Entre la música y la política

El único estado que importa hoy es Ohio. Producto de ser un microcosmos de los Estados Unidos encapsulado en una entidad, es la clave para el futuro de nuestros vecinos del norte.

Mientras hace cuatro años el sonido de la elección era mucho más esperanzador, basado en himnos de Springsteen, Stevie Wonder y Motown, el sonido de 2012 es realista frente a una elección que será mucho más cerrada.

El único estado que importa hoy es Ohio. Producto de ser un microcosmos de los Estados Unidos encapsulado en una entidad, es la clave para el futuro de nuestros vecinos del norte.

Mientras hace cuatro años el sonido de la elección era mucho más esperanzador, basado en himnos de Springsteen, Stevie Wonder y Motown, el sonido de 2012 es realista frente a una elección que será mucho más cerrada.

No entiendo cómo pueden algunos estadounidenses estar fastidiados de un Presidente capaz de cantar canciones de Al Green a la perfección y, en cambio, darle cabida a un político cuya canción favorita de todos los tiempos es la patriótica hasta la vergüenza “America The Beautiful”.

El encargado de proveer el soundtrack electoral de este año es Ohio, sus bandas y las canciones que inspira.

Pese a ser un “fly-over state”, el estado tiene varias canciones en su honor. De Kid Cudi y Modest Mouse a Crosby, Stills, Nash and Young, el estado también conocido como “La madre de los presidentes” tiene un cierto encanto para proveer inspiración.

La más reciente muestra de esto es la melancólica “Bloodbuzz Ohio” de The National. Una canción sobre una crisis personal que no suena fuera de lugar cuando es proyectada sobre la realidad económica de EU. De cierta manera, The National es la banda ideal para estos tiempos electorales. No sorprende que haya tocado varios conciertos en este ciclo electoral en favor de Barack Obama. Cuando tu canción más popular es “Mr. November” siempre estarás ligado a las elecciones presidenciales en EU.

Ohio es inspiración incluso más allá del Atlántico. Una de las pocas canciones rescatables en el segundo disco de Justice es una que lleva por título el nombre del estado.

Ohio sin duda merece la atención de los estadounidenses porque es el estado de origen de la banda de rock más popular de EU actualmente: The Black Keys (lo siento Nevada/The Killers).

Los hijos pródigos de Akron, Ohio, son el gran sonido del estado. Sus raíces forjadas en un pueblo de clase trabajadora “famoso” por producir llantas para las plantas automotrices desperdigadas por el estado parece encontrar ecos en canciones como “I Got Mine”. Rock surgido de la clase trabajadora: directo y sin arreglos superfluos.

La banda de Dan Auerbach y Patrick Carney es también responsable de una excelente canción de amor hacia su estado y sin duda la mejor de las que se han escrito con la entidad en mente. Su festiva visión de “Ohio” –el nombre del estado se vuelve casi un eufórico grito de guerra– es un lugar al que, por más giras que hagan alrededor del mundo, siempre tienen deseos de volver. 

Es su tierra prometida, como también lo es para los dos candidatos. La política estadounidense hoy se mueve al ritmo de Ohio.

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