El rotundo éxito de Chespirito y su relación con las dictaduras de Augusto Pinochet y Jorge Videla

El rotundo éxito de Chespirito y su relación con las dictaduras de Augusto Pinochet y Jorge Videla

El standupero Carlos Ballarta criticó duramente al creador de El Chavo del Ocho y desencadenó una gran polémica en redes sociales

Roberto Gómez Bolaños ‘Chespirito’ es probablemente el comediante mexicano más exitoso de todos los tiempos, por sus programas que se volvieron clásicos en la televisión latinoamericana, tales como El Chavo del Ocho o El Chapulín Colorado; sin embargo, muchas personas han criticado duramente su trabajo; tal es el caso del standupero Carlos Ballarta, quien hace unos días señaló que Chespirito fue “de las peores cosas que le ha pasado a la comedia mexicana”.

Y es que, uno de los principales motivos por los que se ha criticado el trabajo de Gómez Bolaños es su estrecha relación con las dictaduras latinoamericanas de los años setenta y ochenta.

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Durante el auge en la carrera de Chespirito, la región estaba gobernada por terribles dictadores, tales como Jorge Videla en Argentina, y Augusto Pinochet en Chile, los cuáles son dos de los países donde los programas del mexicano tuvieron mayor éxito.

¿Por qué se relaciona a Chespirito con las dictaduras latinoamericanas?

Posiblemente, uno de los acontecimientos más sonados fue cuando en 1978 el actor viajó a Santiago, capital de Chile, durante pleno mandato de Pinochet, y fue tal el furor por el elenco de El Chavo del Ocho, que fueron recibidos por una valla humana de 17 kilómetros que se extendía hasta el hotel donde iba a hospedarse.

Además, el día del espectáculo se rompió el récord de máxima audiencia en el Estadio Nacional de Santiago, donde acudieron más de 80 mil personas, además de otros miles que se quedaron a las fueras del lugar.

El problema no fueron las multitudes, sino que el comediante se presentó a dar show en un estadio que años atrás sirvió como cárcel para presos políticos de la dictadura; donde se asesinó y torturó a estudiantes y opositores al régimen.

Fue hasta el año 2005, cuando el mexicano respondió a los señalamientos en su libro Sin querer queriendo, donde dijo que ni él ni ninguno de los demás actores recordaba que el recinto había fungido como “campo de concentración”.

Sin embargo, también expresó que aunque lo hubieran sabido, “de todos modos habríamos trabajado ahí”, ya que bajo esa lógica entonces “ningún actor debería presentarse en el Zócalo de México, donde se enlodó la memoria de todos los que fueron asesinados durante la Decena Trágica”.

“Cómo olvidar la prolongadísima ovación que nos brindaban mientras dábamos la vuelta olímpica dos veces, aun a costa de terminar resoplando de agotamiento. ¡Pero valía la pena! ¿No?”, escribió en sus memorias.

Gómez Bolaños en Argentina

También en 1978, Chespirito había logrado abarrotar el Luna Park de Buenos Aires durante el mandato de Jorge Videla y años después, en 1986, tuvo un mayor éxito al llenar estadios como el Mendoza, el de Talleres de Córdoba y el de Independiente de la Plata.

“Las jovencitas se desgañitaban para expresar su amor por nosotros”, escribió.

A pesar de que en México ha sido duramente criticado por “perpetuar la ignorancia”, “romantizar el clasismo”, entre otros señalamientos, además de ser cómplice de las dictaduras, Bolaños logró un éxito rotundo no solo en México sino en otros países latinoamericanos, los cuáles lo nombraron “el comediante más importante de América Latina en los últimos mil años”.

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