de 2007, Interpol se ha abierto a recibir retroalimentación de un productor.

Durante intervalos de tiempo, entre diciembre de 2017 y abril de 2018, viajaron hacia Upstate New York para trabajar con Dave Fridmann, famoso por grabar con Mercury Rev, Flaming Lips, MGMT, Spoon, Mogwai, y muchos más.

Los neoyorquinos llegaron a los Tarbox Studios con la mayor parte de Marauder ensayada y resuelta. Fridmann se aseguró que su meticuloso esfuerzo para crear un set de canciones viriles y viscerales no fuera aplanado durante la grabación. Fue su sugerencia no usar Pro Tools y grabar directo a cinta de dos pulgadas. Es una decisión que permite que un Interpol, más musculoso y magro, exhiba su fuerza a lo largo del disco.

En el proceso previo a escribir y grabar, Sam se encontró influenciado de bateristas soul como Al Jackson Jr (baterista de Otis Redding) y productores funk de los 80 como Jimmy Jam y Terry Lewis.

“¿Cómo puedo hacer que las cosas se columpien?” fue la pregunta que Sam se hizo repetidas veces, y la respuesta está en el galopar de la canción abridora “If You Really Love Nothing,” en el skip ‘n’ bounce de “Stay in Touch” y en el swagger R&B de “It Probably Matters.” Interpol siempre ha sido bueno para crear un sentimiento, pero en Marauder la sensación es igual de crucial.

Para lograrlo, el guitarrista Paul Banks fue pieza clave cuando salió de las sombras y dio un paso hacia la luz como escritor. Durante los álbumes anteriores de Interpol, el cantante se excluyó de su propio trabajo, prefiriendo llenar sus letras con pensamientos desconectados, personajes y observaciones, a menudo a través de frases abstractas. Pero a más de 20 años después de formarse en NY, el frontman finalmente se está permitiendo jugar un rol en sus propias historias.

“Este disco es en el que siento que es emocionante y evocador escribir de cosas reales que me han pasado a mí”, explica. “Creo que en el pasado, siempre sentí que la autobiografía era cosa pequeña para hacer referencia. Ahora siento que puedo idealizar partes de mi propia vida”.

Es una actitud que también se ve reflejada en la portada del álbum; una foto del Procurador Fiscal, Elliot Richardson, quien en 1973 renunció dramáticamente después de rehusarse a seguir las órdenes del Presidente Nixon para despedir al fiscal especial Archibald Cox, quien estaba llevando a cabo la investigación del escándalo Watergate.

Richardson se dibuja como una figura solitaria y aislada, vulnerable ante el escrutinio dentro de una habitación sobria y que luce artificial. “Gran parte de ser responsable está en ser honesto”, dice Paul, refiriéndose a sus letras y a la portada. La sensación de rendir de cuentas es parte del todo del álbum.

Como muchos, Paul ha sido muchas personas en el transcurso de su vida, y sombras de ellas se asoman a lo largo del disco. Ya sea como el narrador curioso de “Now You See Me at Work, Dear,” el alma arrepentida que recuerda una relación en “Flight of Fancy,” o el imán de problemas en “The Rover”.

Hay fascinantes rastros de una persona real – pasado, presente y futuro – entretejidos en muchas canciones. Pero es en “Stay in Touch” en donde el personaje principal se acerca más a ser de carne y hueso. “Marauder chained of no real code/Marauder breaks bonds/Marauder stays long/Plays with the real face on,” canta Paul. Casi puedes sentir, oler y degustar el peligro asociado con alguien tan obstinado y autocomplaciente. 

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