Charles Bradley: su voz siempre nos quedará como consuelo

"Quiero decir 'que el mundo sepa que no pueden cambiarme. Amo a todos y nunca he hecho daño a alguien", fueron sus palabras en una entrevista

Los años de lucha, la vida de bajo costo, los recuerdos de ver a James Brown en vivo, todo eso suena en la voz de Charles Bradley, el cantante de soul que falleció el pasado 23 de septiembre a los 68 años por cáncer. El mundo nos prestó su voz y talento por los últimos seis años para padecerlos con el consuelo que ofrecía la poderosa lírica de este hombre.

Cuando tenía 62 años y sin casi nada que perder, fue cuando un hombre lo vio interpretar a James Brown en Nueva York y de inmediato lo introdujo a una compañía y le presentó al productor Tom Brenneck quien lo puso al frente de tres discos.

Uno de ellos incluye un cover a Black Sabbath con la canción “Changes” que ni el propio Ozzy ni DIO habrían logrado.

En 1962 la hermana de Charles Bradley lo llevó a un concierto de James Brown en el Teatro Apolo. Él tenía 14 años y no tenía ni idea de quién era este Brown, pero su hermana se ofreció a llevarlo así que eso bastó. Nunca imaginó que transformaría su vida esta presentación, ni mucho menos que ser su personificador décadas después le ayudaría a comer aunque fuera por el día.

“Me quitó el aliento. Yo no sabía quién era James Brown, pero yo quería ir a ver. Cuando salió al escenario, nunca olvidaré esas luces amarillas y púrpuras, mis colores favoritos, Y cuando llegó ‘volando’ al escenario con una pierna (..) estaba en shock. Dije ‘quiero ser algo así”: confesó en una entrevista con la revista Rolling Stone.

Cuando tenía 19 años intentó su primera personificación de James Brown en un lugar público, tras cinco años de practicar con la escoba como micrófono y sus pasos de baile. No lo logró. Charles, entre risas, también contó que como estaba tan nervioso de salir al escenario, se bebió una botella de gin y lo terminaron despidiendo.

“Pero les dije ‘denme ese micrófono’ y desde entonces no he parado”, le dijo a la revista musical.

Viviendo el ‘blues’
Lo que siguió fue más complicado. Entre blusistas hay un chiste que se repite: la fórmula para un buen blues es que siempre deben hablar de que perdiste el trabajo, no encuentras amor y se te murió el perro. Muchos de los cantantes de la época padecieron casos similares además de la violencia cotidiana contra negros.


Algo similar vivió Bradley, quien no sobrevivió los primeros años como personificador del gran Jame Brown (lo cual es sumamente decepcionante porque es prácticamente su reencarnación, pero con propio estilo), vivió pobreza y desempleo crónico.

Viajó por el país durante los años 70, luego de que lo despidieran como cocinero -trabajo con el cual conseguiría una casa y por consiguiente no la compró-. En los años 90 vivió con su madre y cuidó de ella, tras intentos varios de conseguir un empleo.

Sin embargo, casi muere entonces por intoxicación de penicilina, a la cual era alérgico. “Ahora haz algo que quieras hacer. Sigue tus sueños. Amas la música. Hazlo”, le dijo su hermano Joseph. Pasada esta tragedia, buscó a un tutor para que le enseñara a leer, ya que solo había completado el primer grado de la escuela.

Pero vino otra, naturalmente. A Joseph, su hermano mayor, lo mató y le robó uno de los sobrinos de Bradley. Siguió con su vida, pero transformada gracias al consejo que le dio su hermano mayor y en 2011, Bradley publicó su primer disco “No time for dreaming” con la Menahan Street Band y fue nombrado como uno de los 50 álbumes más importantes del año.

Pero el 2016 no fue el mejor para él.

Ese año le diagnosticaron un tumor canceroso en su estómago contra el que luchó hasta septiembre, cuando éste llegó a su hígado. En una entrevista Bradley dijo respecto a su lugar en el mundo que a veces repetía

“Dios, solo llámame a casa”, porque cada día sale a luchar y a luchar y a “mantener la honestidad” y que también le decía “Padre, cuando llegue el momento en que me quieras. Estoy listo para irme y antes de hacerlo, quiero decir ‘que el mundo sepa que no pueden cambiarme. Amo a todos y nunca he hecho daño a alguien”.