El otro lado de Talent Land

El evento masivo que tuvo una duración de cinco días y llegó a su segunda edición en este 2019, presentó la particularidad de que sus puertas se encontraban abiertas las 24 horas, Reporte Indigo recorrió el lugar la última noche del encuentro juvenil para describir lo ocurrido entre la madrugada al interior de Expo Guadalajara, además de hacer un repaso a los incidentes poco favorables del coloquio

Después de la ilusión de saber que había una especie de campus multidisciplinario en el que miles de chavos podrían desarrollar su potencial creativo, de recorrer las distintas llamadas “tierras” en las que se empalmaban los tiempos de actividades y se tenía que sacrificar más de una charla para correr hasta el otro extremo de Expo Guadalajara y escuchar a otro ponente, poco a poco la idea de que Talent Land era la panacea, se desvaneció, para traer la duda, el hastío y la decepción.

Charlas magistrales equivocadamente anunciadas en su “Talent Book” (Agenda) que pretende ser un programa del evento –El Show de Beakman se anunció en el libro impreso para el miércoles 24 de abril a las 21 horas, pero realmente ocurrió un día antes–, competencias aplazadas de Cubo Rubik, son solo muestra de la falta de organización de este maratónico simposio que promete mejorar en su tercera edición.

¿Qué es Talent Land? Es la incógnita con la que más de uno nos quedamos al final de la experiencia vivida en Expo Guadalajara en este 2019.

Con la promesa de que el siguiente año habrá una tierra nueva dedicada al turismo, que el multimillonario Richard Branson será uno de los panelistas principales, es como inicia la preventa de los boletos para el Talent Land, pero ¿realmente mejorarán sus tropiezos de logística?

Volviendo al tema de la supuesta guía impresa, es un desperdicio de papel que apenas describe medianamente el propósito de cada tierra, no tiene una agenda desglosada de todo lo que iba a ocurrir en Talent Land, y un mapa apenas general, sin descripción de expositores o pasillos concretos, hacía la función de orientar a ciegas a los asistentes.

Los invitados insignia, en lo general, solo se trajeron para el día de su charla magistral, sin convivir más tiempo con su público cercano, menos con la prensa, la cual dicho sea de paso, estaba privilegiada por parte de los organizadores a su conveniencia y la mayoría medios quedaban fuera de la oportunidad de entrevistas.

El hecho que sucedió con los panelistas recuerda el icónico momento presidencial de Fox con Castro “comes y te vas”, fueron invitados pero prácticamente despachados a su destino casi de inmediato, sin hacer un conversatorio a profundidad con la concurrencia.

Por lo pronto 60 mil personas –el doble del 2018– estuvieron en Talent Land, se rompió un Récord Guinness al registrar la clase más grande del mundo en inteligencia artificial, pero falló en registrar otra marca, la de la clase de matemáticas con mas asistencia en manos del youtuber JulioProfe, ya que 800 de los infantes asistentes se encontraban distraídos, según las reglas de Guinness.

Talent Land afterhour: enchufados al mame

Los rumores acrecentaban la tensión, la incertidumbre era mayor y lo único que quedaba era comprobar si las historias eran ciertas: Talent Land después de la media noche ¿sigue teniendo público o todo es un mito mezclado con decadencia?

Competencias de carreras de hombres en tacones, torneos de ajedrez, concursos de baile con la canción “Payaso de rodeo”, eran solo algunos de los cotilleos que rondaban en torno a la vida madrugadora del Talent Land.

El ejercicio de recorrer los pasillos de manera nocturna era algo intrigante, así que después de entrado un nuevo día, el viernes a las tres de la mañana Reporte Indigo se aventuró a explorar las entrañas de Expo Guadalajara.

Desde el exterior el escenario era prometedor, las hordas amainaron en comparación a lo multitudinario de la tarde anterior, pero decenas de personas continuaban manteniendo un flujo constante de entrada al recinto de exposiciones tapatío.

El recibimiento era cálido, en la explanada principal, un grupo de asistentes bailaba a todo ritmo con “El listón de tu pelo” de Los Ángeles Azules, los stands de IBM, entre otras compañías de tecnología cerrados, era sus testigos inertes.

