¿Dónde dejé las llaves?

Bien dicen que las palabras tienen poder. Lo que decimos y cómo lo decimos hace que el lenguaje pase de ser un mero medio de comunicación a una herramienta que podemos utilizar a nuestro favor para traducir ideas a la realidad.

Pero el lenguaje al que recurrimos en soledad también puede ser de utilidad, como cuando hablamos en voz alta mientras buscamos las llaves del carro.

Bien dicen que las palabras tienen poder. Lo que decimos y cómo lo decimos hace que el lenguaje pase de ser un mero medio de comunicación a una herramienta que podemos utilizar a nuestro favor para traducir ideas a la realidad.

Pero el lenguaje al que recurrimos en soledad también puede ser de utilidad, como cuando hablamos en voz alta mientras buscamos las llaves del carro.

Según un estudio de reciente publicación en el Quarterly Journal of Experimental Psychology, realizado por psicólogos de la Universidad de Wisconsin, el lenguaje autodirigido influye en nuestro proceso cognitivo y de percepción visual cuando realizamos la búsqueda de un objeto en particular.

En una serie de experimentos realizados con diversos grupos de participantes, se encontró que quienes hacían uso del lenguaje no comunicativo (autodirigido) durante su proceso de búsqueda, tenían mayor facilidad para encontrar el objeto de su interés. Avisos que indicaban cuándo repetir el nombre del objeto elegido como blanco, y cuándo permanecer en silencio durante la búsqueda del mismo, formaron parte de la dinámica para medir el impacto del uso del lenguaje en tareas que prescinden de comunicación.

Si bien existe a la fecha una amplia investigación científica de la interacción que se da entre lenguaje y visión, este estudio es el primero que apunta a examinar la influencia que el discurso autodirigido puede llegar a tener en el proceso de percepción visual en una tarea simple, como la búsqueda de objetos.

El lenguaje, según investigadores, interfiere en nuestra ejecución de tareas. Hablar solos no tiene por qué ser visto como una comunicación fallida, inútil o absurda.

Si se trata de buscar el celular que dejamos apagado la noche anterior antes de irnos a la oficina, decirnos en voz alta “celular, celular”, puede facilitarnos la búsqueda… y quizá evitar llegar tarde al trabajo.

Estudio completo [PDF]

Para leerlo, ingresa a: http://bit.ly/Jl2sWD

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