Documental: un género para todos

El Municipio de Jerez se convirtió en un oasis para cinéfilos y público en general, que echó una mirada al cine documental desde la periferia, alejado de los reflectores y el encanto que rodea a la industria cinematográfica comercial.

Este género se instaló en la mente y el corazón del pueblo, ubicado a unos 60 kilómetros de la capital del estado de Zacatecas, durante la Semana de Cine Documental Jerez 2013.

Edición de la Semana de Cine Documental Jerez
"Las ciudades con las características como Jerez son tierra ideal, caldo de cultivo para este tipo de eventos"
Carlos CárdenasDirector del Festival de Zanate
“El cine sigue siendo como una cabina un poco aislada que te aleja un poco, aquí el espacio público genera otro tipo de reacciones, genera otro tipo de pensamientos”
Rodolfo CastilloCoordinador de DOCSDF
"Es juntar al cine con su espectador, con su destinatario. Finalmente todos los que nos dedicamos, los que hemos hecho y los que seguimos haciendo cine, lo hacemos para el público"
José RodríguezSecretario de Fidecine
El documental fue un descubrimiento para el público, pues es un género muchas veces vedado al consumo de especialistas
Los cineastas no se congregaron en suites ni restaurantes lujosos, sino que bailaron en callejoneadas
http://youtu.be/uWNWSfe9s9M

El Municipio de Jerez se convirtió en un oasis para cinéfilos y público en general, que echó una mirada al cine documental desde la periferia, alejado de los reflectores y el encanto que rodea a la industria cinematográfica comercial.

Este género se instaló en la mente y el corazón del pueblo, ubicado a unos 60 kilómetros de la capital del estado de Zacatecas, durante la Semana de Cine Documental Jerez 2013.

Del 11 al 15 de diciembre, el espacio constituyó una alternativa artística, donde las cintas no solo sirvieron como un medio de entretenimiento para el espectador, sino también como un conducto de reflexión y sensibilización a las realidades sociales.

No hubo alfombra roja para recibir a las estrellas y a los directores de moda, tampoco se estrenaron películas nuevas, ni los eventos se rodearon del glamour característico de Hollywood.

En cambio, las salas de proyección fueron abarrotadas por ciudadanos de a pie, el ambiente se llenó de la típica festividad provinciana y los documentalistas invitados compartieron el espacio con los asistentes.

Los cineastas no se congregaron en suites ni restaurantes lujosos, sino que bailaron en callejoneadas, tomaron mezcal en las cantinas y cenaron tacos en las calles coloniales de Jerez, mientras escuchaban la tambora que tocaba en alguna esquina.

No fue un festival “gourmet”, no fue Morelia, Guadalajara o la Ciudad de México, sino una celebración en la provincia zacatecana que resultó ser un éxito en su tipo, con olor a carne adobada y cerveza.

Los participantes no demandaron servicio de catering ni el público tenía el amaneramiento que caracteriza al que acude a los festivales de cine, sino que para ellos fue un descubrimiento el documental, un género muchas veces vedado al consumo de especialistas.

El evento demostró que sí se puede ofrecer una oferta cultural en la periferia y descentralizar la difusión de las producciones cinematográficas.

El festival se realizó en el marco de la Cuarta Reunión Anual del Documentalistas Mexicanos en Red (DOCRED), en la que 32 directores, productores y exhibidores que asistieron al encuentro definieron objetivos para el próximo año.

Autoridades y representantes de la gira de documentales Ambulante también se acercaron al proyecto organizado por Trenza Films y Film Du, las organizaciones que lo coordinaron con el apoyo del Ayuntamiento de Jerez.

Documentalistas apuntaron en entrevista para Reporte Indigo que las ediciones futuras de la Semana de Cine Documental Jerez puede convertirse en un punto de referencia para los amantes del cine.

“Mostrarle a los públicos el documental es una herramienta que te puede generar a partir de la emoción una gran reflexión. No estamos construyendo películas en donde le decimos al espectador: ‘tienes que pensar esto’”, dice Jacaranda Correa, la reconocida directora y conductora del programa Visión Periférica.

“El documental es una herramienta que permite sensibilizar a la gente y la sensibilizas a partir de ese contacto directo con una experiencia”.

El arranque

La expectativa crecía la noche del miércoles 11, mientras los organizadores veían como en pequeños grupos llegaban las personas al Teatro Hinojosa, el edificio decimonónico que sirvió como sede para la inauguración del festival.

Tras el protocolo de rigor, en el que no faltaron los discursos de autoridades municipales, la sala se oscureció y se leyó en la pantalla el título “Informe Toledo: una película sobre Francisco Toledo”.

La vida del artista oaxaqueño, retratada por el director Albino Álvarez, fascinó a una sala llena de espectadores.

