Casa Morgana, la heladería que le dio la vuelta a la pandemia

Tras reabrir su negocio, Kirén Miret decidió enfrentar la crisis sanitaria vendiendo sus helados por toda la Ciudad de México y así poder seguir adelante con esta heladería, donde predominan los sabores de pan de muerto, naranja y roles de canela

Cuando comenzó la crisis sanitaria, Kirén Miret decidió cerrar su heladería, su Casa Morgana. Sin embargo, al día siguiente, mientras daba una vuelta por Chapultepec, se retractó de lo que había hecho.

Regresó a la heladería y decidió reabrir, darle una oportunidad más a este proyecto, al negocio que actualmente vende los helados más característicos de la Ciudad de México.

En Casa Morgana se pueden encontrar helados más allá de los sabores clásicos. Ahí, los que predominan son los de ate de guayaba, pan de muerto, dulce de leche, roles de canela, calabaza, naranja, canela, entre otros.

Además, estos helados están hechos desde cero, sin saborizantes ni colorantes artificiales.

Para volver a venderlos, Kirén decidió repartirlos, por litro y litro y medio, alrededor de la Ciudad de México junto con su socio. El resultado les sorprendió. Estaban vendiendo más de lo que esperaban.

“Cuando nos dimos cuenta de que no nos estábamos dando abasto, contratamos a dos chicas en bicicleta para repartir hasta donde pudieran. Fue un gran momento para nosotros como negocio. Ahí aprovechamos y la verdad es que nos fue increíble, nunca habíamos vendido así. La pandemia para nosotros fue como darle la vuelta al negocio”.

En entrevista con Reporte Índigo, Miret confiesa que realizaban jornadas exhaustivas porque tenían que cumplir su objetivo, la meta de seguir pagando la renta, “porque no nos perdonaron eso”, ni la luz ni el agua, “tuvimos que seguir chambeando”.

En ese sentido, Kirén invita a todos los capitalinos a comprar helados en todos los negocios que, como Casa Morgana, necesitan seguir con su proyecto, pues la situación sigue siendo complicada.

“A los emprendedores, les digo que mi lema en la vida es ‘no aceptar un no como respuesta’, pero también admitir cuándo decir ‘fue suficiente’. Sigan su instinto, pero también sus finanzas. Tengan clarísimo hasta dónde les va a dar el negocio y hasta dónde el negocio se está empezando a volver un sufrimiento”, admite Kirén.

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