Combatir el embarazo adolescente

Un académico de la UNAM sostiene que los jóvenes no están preparados emocionalmente para hacer frente a la maternidad, por lo cual subrayó que es necesario que el Estado mexicano tome en cuenta variables de riesgo de tipo individual, social y familiar

La preservación de embarazos a temprana edad debe ser una prioridad en México. Luego de que el país fuera señalado como el miembro de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) con más adolescentes embarazadas, un académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), habló de los riesgos que esto puede generar.

“El embarazo a temprana edad es un importante problema de salud pública al estar relacionado, desde el punto de vista clínico, con la mortalidad materna por preeclampsia, diabetes gestacional, hemorragias uterinas, desnutrición, inmadurez y bajo peso de los bebés”
Mario TapiaAcadémico de medicina de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza

De acuerdo con el Instituto Nacional de Mujeres, en México, 23 por ciento de las y los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y los 19 años. De estos, 15 por ciento de los hombres y 33 por ciento de las mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual. Es así que de acuerdo con estos datos, aproximadamente ocurren al año 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años.

En ese sentido, Mario Tapia aseguró que los jóvenes no están preparadas emocionalmente para hacer frente a la maternidad y pueden ser víctimas de violencia psicológica o física por parte de la pareja o la familia.

Además, subrayó que es necesario que el Estado mexicano tome en cuenta variables de riesgo de tipo individual, social y familiar, involucradas en este problema.

En las variables individuales, según puntualizó el académico, están la exposición a la actividad sexual desde edades tempranas, la percepción de invulnerabilidad, bajas aspiraciones educativas o de vida, conductas impulsivas, carencia de compromisos y uso de drogas, en algunos casos.

En el ámbito familiar, dijo, hay factores como la violencia, que genera que las jóvenes establezcan redes sociales de apoyo que fomentan relaciones sexuales de manera precoz; la poca accesibilidad de los padres para que reciban educación sexual; el abandono de alguno de ellos y vivir en pobreza.

En la cuestión social, está la orientación explícita de los medios de comunicación sobre conductas sexuales precoces, con pobre información sobre la salud reproductiva.

La educación sexual no es exclusiva de la escuela y los centros de salud, debe empezar en el entorno familiar. “La familia debe proteger a sus miembros, transmitir la cultura del conocimiento y, sobre todo, la socialización. Es ahí donde estamos fallando”, insistió el académico.

Por otra parte, los jóvenes son quienes menos usan los servicios de salud, así que se requiere buscar mecanismos que favorezcan la modificación de sus conductas.

Para responder al desafío del embarazo a temprana edad, el gobierno diseñó la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, que mediante acciones interinstitucionales enfrenta tanto las condiciones que lo motivan, sus determinantes económicos, sociales y culturales, como sus causas subyacentes.

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