Desde el primer día, todas las proyecciones programadas se llenaron, con una asistencia diaria de 120 personas en promedio.

“El cine sigue siendo como una cabina un poco aislada que te aleja un poco, aquí el espacio público genera otro tipo de reacciones, genera otro tipo de pensamientos”, comenta el coordinador de programación de DOCSDF, Rodolfo Castillo.

Al concluir la película, la festividad se trasladó a “El bohemio”, un salón creado por el artista local Arturo “El Cuate” Pérez, donde se exhibieron algunos de los cuadros del finado pintor.

El programa continuó al día siguiente con el film “Los que se quedan”, de Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman, proyectada en la nevería “Paraíso”, un lugar obligado en el itinerario de turistas.

El negocio, aún atendido por los descendientes de los que lo inauguraron hace siete décadas, fue el espacio idóneo para la cinta que retrata la realidad de las familias desgarradas por el fenómeno migratorio.

“Yo tengo un familiar migrante”, fue el comentario recurrente entre el público, que se debatía entre el llanto y la resignación estoica.

El secretario del Fidecine, José Rodríguez, señala que hacía mucho tiempo que no veía una reunión similar entre creadores y entusiastas del género, donde se había creado ese ambiente de comunión.

“Es juntar al cine con su espectador, con su destinatario. Finalmente todos los que nos dedicamos, los que hemos hecho y los que seguimos haciendo cine, lo hacemos para el público”, comenta.

“Tiene de todo realmente en este momento el cine mexicano, menos espectadores, entonces es urgente la búsqueda de cómo conectar al público con el cine mexicano”.

Por su parte, la coordinadora de programación de la gira de documentales Ambulante, Meghan Monsour, menciona que se necesitan este tipo de iniciativas para descentralizar la cultura y la exhibición de obras de calidad.

“Es fundamental, el Distrito Federal es un lugar muy importante en México, pero hay muchas otras voces y perspectivas y gente que también quiere ver cine”, agrega Meghan.

El hábito fiestero

No hay duda que la calle es de los jerezanos: la viven, ahí festejan, toman, comen y cantan.

Ese encanto local se notó la noche del viernes, luego de la proyección del documental “Buck”, de Cindy Meehl, en el Salón Alkázar, el edificio más antiguo de Jerez.

Rodeados de pinturas de charrería, los asistentes no evitaron identificarse con el personaje de la cinta, un carismático y experimentado domador de caballos.

Al finalizar, un conjunto de músicos aguardaba afuera de la sede. La tambora empezó y recorrió los callejones de Jerez.

Público y documentalistas bailaron, tomaron y rieron.

Las líneas que distinguían al espectador del creador se borraron.

“Las ciudades con las características como Jerez son tierra ideal, caldo de cultivo para este tipo de eventos. Creo que esta primera experiencia de la Semana es la primera de muchas que van a venir, porque hay tierra fértil para hacer este tipo de eventos”, comenta Carlos Cárdenas, director del Festival de Zanate.

“La misma gente, el mismo público de aquí es mucho más abierto, está ávido de nuevos contenidos, de nuevas cosas, no es pretencioso en ese sentido, no sabe realmente a qué se a enfrentar y esto también ayuda mucho”.

La resaca no evitó que el sábado se abarrotara la centenaria Escuela Primaria Francisco García Salinas, cuya explanada sirvió de sala para presentar “Buena Vista Social Club”, dirigida por el laureado Win Wenders.

Apenas se habían prendido las luces, cuando resonaron las notas musicales de una banda cubana que cerró la noche con sones caribeños.

La fiesta, nuevamente, había comenzado…

El último acorde

El domingo, el festival concluyó donde había iniciado. El Teatro Hinojosa, con sus vívidos colores rojo y dorado, fue el escenario para proyectar “Cuates de Australia”, de Everardo González.

El documental concluyó y al escenario se incorporó el grupo acústico Los Malasuerte, quienes durante una hora tocaron sus melodías salpicadas de son jarocho, pop y folk, hasta el último acorde que culminó con la Semana.

“Me sorprendió muy gratamente que la gente respondiera de esta manera al cine documental, es difícil porque seguimos teniendo estas barreras de conocimiento de lo que es el documental”, reflexiona Rodolfo Castillo, coordinador de programación de DOCSDF.

“Poco a poco, con este tipo de eventos, lo que va a suceder es que gente se va a acercar de una forma –esperemos en el futuro– más natural al documental”.

Tras finalizar el festival, el cineasta y catedrático Jorge Lorenzo, menciona que la interacción entre el público y los participantes fue lo más importante.

“Se incorpora la gente al evento y, por otro lado, los participantes o los que atienden a la Semana, ya sea en el área profesional de cinematografía documental, también hay interacción con ellos”, dice.

Y así, la fiesta del documental terminó en Jerez este año.

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