Para Cristina Martín Jiménez era claro que el futuro ya estaba aquí y que, además, traía consigo una ola de peligros inminentes

Cristina Martín Jiménez muestra el conflicto virtual de la información

La periodista Cristina Martín Jiménez presenta La tercera guerra mundial ya está aquí, en el que asegura que el exceso de información está causando un trastorno en los individuos por el bombardeo mediático

Para Cristina Martín Jiménez era claro que el futuro ya estaba aquí y que, además, traía consigo una ola de peligros inminentes. Lo observaba con un enfoque único, porque pocos autores y periodistas se atreven a detener la mirada y cuestionarse el por qué unas noticias se hacen virales y el resto de la información se pierde no sólo en el ciberespacio, sino del foco público del mundo.

Tras sus polémicos libros, Los amos del mundo están al acecho (2017) y La verdad de la pandemia: quién ha sido y porqué (2020), ahora la periodista publica La tercera guerra mundial ya está aquí, porque después de más de 20 años estudiando el posible orden del mundo, este era el siguiente paso.

“Hablo de una primera fase que es una guerra psicológica que comienza al finalizar la Segunda Guerra Mundial y que pretende apartarnos del conocimiento, modificar nuestras costumbres, valores e identidad, como dijo Dwight Eisenhower, ‘someter la voluntad y la mente de las personas’”, indica Martín Jiménez, en videollamada.

En su libro, la escritora también asegura que en este “conflicto” en desarrollo ocurriría un ataque económico, lo que ya pasa con la actual invasión de Rusia a Ucrania y las sanciones de comercialización de energéticos; después, dice, vendrán las armas, en teoría, a gran escala.

“Después de la táctica de la pandemia yo vi que no les estaba saliendo tan bien como ellos habían predicho y que necesitaban más, y pensé ‘es el momento, vamos a hablar ya claramente de la tercera guerra mundial’, aunque ya la había adelantado en mi libro Perdidos, de 2013”, platica en entrevista con Reporte Índigo.

Martín Jiménez, en constante ocasiones, ha afirmado que la crisis sanitaria de COVID-19 fue una “plandemia”, en donde el miedo debía dominar, generando confusión y mensajes encontrados desde que inició, manipulando y convenciendo de que se debía imponer un orden farmacéutico.

“Los grandes medios de comunicación de masas son las grandes armas de guerra en esta tercera guerra mundial, nos lanzan constantemente mensajes emocionales, excluyendo todo el contexto geopolítico, económico e histórico, para modificar nuestra conducta y lograr que aceptemos su versión, su verdad oficial”, insiste la autora.

Por sus ideas radicales, Martín Jiménez ha sido excluida del mundo virtual, su perfil en Wikipedia está borrado, Facebook suspendió su cuenta en 2021 y en Instagram tiene dos cuentas, porque constantemente ronda la censura y además le han intentado hackear desde China.

“Sé que, por supuesto, escuchan mis conversaciones telefónicas y me tienen absolutamente vigilada y más desde que recientemente he comenzado a colaborar con RT, la cadena pública rusa (…) He vivido momentos muy duros con la censura de mis libros, con la cancelación en redes, pero creo que la lucha por la verdad merece la pena”, describe la periodista.

La tercera guerra mundial ya está aquí, publicado por el sello editorial Martínez Roca, perteneciente a Grupo Planeta, ya se encuentra disponible en librerías y tiendas digitales

Siempre apelar a la privacidad para Cristina Martín Jiménez

Cristina Martín Jiménez sí considera que existe el virus pandémico, en lo que no está de acuerdo es en el manejo de la información, porque, opina, ha sido un instrumento para “aniquilar la verdad”, como que las farmacéuticas han firmado contratos multimillonarios con los gobiernos del mundo, donde se eximen de la responsabilidad de lo que suceda con las vacunas, asegura la escritora.

“Esta medicación, como bien sabes, está en fase experimental y se aprobó por vía de la ausencia, porque para un nuevo medicamento pueda ser aceptado, legalizado, puesto en circulación, tiene que pasar de unos 13 a 15 años de investigación y con la excusa de la pandemia esos años desaparecieron, hay que informar a la población cómo ha sido el proceso de aceptación de este medicamento”, expresa.

Al cuestionarle directamente a la periodista si ella está de acuerdo o no con someterse al proceso de vacunación de COVID-19, expresa que ante todo debería de dominar la confidencialidad de los individuos, lo que hemos olvidado a raíz de la pandemia y debería ponderarse, porque ningún gobierno está sobre los individuos y su autonomía.

“No tengo ningún problema de contarte si me he vacunado o no, pero la cuestión de la privacidad, no solamente la mía, sino la de todos los individuos, está en peligro este derecho, de la intimidad, porque hemos llegado al punto de que un camarero te pide que le cuentes si te has vacunado o no y yo cuestiono, ¿dónde queda mi privacidad?”, analiza Martín Jiménez.

De lo digital a lo presencial

Más allá de su libro, que plantea un caos digital y que no alcanzó a abarcar el golpeteo político por lo que sucede en Ucrania, Martín Jiménez asegura que el enfrentamiento sí escalará a problemas más graves y con armas que irán al interior de Europa.

“Como bien sabes Facebook ha permitido mensajes de odio contra Rusia, lo que es algo inaudito, ¿qué tipo de sociedad estamos construyendo? Ante esta sociedad ya decadente, liderada por Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial, está por caer la guerra clásica con armas, porque siempre la solucionamos así, el ser humano no ha inventado nada nuevo para arreglar una decadencia así, es posible que se extiendan las armas, esperemos que no”, insiste la autora.

En su libro, la periodista critica por igual a The economist, la revista Time o al Washington Post, por volverse artífices de la propaganda y discurso oficial de los Estados Unidos, así que invita siempre a leer entre líneas lo que dicen los periodistas, desmenuzar acuciosamente lo que está escrito en estos medios, para encontrar en lo individual a los reporteros para seguirlos.

“Ya no podemos hablar de medios confiables, sino de informadores o periodistas confiables y honestos, porque a mí me hacen entrevistas en grandes medios de comunicación donde soy totalmente censurada, pero ese periodista en cuestión tiene la intención de informar y poner mi investigación visible, creo que las personas empiezan a fiarse de determinados periodistas que se han ganado su reputación a pulso”, reflexiona.

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