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En la salud, ¿y en la enfermedad?

Un matrimonio tiene 6 por ciento mayor probabilidad de terminar en divorcio si la mujer es diagnosticada con una enfermedad seria, según un estudio publicado este mes en la revista científica Journal of Health and Social Behavior. 

Amelia Karraker, del Departamento de Desarrollo Humano y Estudios de la Familia de la Iowa State University y Kenzie Latham, del Departamento de Sociología de la Purdue University en Indiana, analizaron datos de 2 mil 701 parejas entre 1992 y 2010.

Un matrimonio tiene 6 por ciento mayor probabilidad de terminar en divorcio si la mujer es diagnosticada con una enfermedad seria, según un estudio publicado este mes en la revista científica Journal of Health and Social Behavior. 

Amelia Karraker, del Departamento de Desarrollo Humano y Estudios de la Familia de la Iowa State University y Kenzie Latham, del Departamento de Sociología de la Purdue University en Indiana, analizaron datos de 2 mil 701 parejas entre 1992 y 2010.

Los matrimonios incluían al menos a uno de los esposos mayores de 50 años de edad. Karraker y Latham encontraron que la enfermedad del hombre no afectaba la probabilidad de divorcio, al contrario del caso de la mujer. 

“Experiencias de vida o muerte pueden causar que las personas reevalúen lo que es importante  en sus vidas”, explicó Karraker, “puede ser que la mujer diga ‘Estás haciendo un mal trabajo cuidándome’, ‘No estoy feliz con esto’ o ‘No estaba feliz con la relación desde el principio’”. 

Esto, aunado a que la mujer tiene un rol social como cuidadora, apunta a que ellas tienen mayores probabilidades de quedarse con un esposo enfermo y no viceversa. 

Un 33 por ciento de las parejas de la investigación, “In sickness and in health? Physical illness as a risk factor for marital dissolution in later life”, terminaron en divorcio y 24 por ciento en viudez. 

Los datos fueron recopilados del Health and Retirement Study y se examinaron parejas estadounidenses con conyugues enfermos de cáncer, padecimientos del corazón o pulmones, y ataques cerebrovasculares. 

Las investigadoras decidieron darle este enfoque al estudio porque, aunque se conoce que las personas casadas son más saludables que las solteras, la enfermedad dentro del matrimonio no ha sido estudiada en términos de sexo.

“La salud puede operar como un proceso de selección para entrar o salir de un matrimonio”, se lee en un abstract del estudio, “la mala salud puede ser una fuerza selectiva igualmente importante para salir de un matrimonio, por viudez o divorcio. 

“Las implicaciones de mala salud en disolución matrimonial pueden ser particularmente importantes en edades avanzadas, cuando la morbilidad crónica (proporción de personas que se enferman en un sitio y tiempo determinado) aumenta e impacta de primera mano a la mayor parte de la población”. 

El estrés y las responsabilidades de cuidar a una persona que padece una enfermedad seria, y la imposición económica que puede representar este escenario, son factores decisivos que preceden un divorcio. Sin embargo, los resultados pueden no aplicar en poblaciones no estadounidenses, matrimonios más jóvenes o parejas no legalmente casadas. 

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