Cibercondríacos: los hipocondríacos modernos

Han pasado varias semanas y no cesa esa rigidez que sentimos en la nuca. Podemos hacer caso omiso al problema o nos tomamos un relajante muscular y seguimos adelante con nuestra vida.

Si somos hipocondríacos, nos preocupamos, nos enfocamos en la molestia, pensamos lo peor y creemos firmemente que nuestros síntomas son producto de una grave enfermedad o padecimiento.

84 %
de mexicanos busca información en línea
"Para los hipocondríacos, el Internet ha cambiado totalmente las cosas para empeorar (su condición)”
Brian Fallon Profesor de psiquiatría
"La manera de controlar el miedo es con buena información. De otro modo, el temor se apodera (de nosotros)"
Paul JellingerEx Presidente del Colegio
Americano de Endocrinología
http://www.youtube.com/watch?v=tXGkhteZDMs

Han pasado varias semanas y no cesa esa rigidez que sentimos en la nuca. Podemos hacer caso omiso al problema o nos tomamos un relajante muscular y seguimos adelante con nuestra vida.

Si somos hipocondríacos, nos preocupamos, nos enfocamos en la molestia, pensamos lo peor y creemos firmemente que nuestros síntomas son producto de una grave enfermedad o padecimiento.

“La enfermedad suele convertirse en una parte central de la identidad de un hipocondríaco. A lo que los hipocondríacos se les dificulta aceptar es que las personas normales y sanas tienen síntomas”, dijo al sitio de divulgación científica WebMD  Arthur Barsky, de la Escuela Médica de Harvard.

Ante la preocupación por diversos síntomas, también podemos acudir directamente con el mal llamado “Dr. Google” (como se le apoda al buscador en Internet) para satisfacer nuestra necesidad inmediata de encontrar información sobre nuestro síntoma. Y, con los resultados arrojados, hacemos un autodiagnóstico en cuestión de minutos. 

A esto se le llama cibercondría, una palabra compuesta para definir a los hipocondríacos que buscan satisfacer su ansiedad por los síntomas que los aquejan, al buscar la respuesta en la Red.

En entrevista para Reporte Indigo, el doctor Thomas A. Fergus, de la Universidad de Baylor, en Texas, definió a la cibercondría como “repetidas búsquedas de información sobre salud en Internet impulsadas para reducir la ansiedad (…)”. Pero este intento “solo incrementa” la angustia. 

El término de “cibercondría” fue acuñado en el 2008 por los investigadores de Microsoft Ryen W. White y Eric Horvitz, para referirse a la exacerbación de preocupaciones injustificadas en torno a síntomas comunes –un dolor de cabeza, por ejemplo– que se arrojan como resultado de una búsqueda en línea de la literatura médica. 

“La Web tiene el potencial de aumentar la ansiedad de las personas que tienen poco o ningún entrenamiento médico, especialmente cuando la búsqueda se utiliza como procedimiento diagnóstico”, señaló el reporte  de Microsoft.

De hecho, según una encuesta nacional de Estados Unidos, publicada en enero de este año por el Pew Internet and American Life Project, 35 por ciento de los adultos ha buscado información médica en Internet, específicamente para tratar de averiguar qué enfermedad podría padecer, o alguien más.

Y 46 por ciento admitió que pensaron que necesitaban atención de un profesional de la salud después de encontrar la información en la Web. 

El problema es que la armonía de las funciones fisiológicas del cuerpo se ve alterada por la ansiedad que sentimos tras leer toda clase de “evidencia” que apunta a que nuestra salud está en riesgo. Entonces aparecen síntomas físicos, que confundimos por signos de una enfermedad que no padecemos.

La mente es “algo muy poderoso. Controla todo en el cuerpo: el sistema nervioso, el estado de ánimo, la tiroides”, dijo a CBS Chris Balgobin, médico de familia de Clínicas Fairview. Cuando estamos muy estresados sobre lo que tenemos, explicó, “comienzas a somatizar (…), a sentir dolor. ‘Siento un hormigueo por aquí. Debo tener un derrame cerebral’”. 

Dr. Google: no apto para los ansiosos

Según un estudio encabezado por el doctor Thomas A. Fergus, para las personas que no manejan bien la incertidumbre (que les aterra lo desconocido), buscar información médica en Internet aumenta su ansiedad respecto a su estado de salud.

“Las personas con altos niveles de intolerancia a la incertidumbre tienden a agobiarse demasiado ante situaciones ambiguas y, por lo general, responden a las amenazas percibidas con un grado elevado de ansiedad”, apuntó Fergus.

En el estudio, publicado en agosto de este año en Cyberpsychology, Behavior and Social Networking, se demostró que incluso la ansiedad de las personas puede agudizarse a tal grado que llegan a preocuparse por posibles recibos médicos para pagar los costos de su enfermedad, temen caer en la incapacidad y, por ende, quedarse desempleadas. 

Todo esto, a su vez, “podría conducir a una mayor preocupación por la salud y a más intentos por corroborar su estado médico (de las personas)”, expresó Thomas, lo que se traduce en un círculo vicioso. 

“Si soy una persona a la que no le gusta la incertidumbre, me vuelvo más ansioso, investigo más, inspecciono mi cuerpo cada vez más, acudo al doctor con mayor frecuencia; entre más buscamos más consideramos las posibilidades”, subrayó. 

Para llegar a esta conclusión, el experto evaluó la tolerancia a la incertidumbre de 512 personas, quienes respondieron a declaraciones como “siempre quiero saber lo que el futuro tiene en puerta para mi” o “invierto la mayor parte de mi tiempo preocupándome sobre mi salud”. Y analizó qué tanto les perjudicaban las búsquedas de información médica en línea. 

Información es poder

Pero echarse un clavado en el mar de información médica disponible en Internet no siempre tiene que perjudicarnos, al menos si se trata de involucrarnos de forma proactiva en el cuidado de nuestra salud. 

“Internet podría servir de herramienta para brindar poder a los pacientes”, señaló una investigación publicada este año en Journal of Education Culture and Society.

“Conocer más sobre su propio estado de salud y si deberían visitar a un médico podría llevar a las personas a tomar una actitud más responsable hacia su problema, como ceñirse a una dieta adecuada, ejercitarse, llevar un estilo de vida saludable, apegarse al tratamiento prescrito, etcétera”. 

Además, el mundo cibernético también tiene como ventaja el apoyo social que una persona puede recibir de otros con enfermedades similares, mencionó el reporte de la investigación, especialmente en casos donde el tipo de padecimiento genera rechazo social o en los que la naturaleza del problema hace que este sea difícil de abordar en situaciones cotidianas. 

“El anonimato en el espacio virtual permite que las personas que tienen problemas que son objeto de estigma venzan la carga que sienten al no poder hablar sobre su malestar”, añadió el estudio mencionado. 

Sin embargo, si acudir a la Red para buscar información sobre ese dolor de cabeza que te quita el sueño “solo hará que te angusties”, advirtió Arthur Barsky en WebMD, entonces “no lo hagas”. 

Y si pese a recibir garantía sobre nuestro estado de salud no dejamos de angustiarnos, advirtió Fergus, habría que “buscar ayuda de otros profesionales (los psicólogos que practican la terapia cognitivo-conductual, por ejemplo)”. 

 

Te puede interesar