La gran época de Enrique Guzmán fue una década, entre el 62 y el 72, en la cual tiene sus participaciones más importantes. Foto: Especial

Enrique Guzmán, el “‘Elvis Presley chilango”, cumple 80 años

Ya sea por su paso por el cine mexicano o por ser líder y vocalista de la agrupación Los Teen Tops, Enrique Guzmán, quien cumple hoy 80 años, fue importante para el camino del rock and roll nacional. Especialistas hablan tanto de su trayectoria en el cine como en la música

Una sonrisa cautivadora decorada con un pequeño lunar, copete y un traje fue parte del look que convirtió a Enrique Guzmán en una de las figuras más destacadas en México, a finales de los años 50.

Enrique Alejandro Guzmán Vargas, el primer gran rebelde del rock and roll nacional, hizo posible que a través de los cóvers y al cantar los éxitos del género al español se volviera un boom a nivel latinoamericano. Hoy, en su cumpleaños 80, se le recuerda por el gran legado que dejó en la escena musical.

“Guzmán fue uno de los primeros galanes que hacían música en el país, antes teníamos a Agustín Lara, entonces, llega un joven con mucho sex appeal que se encargó de ponerle rostro a la música que estaba irrumpiendo frente a los modales de la sociedad de aquellos años, y que este adolescente saliera y comandara grupos que encontraron en el cover fácil una forma de hacer muchísimo dinero”, explica Alejandro González, autor de 200 discos chingones del rocanrol mexicano.

De acuerdo con el especialista, el cantante, junto a Los Teen Tops, creó una escuela vocal que iba a ser definitiva para comprender la historia de todo el rock iberoamericano. Por ejemplo, detalla, Miguel Ríos se inspiró de Enrique Guzmán al iniciar su carrera musical.

“Junto con César Costa,  encarnaron lo que significaba ser el rebelde sin causa, una especie de ‘James Dean azteca’ o ‘Elvis Presley chilango’ y esa proyección llegó hasta Europa. Hay que revisar la historia y enterarse que Enrique Guzmán estuvo primero ahí”, relata González.

Una institución del rock nacional

En los años 50, Estados Unidos vivía el furor del rock and roll; Elvis Presley ya era reconocido como la gran figura del género; mientras tanto, México tenía una transformación debido al periodo post-revolucionario, en el cual comenzó a construirse un discurso nacionalista. Bajo ese marco, entre la canción ranchera y la figura del charro, el país recibió a finales de los años 50 la ola transgresora y sexual del rock and roll.

En los años 60 apareció una nueva generación conocida como “la época dorada del rock mexicano”, en la que figuraron Los Hooligangs, Angélica María, César Costa y, por supuesto, Los Teen Tops, liderados por Enrique Guzmán.

La mayoría de estas agrupaciones rescataron algunas de las canciones más famosas del género, para hacer cóvers y “mexicanizar” el repertorio. Eran “copias” de éxitos estadounidenses como “La Plaga”, la cual era una adaptación al español de “Good Golly, Miss Molly”, de Little Richard, o “El rock de la cárcel”, adaptación de “Jailhouse Rock”, de Elvis Presley.

Alejandro González acota que “La Plaga” tiene cierto aire disidente: es una analogía de una marabunta de adolescentes que lo único que quería era bailar, “nos vamos a infestar, se acabaron los buenos modales”, mucha gente entendió que podía haber una música que no era la que le gustaba a sus papás, y eso es súper importante, reflexiona el escritor.

Ambos especialistas consideran que el legado del cantante venezolano fue crear el primer rock en español, pues sus éxitos detonaron en todo el mundo de habla hispana, sobre todo, en Argentina,  Perú, incluso, España.

El camino en solitario

El vocalista de Los Teen Tops siguió su carrera musical para volverse solista y hacer baladas.

“Lo interesante es que se le siguió llamando rockanrolero, aunque en términos estrictos no es rock and roll. Por ejemplo, su primer éxito ‘Tu cabeza en mi hombro’ es una adaptación de una balada americana, sin embargo, eso ya no era tan transgresor”, refiere el docente Juan Carlos Cortés.

Posteriormente, Guzmán desarrolló una carrera en el cine y la televisión, en la cual se descubrió su talento como actor.

“Hizo de todo en la televisión mexicana y lo hizo bastante bien, engendró a Alejandra Guzmán, quien sostuvo esta dinámica del rock and roll edulcorado, ‘rock Televisa’, el rock de fresas con crema y me parece muy obvio, un paso súper congruente y sin él no se entendería la historia del rock nacional”, aclara el crítico González.

El rock and roll representó más que un género, todo un movimiento social, político, incluso, en la moda. Enrique Guzmán fue testigo y protagonista de todos estos cambios, su trascendencia es más grande de lo que en su momento se pensó que sería.

Su paso por el cine

“El cine y la naciente televisión no fueron muy receptivos, tuvieron que pasar varios años, casi la década de los 60, hasta los 80, para que se empezaran a ver toda una nueva generación de personalidades que promovieron el género: Enrique Guzmán, Alberto Vázquez, Johnny Laboriel, Angélica María y Julissa. Pero sí fue muy difícil el proceso de acomodo para poder ser aceptado socialmente”, detalla José Antonio.

Valdés explica que la gran época de Enrique Guzmán fue una década, entre el 62 y el 72, en la cual tiene sus participaciones más importantes como una de las figuras clave de este movimiento de la música juvenil.

Además de la necesidad de la industria del cine mexicano de  explotar la cara del rock and roll.

“Las películas que hicieron estos personajes son muy blancas, fresas, sí hay un sentido de rebelión, pero que les pesa la opinión de los papás. Todas son películas divertidas, en muchos sentidos, intrascendentes, porque estaban muy apegadas a esta explotación que hacía la industria del cine mexicano de las figuras populares de la música, pero que después dejan un bonito recuerdo, una bonita imagen”, puntualiza el crítico de cine.

“Sus películas quedaron como un buen recuerdo de los rockeros de los 60, y se puede ver como un género, casi como comedias románticas”
José Antonio ValdésCrítico de cine

Para Valdés, este periodo de arte cinematográfico resaltó el modelo a seguir para la juventud mexicana, que se presentaba desde lo más comercial y más convencional.

“Tampoco es una casualidad que todo este cine se produzca entre el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, pues ya sabemos las consecuencias terribles que va a tener en la rebelión juvenil”, relata.

Lo cierto fue que la realidad era muy distinta para la juventud mexicana de ese momento, y desde su perspectiva crítica y analítica, “estas películas envejecieron mucho”, pues la mayoría de los directores, como Chano Urrueta, formó parte de la generación del cine mudo.

“Los directores del cine mexicano cerraron las puertas del sindicato desde que terminó la Época de Oro, ya no dejan que entre nueva sangre; a lo mejor si estas películas las hubiera dirigido Jaime Humberto Hermosillo, o Luis Alcoriza, o alguien con un talento mucho más fresco, hubiesen pasado la prueba del tiempo y del espacio”, comenta.

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