El color de la hipertensión

El problema con las llamadas enfermedades raras –o huérfanas– es que sus síntomas suelen confundirse con los de otros males, lo que contribuye a un mal diagnóstico que priva al paciente de recibir el tratamiento adecuado de forma oportuna.

Es el caso de la enfermedad rara llamada hipertensión pulmonar (HP), también conocida como la enfermedad de los labios azules, que afecta a 25 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

El problema con las llamadas enfermedades raras –o huérfanas– es que sus síntomas suelen confundirse con los de otros males, lo que contribuye a un mal diagnóstico que priva al paciente de recibir el tratamiento adecuado de forma oportuna.

Es el caso de la enfermedad rara llamada hipertensión pulmonar (HP), también conocida como la enfermedad de los labios azules, que afecta a 25 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Las mujeres de entre 20 y 40 años son las que tienen mayor riesgo de contraer esta enfermedad fatal y de rápido progreso.

La HP suele confundirse con asma dado a que uno de sus principales síntomas es la sensación de falta de aire. Otros síntomas comunes son fatiga, mareos, desmayos, dificultad para realizar esfuerzo físico, labios azules y retención de líquidos. 

Según explicó a La Nación el doctor Julio Sandoval, especialista en hipertensión pulmonar e investigador del Instituto Nacional de Cardiología de México, la HP se define como una presión arterial pulmonar media que está por encima de los niveles normales –mayor de 25 mm de mercurio (Hg) en reposo o de 30 mm de Hg durante el ejercicio–.

Esta condición “(…) provoca que el lado derecho del corazón aumente su esfuerzo para hacer circular la sangre, causando en el paciente un cuadro conocido como insuficiencia cardíaca, y en casi todos los casos provocándole la muerte”.

El especialista destacó que la HP ha sido asociada al consumo de suplementos para bajar de peso, esos que inhiben el apetito. Y sus principales causas son, entre otras, la presencia de enfermedades cardiacas y respiratorias, coágulos sanguíneos en el pulmón –embolia pulmonar–, y bajos niveles de oxígeno en la sangre durante un largo periodo de tiempo.

La detección temprana de esta enfermedad y la intervención oportuna con los nuevos tratamientos farmacológicos que se han desarrollado a raíz de investigaciones realizadas en las últimas dos décadas, son clave para mejorar la calidad de quienes la padecen y para aumentar su tasa de supervivencia. 

De lo contrario, quienes sufren de HP pueden morir en menos de tres años. 

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