Dune, el imperio de arena de Frank Herbert

Este 2020 se cumplen 55 años de la publicación de Dune, novela de ciencia ficción escrita por Frank Herbert, que ha marcado a generaciones de lectores a lo largo de su historia; especialistas en el tema describen la repercusión de este volumen en el presente, además explican cómo ha influenciado el trabajo de autores contemporáneos
Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Este 2020 se cumplen 55 años de la publicación de Dune.

Durante su juventud, Paul estuvo rodeado de opulencias a las que pocos seres humanos pueden aspirar. Es hijo del Duque Leto Atreides y Lady Jessica, por lo que cuenta con servidumbre que lo trata como a un ser supremo, casi deidad, pero haciéndolo consciente de que él es un mortal más como cualquier otro. Su único privilegio es haber nacido en “cuna de oro”.

Bien podría pensarse que Paul Atreides, protagonista de la novela de ficción Dune, de Frank Herbert, es un héroe arquetípico como muchos de los que se conocen, que a su llegada al planeta desértico Arrakis, al relacionarse con la comuna Fremen y adoptar el nombre Muad’Dib es el mesías de esta narración, pero en el fondo, sólo es un espejismo.

Después de dejar truncos sus estudios en Periodismo, Frank Herbert se dedicó un tiempo a esta profesión, pero su mente siempre estuvo enfocada en escribir historias que sobrepasaran la realidad de su presente. Fue así, como en 1952, comenzó este camino y desde entonces empezó a bosquejar relatos de ciencia ficción.

Sería un año después cuando el autor novel visitó por primera vez México y se refugió junto a su familia en las cercanías del Lago de Chapala. Ahí Herbert “cocinó” lo que sería su primer trabajo de largo aliento, El dragón en el mar, publicado por primera vez en 1956.

En ese viaje Herbert encontró además un guiño a lo que sería su novela célebre, gestándose el futuro de los Fremen, la maquiavélica visión de los Harkonnen, el destino de Arrakis y el empoderamiento de los Atreides, consolidando el único y eterno imperio de arena de Dune.

En agosto de 1965, después de haberse impreso de manera serializada en la revista Analog, fue publicado al fin Dune como una novela, por lo que a 55 años de su lanzamiento, escritores que han sido impactados por el trabajo de Herbert aseguran que este primer libro, que ha tenido cinco secuelas directas del autor, más una decena de volúmenes escritos por su hijo Brian y el historietista Kevin J. Anderson, son una saga que permanece vigente hasta hoy.

A mí me gusta mucho la ciencia ficción que siempre nos daba atisbos de otros tiempos o de un futuro, pero con Dune, de Frank Herbert, encontré el indicio de un universo, una sociología, una política y una religión, es tan denso, tan enorme, que la verdad quedé maravillado, totalmente fascinado
José Luis ZárateEscritor

Herbert fue un visionario en todos los aspectos, abarcó temas como la ecología, la fortaleza del género femenino y el manejo de las relaciones políticas, además de que reflejó los sucesos de su época, como el consumo de drogas, todo esto le da un claro pase al presente y una cercanía con las nuevas generaciones.

“Cuando fue escrita en el 65, había solamente dos grandes superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, ahora con todo este capitalismo rapaz que estamos viviendo creo que se asemeja mucho extrañamente a toda esta visión feudal e imperialista que relata la novela, en ese sentido me parece que sí es muy actual la lectura”, describe la escritora Ana Delia Carrillo.

El autor, quien falleció a los 65 años en 1986, tomó referencias de distintas culturas; sin embargo, lo que hace de Dune un libro mucho más rico en su bagaje es que utiliza palabras árabes, además de nombres que se derivan del latín, navajo, griego, persa, e incluso del náhuatl.

“Entonces, el lector aunque no hable esos idiomas se da cuenta que las palabras suenan reales, porque lo son (…) Mucha gente ni se da cuenta que viene de Herbert, incluso los mismos escritores no se dan cuenta que ya es lo común hoy en día, y por eso lo hacen sin saber por qué lo están haciendo, pero si eres un estudioso del género te das cuenta que todo viene de Herbert y en específico de Dune”, agrega el autor Armando Saldaña.

En el marco de los 55 años de esta novela de ciencia ficción, una nueva adaptación cinematográfica viene en camino a finales de 2020 dirigida por Denis Villeneuve, con la participación de un reparto estelar; además, los autores que siguieron la saga recién anunciaron una nueva trilogía literaria que será precuela directa a los sucesos inmediatos del libro de Herbert.

