Juan Carlos Rulfo estrena Cartas a distancia, testimonial que describe la atención de un cuerpo de enfermeros a pacientes de COVID-19

Cartas a distancia: el documental mexicano que expone cómo se vivió la pandemia desde el sector salud

El documentalista Juan Carlos Rulfo estrena Cartas a distancia, testimonial que describe la atención de un cuerpo de enfermeros a pacientes de COVID-19 en 2020. El realizador explica cómo llevó a cabo esta película con material que los mismos especialistas en medicina grabaron con sus celulares

El documentalista Juan Carlos Rulfo estrena Cartas a distancia.

Juan Carlos Rulfo llevaba años pensando en un documental que retratase a la Ciudad de México como escenario. Desde que había hecho En el hoyo (2006), en donde describe cómo fue la construcción del segundo piso del periférico a través de los trabajadores que estuvieron en la obra, el cineasta no había regresado a la capital a hacer un testimonial donde esta metrópoli resaltara.

En 2020, Rulfo desarrolló un proyecto en donde la CDMX fuera el personaje principal, pero llegó la crisis sanitaria y con ello el confinamiento; la ciudad se vació y el cineasta decidió seguir adelante y registrar esta capital en silencio, utilizó drones para tener una panorámica de lugares icónicos, como el Zócalo, Tlatelolco, Paseo de la Reforma, y más.

A la par, Rulfo recibía constantes mensajes en redes sociales, los mismos que millones de mexicanos compartían o también tenían en sus teléfonos: audios especulativos que el coronavirus era una invención del Gobierno, que todo era una cortina de humo, que esta pandemia era para acabar con la sobrepoblación mundial.

Mientras tanto, la periodista Melissa Del Pozo ya había hecho contacto con un enfermero al interior del Hospital General De Zona 27 del IMSS en Tlatelolco, Jorge Gómez “Calavera”, quien directamente trataba a pacientes con COVID-19, y esto atrapó a Rulfo por completo.

“Melissa se enteró que los familiares compartían a sus internos cartas escritas a mano y en cuadernos a través de las vitrinas de la clínica, el productor Eduardo Díaz Casanova y yo fuimos, y era impresionante la reacción de la gente, porque eran elementos muy curiosos, botellas de agua con mensajes con plumón, o servilletas con estos escritos”, describe Rulfo.

Este fue el nacimiento de Cartas a distancia, documental que por la urgencia fue grabado con teléfonos celulares al interior del hospital. Además de los mensajes en texto físico, también comenzó a suceder otro ejercicio, Rulfo pidió a los enfermeros que hicieran videos entre familiares y pacientes, precisamente a manera de correspondencia audiovisual con estos dispositivos.

“Hasta hicimos un grupo de WhatsApp donde había varias enfermeras y enfermeros que estaban de acuerdo en participar, yo les pedía que nos contaran en mensajes de voz cómo era su día, qué sentían, cómo estaban, cómo era para ellos el vivir todo esto”, comparte el cineasta, precisamente en videollamada con Reporte Indigo.

Después de dos meses de rodaje, y haber obtenido alrededor de 30 terabytes de material, lo que son aproximadamente 200 horas de material, Rulfo tuvo material suficiente para hacer este testimonial pandémico, y que ahora ya es una película. Primero se estrenó en festivales y el pasado 27 de octubre llegó a salas comerciales en México.

No caer en la “pornografía” con Cartas a distancia

Cuando el acceso al hospital del IMSS fue limitado al personal de salud, los realizadores de la película entregaron cámaras especiales y diminutas a los enfermeros para que pudieran hacer un registro en 4K.

“Me gusta mucho el poder hacer espacio en cualquier comunidad, o donde nos lo permitan, hacer talleres de video y narrativa y eso pasó con los enfermeros y las familias, les dimos indicaciones de cómo grabar, evitando contraluces, pidiendo que se acercaran a los personajes para tener buen audio, y una serie de cosas así. A los enfermeros les dimos una mini cámara, una Osmo DJI que es un steady cam que podían pasar por el hospital”
Juan Carlos RulfoCineasta

Algo que era imprescindible para el cineasta es que no se retratara la miseria, ni tampoco abusar de describir momentos mórbidos, o que resultaran amarillistas, lo importante era poner el foco en las historias, no en la desgracia personal ni en mostrar imágenes que pudieran impactar a las audiencias.

“La historia se fue hilando, cuidando mucho el ‘tremendismo’, es decir, tanto en cuestiones del narco, como desaparecidos o nota policiaca en las que México es experto en nota audiovisual, no podíamos caer en eso, no se trataba de hacer la nota amarilla y estar en la pornografía del desastre, nuestros personajes tenían que estar en medio de un estado en el que vivían su cotidianeidad, pero, al mismo tiempo, sucedía algo”, platica el realizador.

El encuentro con Philip Glass

Un mérito sobresaliente con el que cuenta Cartas a distancia es que el músico de cabecera de Rulfo, Leonardo Heiblum, logró además de dar su aporte, el contactar y sumar a uno de los compositores contemporáneos más importantes del mundo, Philip Glass, quien compuso cuatro piezas originales para la película.

“Pensamos que el minimalismo cabía perfecto, y apareció la idea de trabajar con Philip Glass, desde hace mucho quería hacer algo con él y Leo ya había estado trabajando con él y le dijimos, ‘pregúntale a nuestro amigo si quisiera colaborar’, y ¡encantado, ni lo dudó! Inmediatamente se pusieron a componer e hizo estas cuatro piezas sobre la Ciudad de México, que están interpretadas por una arpista holandesa que es una belleza fantástica, Lavinia Meijer”, dice el director.

Además de las composiciones de Glass, Heiblum también aportó con arreglos y piezas instrumentales, los cuales se inspiraban en los sonidos propios del hospital, los que emiten las máquinas como respiradores o de frecuencia cardiaca, algo que también se logró con Martín Hernández, quien hizo el diseño sonoro del documental.

Cartas a distancia, el nuevo documental de Juan Carlos Rulfo, llegó desde el 27 de octubre a las salas de México

“Evidentemente, lo que teníamos que hacer era usar el sonido de las máquinas para hacer música, desde que una de las entrevistadas, Claudia Arce, nos contaba que tenía pesadillas al recordar los bips, sonidos y ruidos de las mismas, dijimos ‘pues ahí está la música’, con los tosidos de las personas, estos constantes respiradores y las pulsiones de los monitores de signos vitales”, agrega Rulfo.

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