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Con ganas de vivir

Peinados moldeados con spray, sintetizadores y colores pastel. Los 80’s siguen marcando los fantasmas de una generación perdida en corrientes musicales que expresaban rebeldía.

Expresiones culturales a lo largo del globo tenían su punto de destape para exigir el cambio que menguaban los sistemas gubernamentales de aquel entonces: Los punks en Inglaterra se reflejaban a su manera en México en los hoyos fonkys, el hair metal empezó a inundar el mercado y con ello llegó también la diversidad para el new wave, el synthpop entre más evoluciones musicales.

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Peinados moldeados con spray, sintetizadores y colores pastel. Los 80’s siguen marcando los fantasmas de una generación perdida en corrientes musicales que expresaban rebeldía.

Expresiones culturales a lo largo del globo tenían su punto de destape para exigir el cambio que menguaban los sistemas gubernamentales de aquel entonces: Los punks en Inglaterra se reflejaban a su manera en México en los hoyos fonkys, el hair metal empezó a inundar el mercado y con ello llegó también la diversidad para el new wave, el synthpop entre más evoluciones musicales.

España por su lado se encontraba saliendo del franquismo y toda una sociedad subyugada por la dictadura empezó en un despertar de conciencias de la noche a la mañana.

Así llegó la movida madrileña, con una liberación cultural e ideológica en la que los españoles adaptarían la globalización a su modo castellano y claro la música entraría de lleno en este apartado que trajo consigo las influencias ya mencionadas.

La película “Todos están muertos” de la directora novel Beatiz Sanchís esta salpicada de este importante movimiento ochenteno, pero su trama transcurre en 1996 en la capital española.

¿Porqué es importante este preámbulo de la movida madrileña? Porque sus personajes viven atrapados en la nostalgia de esa década de cambio.

El pasado: un punto de encuentro

Lupe (Elena Anaya) es una madre desobligada que tiene agorafobia, Pancho (Christian Bernal) –su hijo en puerta de la adolescencia– es cuidado por la abuela Paquita (Angélica Aragón) y los tres viven en el duelo de Diego (Nahuel Pérez Biscayart)  –hermano de Lupe– quien murió hace años justo cuando él y su hermana vivían el éxito de “Groelandia” el grupo electropop  que fundaron en los 80’s.

Esta opera prima de Sanchíz ofrece una empatía a la mexicaneidad de los exiliados en la península ibérica, la cineasta explica que “solo he visitado México más que una vez, pero uno no sabe porqué le gustan las personas ni los lugares, simplemente ocurre. Hay una química y una magia y yo la tengo con este país”, comentó en entrevista la realizadora.

Lo que también le envuelve a Sanchíz es la tradición de las fiestas de día de muertos que se celebran en México por lo que decidió hacer este homenaje fílmico a través de la mirada española.

Elena Anaya quien lleva el peso medular en la cinta comentó que este proyecto “me ocurrió en un momento muy difícil de mi vida donde estaba perdiendo a mis padres y me tocó atravesar una situación personal bastante complicada y hay algo bonito que me enseñó y que haciendo esta película me he sentido más preparada para atravesar estas situaciones”.

Angélica Aragón dijo que para el desarrollo del personaje, Sanchíz le pidió desde los ensayos que Paquita fuera desenfadada, que tuviera una actitud “guarra, de barrio”, entonces Aragón al momento de rodar se empezó a quitar el resto de comida de los dientes con las uñas, gesto que Anaya encontró hilarante y tuvieron que parar la filmación por un día entero.

Elena para evitar reir de nuevo en el set al día siguiente, invitó a Angélica a su casa a cenar aquella noche y le pidió que hiciera toda cantidad de excentricidades a la hora de comer, por lo que la mexicana se sentó en el piso y remojaba su cena en la sopa que le sirvió Anaya. “Reímos toda la noche” compartieron las actrices.

“Todos están muertos” 

> Se rodó en 2013 y costó un millón 300 mil euros.
> Beatriz Sanchíz escribió el guión pensando en Elena Anaya desde un principio como la protagonista.
> La banda sonora incidental y musical es del grupo Akrobats, con el que la directora ha tenido estrecha relación.

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