El autor le rinde un homenaje a su historia familiar, en especial a su padre, quien lo inspiró para crear a Andrew Thomas. Foto: Especial

El amor a su padre llevó a Juan David Morgan a escribir “Fugitivos del paisaje”

Fugitivos del paisaje, de Juan David Morgan, llega a México para reflexionar sobre la importancia de los recuerdos y cómo los paisajes forman parte de las historias familiares. Su autor disecciona esta novela que escribió hace más de 30 años

Las montañas colombianas; el mar encrespado de Aberystwyth, en Gales; el volcán Barú y las verdes, pero calurosas provincias de Panamá forman parte del viaje al que invita a recorrer el escritor y abogado Juan David Morgan en su novela Fugitivos del paisaje (Alfaguara, 2023), dedicada a sus padres que lo inspiraron y a sus hermanos que la vivieron con él.

Entre la ficción y la realidad, el autor le rinde un homenaje a su historia familiar, en especial a su padre, quien lo inspiró para crear a Andrew Thomas, protagonista de esta historia, a quien se le verá crecer, enamorarse, tener hijos, escribir poesía, pero también enfrentarse la pérdida, el cambio y el fracaso.

Mientras el lector acompaña la historia de tres generaciones de los Thomas, también será testigo del nacimiento de Panamá como nación y de cómo se volvió una tierra que recibió a los extranjeros con ilusión de un nuevo comienzo a partir de la construcción de su canal. La novela inicia a finales del siglo XIX.

Juan David Morgan la escribió a partir de la muerte de su padre, para que su historia se quedara en la memoria de sus hijos y sus nietos, nunca con la intención de publicarla ni hacerla novela; sin embargo, unos amigos escritores le dijeron que debía hacerlo, porque era muy buena

Finalmente lo hizo en 1992, de manera independiente y con el seudónimo de Jorge Thomas en Colombia. Nunca vendió los derechos, así que él mismo ordenaba sus reimpresiones. Ahora llega a México después de “una larga y fructífera relación” con Penguin Random House, quienes la leyeron, les interesó y convencieron al autor de hacerlo.

“Fui llenando los espacios con la imaginación, creando un contexto más amplio, así se convirtió en una novela que no quería publicar; al final acepté. Este fue mi primer libro que apareció en las estanterías, ya después seguí escribiendo, porque uno se envuelve en ese mundo y se da cuenta de que es maravilloso y si no estás ahí no vas a conocer a mucha gente importante e interesante”, confiesa el autor.

Los paisajes y su historia

“El viento siempre empuja las velas abiertas y aún no es tiempo de que tú las recojas”, es uno de los consejos que le da Mercedes Torres a su hijo Andrew en Fugitivos del paisaje, siempre motivándolo a seguir y soltar, con las palabras justas y necesarias. Ella está inspirada en la abuela de Juan David Morgan.

“Esa abuela es muy particular, la tragedia del barco donde se le murieron sus dos hijas de Gales a Colombia es real. Su historia explica porque su carácter se convirtió tan pragmático, y es que ella enfrentó la vida como esta le venía y no como su hijo que lo hacía con ilusión. Era una mujer que tenía una relación íntima con la naturaleza, un personaje entrañable que ayuda a comprender a Andrew”, explica el autor.

El padre del escritor fue abogado también. Consiguió el grado de manera autodidacta, en la práctica, como se hacía en 1920, con ayuda de su mentor. Incluso llegó a ser ministro de educación de Panamá. También fue un amante de la poesía, al grado de escribir sonetos. Varios de ellos forman parte del libro. “Casi todo lo que se refiere a mi padre en la novela es real”, asegura Juan David.

Fugitivos del paisaje está a la venta en la mayoría de las librerías del país

La provincia de Chiriquí se vuelve también, de cierto modo, en protagonista de la historia. Sus paisajes son testigos de la llegada de los Thomas y de don Jorge Calero y su familia. Ahí surge el amor de Andrew y Clara Calero. Esta localidad, cuya capital es San José de David y limita con Costa Rica y el océano Pacífico, cuenta con bosques nubosos, montañas y ríos y, por supuesto, resguarda al volcán Barú, el cual en la novela Andrew escaló.

“El volcán es mi paisaje favorito, al igual que Andrew lo subí, pero yo con mi hermano, hace 30 o 40 años, y fue una experiencia tremenda. Es difícil, pero no es peligroso, y es bellísimo el paisaje que uno va encontrando a medida que va llegando a los 13 mil pies que tiene. Ese volcán sigue siendo como un símbolo de Chiriquí, se ve en todas partes”, dice el autor.

Juan David comenta que cada que puede regresa a Chiriquí, donde tiene una finca, y que Boquete sigue siendo un pueblo hermoso, debido a que no talan árboles porque se dedican a la siembra de café. Además, comparte que los apellidos que uno encuentra por allá son alemanes, franceses e ingleses, muestra de que sí hubo una tremenda migración, ya que tenía fama de ser una región muy fértil.

“Sigue siendo mi paisaje, sigo siendo muy pagado a mi provincia, allá tengo parte de mi familia, sobre todo por parte de madre. Todo eso se mezcla para poder contar la historia como la siento”, platica el autor.

Solo quedan los recuerdos

“Recordar será ahora lo más importante de mi vida”, es una de las frases que dice Clara Calero cuando muere su esposo Andrew y que refleja lo nostálgico que es la novela, la cual parte de una historia particular, pero logra hacerlo con personajes universales.

“Me quedo con los recuerdos y con el haber escrito un libro que yo había querido leer. Llegó un momento dado en el que yo iba a las librerías o a los lugares donde se vendían libros y no encontraba lo que yo quería leer, encontraba de todo, pero yo quería algo que me inspirara, que me llenara un poco de recuerdos y me despertara sensaciones”
Juan David MorganEscritor

Todo eso lo consiguió al escribir Fugitivos del paisaje, por eso el libro lo ha acompañado toda su vida. Todas las semanas trata de leer tres páginas para que lo llenen de sentimientos, de inspiración, cosa que no me pasa con ninguno de sus demás libros.

“Conversé muchísimo con mi madre, cuando se quedó viuda la visité casi todas las tardes y ella me echaba los cuentos de Chiriquí, de su esposo, y así fuimos juntando los recuerdos. Yo digo que es mi mejor historia, pero la gente me dice que no, que es otra, porque he escrito varias novelas, pero opino que esta es mi novela más transparente, porque siento que era un escritor más auténtico”, opina Morgan.

La vida misma, el tiempo y la urbe se vuelven los grandes villanos de esta historia, pues a los personajes les van arrebatando cosas y personas importantes para solo dejarles sus recuerdos. De los Thomas queda el bisnieto de Andrew y es con él con el que Juan David Morgan quiere continuar esta historia.

“En la cabeza la tengo avanzadísima, yo soy melómano, me gusta mucho la música, así que creo que  lo voy a convertir en un cantante de ópera, por eso se irá de gales para viajar por el mundo; de grande, a sus 60 años, llegará a Panamá. Por ahí va la cosa, lo voy a convertir en una artista”, finaliza el autor.

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