La influencia mexicana

Brian Herbert ha descrito tanto en la biografía de su padre, Dreamer of dune, como en el prólogo de una reedición del clásico de ciencia ficción, que el literato visitó México en dos ocasiones, en donde observó las condiciones desérticas, los ciclos de cosecha e involuntariamente experimentó los efectos psicotrópicos del hachís.

Esto sucedió en Ciudad Guzmán, Jalisco, donde Herbert fue invitado a la casa de un general mexicano en retiro y se le ofrecieron unas galletas como aperitivos. El entonces periodista se dio cuenta tardíamente que estos entremeses tenían el concentrado de cannabis proveniente del norte de África, el cual era además de exótico, costoso.

Con esta experiencia, Herbert sembró la idea de la “melange” en Dune, una especia única de Arrakis que deriva en una pelea interminable, ya que su cosecha es codiciada, porque extiende la vida, produce habilidades extraordinarias y además de las alucinaciones, deja en los Fremen la secuela de teñir sus ojos en azul.

“Si bien se menciona que su mayor influencia en cuanto a las imágenes del desierto que utilizó en su novela vienen de un lugar en Oregon, muy probablemente, también estuvo influenciado por México y la cultura (…) Los Fremen están influenciados o basados en la cultura beduina, también se menciona que tomó préstamos de la cultura azteca; entonces, sí pienso que México fue un lugar importante para él en la construcción de este universo”, indica Carrillo.

Dune ¿El primer Juego de tronos?

Arthur C. Clarke, autor de 2001: Odisea del espacio, decía que lo único comparable a Dune, en cuanto a la construcción de este universo, era El señor de los Anillos, de J.R.R. Tolkien; ahora, las novelas de George R. R. Martin, de la saga Canción de hielo y fuego, son apreciadas por su manejo de personajes y complejidad política, en este sentido, el trabajo de Herbert, ¿podría ser considerado como un primer Juego de tronos? Los especialistas observan ciertas similitudes al respecto.

Herbert, desde hace más de 50 años, veía en el género femenino un poder superior en la ficción que ahora es posible en la realidad

“Hay un capítulo donde los recién nombrados dueños de Arrakis tienen que hacer una cena con los poderes del planeta: los comerciantes y los vendedores de agua, y es un capítulo en el que cada frase, cada movimiento quiere dar un mensaje, generalmente agresivo y ominioso a todos los demás, al final matan a todos los de esa cena, pero ese momento tienen que hacer alta política”, argumenta el escritor José Luis Zárate.

En la ficción, Paul Atreides es el liberador que cambiará el rumbo de Arrakis; sin embargo, su final es distinto a lo ordinario, incluso, también va en contra de la teoría formulada por Joseph Campbell en El héroe de las mil caras (1949), en la que se plantea que los protagonistas paladines de la justicia siguen una misma travesía universal.

“Herbert desde el principio con mucho cinismo nos dice ‘esta profecía es una mentira que regó la hermandad Bene Gesserit en varios planetas, por conveniencia propia’ (…) El duque Leto, el padre de Paul, manipula a su propia gente como piezas de ajedrez, el mismo Paul cuando está con los Fremen, los explota de una manera fría y calculadora, creo que es algo que la distingue de otras series y que en ese sentido sí se parecería a Juego de Tronos, porque en El señor de los anillos es muy clara la dicotomía”, opina Armando Saldaña.

Empoderamiento femenino

Una fuerza política y además religiosa que está presente en Dune, son las Bene Gesserit, sacerdotisas que se entrenan para tener una condición sobrehumana y que ven en Paul a un heredero próspero para traer balance al caótico universo. Así es como Herbert, desde hace más de 50 años, veía en el género femenino un poder superior en la ficción que ahora es posible en la realidad.

“Este empoderamiento femenino está muy retratado en esta orden religiosa de las Bene Gesserit y es de alguna manera el poder oculto, tras bambalinas, que está manejando absolutamente todo. Finalmente, en esta novela, las Bene Gesserit y Jessica, la madre de Paul, como una de las iniciadas en esta Orden, son las que mueven los hilos de la historia”, expresa Ana Delia Carrillo.

Muad’Dib, una vez que toma su papel profético, y cumple su destino al derrocar al emperador Shaddam IV y los Harkonnen, en lugar de instaurar un orden de paz, todo se sale de control y las Bene Gesserit intervienen en libros posteriores para revocarlo de su mandato.

Él se convierte de alguna manera en el causante de que toda esta revolución se torne violenta y de haya un gran baño de sangre alrededor de los diferentes planetas; entonces, en ese sentido es una crítica muy puntual de todas estas figuras mesiánicas que se pueden convertir de pronto en dictadores y dioses terribles
Ana Delia CarrilloEscritora

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