Adentrándose al inmueble un grupo de gladiadores improvisados incitaban a cualquier valiente que intentara sobrepasarlos, apenas con protecciones para la cabeza y una colchoneta en el brazo, el contrincante debía esquivar primero a una mole de cabello largo y barba cual vikingo, y después a otros empoderados con hule espuma y varas con protección acojinada. Pocos lograban el reto, quienes burlaban el filtro, eran aplaudidos con gloria y nada más, sin premio mayor que el goce del público.

Pasillos con jóvenes a medio dormir entre bolsas de dormir, uno que otro encontraba su refugio en los stands vacíos, mientras que elementos de Expo Guadalajara ya habían comenzado a apilar las sillas de los escenarios, ya que cuando llegara el día, los únicos eventos sobresalientes serían en el stage principal.

Áreas de mesas de trabajo fungieron como campamentos alternativos a los oficiales montados en el piso superior e inferior de Expo Guadalajara, aquí los geeks jugaban torneos de Xbox traídos de casa, veían series en sitios pirata –a pesar de que las normas de Talent Land prohibiera todo contenido ilegal–, armaban sus propias redes con módems personales, solo bastaba la actitud de seguir pasadas las tres de la mañana.

En días anteriores el flujo había sido el mismo, todavía a esa hora centenares de personas recorrían el centro de exposiciones, entre las seis y ocho de la mañana, los pasillos caían al abandono, según describen distintos jóvenes entrevistados.

Cajas de pizza, botellas vacías de sodas y una que otra de agua, eran los remanentes de las provisiones que les inyectaban energía a estos jóvenes noctámbulos, corre el rumor que entre las cosas confiscadas por los retenes de seguridad, estaban frascos de Salsa Valentina y Catsup, el alcohol y drogas duras ni siquiera eran una consideración para este público enchufado al mame de su diversión.

Al fondo de Creative Land, en una mesa distante, Brandon Martínez y Abraham Mendoza montaban su propia estación de videojuegos con un monitor y laptop traídos de sus domicilios ¿porqué hacer esto en Talent Land y no en la comodidad de sus dormitorios? La respuesta es simple, cambiar el entorno encerrado de la normalidad, por un espacio en el que hay más como ellos, sus iguales que se reconocen en la conectividad, pero se siguen ignorando por estar cada quien en sus pantallas y universos virtuales.

“A way out” era el videojuego que se encontraban instalando en ese momento madrugador, el cual trata de dos internos que buscan escapar de prisión, vaya paradoja para fugarse de la realidad.

El recorrido continúa y donde en algún momento hubo competencias online en la GeForce Arena de NVIDIA, ahora solo quedaba la enorme pantalla triangular que los asistentes utilizaron como plataforma de karaoke, canciones de anime japonés eran coreadas a todo pulmón por los otakus y expertos en caricaturas orientales.

Los melómanos que acudieron al concierto de Sussie4 de las dos de la mañana comenzaban a salir desde Developer Land, así fue como los elementos de seguridad aprovecharon para encapsular a los adolescentes remanentes en una sola área, quienes cargados de energía seguían coreando y aplaudiendo, ahora la tonada que se les fuera ocurriendo en el aire.

Para las cuatro de la mañana la fiesta continuaba, de vuelta en el lobby principal la gente improvisaba lo que les venía en gana, tomaron una silla de oficina y empujaban al tripulante de un extremo a otro, al ser decenas de personas los que continuaban la acción, esto llamó la atención de los guardias que resguardaban Talent Land, les despojaron del mueble con ruedas.

El tumulto inconforme aprovechó para soltar consignas altisonantes y desquitar su furia en palabras, además de tomar dos inflables de alberca de un stand ajeno, cuando un asistente se logró montar en el pato amarillo playero sostenido en brazos de los jóvenes, estallaron los vitoreos para el osado joven, pero nuevamente la diversión fue frenada por el resguardo de seguridad.

Al abandonar Expo Guadalajara, tras vivir la experiencia nocturna, queda un halo de satisfacción al comprobar algunos de los pasatiempos comentados entre los pasillos horas antes, pero también queda una mayor intriga y desconcierto, al cuestionarse ¿qué es lo que hace a toda esta gente querer entrar en el desvelo en un centro de convenciones?

Un sentido de libertad y comunidad, seguir el mame por mero ocio, sin nadie que les detenga, critique o se mofe de su estilo de vida, podría ser una respuesta, que podría ser confirmada y verificada en una próxima visita, posiblemente en el 2020 al filo del insomnio, la pizza y el rock and roll.

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