Botánica Granel: la tienda para hacer tus compras sin sentir culpa

Las personas que visiten el lugar pueden llevar sus propios envases y llenarlos con productos como arroz, aceite, café o incluso suavizante para ropa con el fin de generar menos basura

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La basura está perjudicando al mundo. Ese el pensamiento de Silvia Huicochea, fundadora de Botánica Granel, un establecimiento en donde la gente puede salir con kilos de productos, como frijol y vinagre, sin tener en mente que tirará bolsas de plástico o cualquier otro desecho que contamine a los demás.

En Fernando Montes de Oca, número 69, Botánica Granel apantalla a la gente que camina sobre las calles de la Condesa desde que se encuentra con los grandes ventanales que resguardan los más de 500 productos -entre harinas, cereales, semillas, aceites, vinagres y materiales de limpieza- que se venden en el establecimiento.

Al entrar a Botánica Granel, la gente se encontrará con contenedores tubulares delgados que contienen una gran variedad de semillas, como arroz de Sinaloa o lenteja roja; en una gran mesa al centro notará que más de una docena de frascos transparentes resguardan harinas y especias como cardamomo o canela de Veracruz. Incluso hay cubos donde se guardan productos como nueces de la india y frutos secos con chocolate sabor a matcha.

Cuando las personas deciden qué producto se llevarán a casa, toman una bolsa de celofán, introducen los productos, los pesan con ayuda de una báscula y pagan.

Sin embargo, los visitantes de Botánica también pueden llevar ellos mismos sus propios envases de vidrio o plástico -para reciclarlos- y se despachan de los productos que les haga falta en casa: ya sea un kilo de arroz o un litro de suavizante.

“Nos llena el alma cada vez que alguien viene con su montón de frascos a rellenar. Por que tú puede decir ‘es sólo un refresco el que me voy a tomar o es un popote el que me están dando’. Pero es que cuando lo multiplicas por tanto, se vuelve una bola de nieve”, confieza Huicochea.

La idea de Botánica surgió cuando Silvia comenzó a vivir sola. Cuenta que aunque trataba de reciclar lo más posible, siempre tenía algo que tirar, un acto que se volvía casi imposible de evitar.  

“Tenía muy claro que no quería cruzar esa raya que yo llamaba hippie, en donde yo hiciera mi propia pasta de dientes con arcilla o mi champú con vinagre. Yo no quería dejar de tener el estilo de vida que tenía

“En un viaje conocí una tienda que tenía todas estas opciones, la parte de alimentos y de asistencia personal para la casa, en donde tú podías llevar tus propios frascos y rellenar. Era justo lo que yo necesitaba para poder minimizar mucho más mi basura. Y decidí empezar un proyecto”, agrega Silvia.

Asegura que aunque uno de sus objetivos del lugar es que la gente utilice menos plásticos, también está la iniciativa de apoyar a los trabajadores locales.

“Reducir plástico es nuestra proriedad uno. Pero otra de nuestras grande priodidades es el consumo local. Conocemos a los provedores directos, y el cambio que han tenido durante el año que les hemos estado comprando es enorme; es gente que para vender en grandes tiendas necesitaría cumplir ciertos requsitos”, admite Silvia, quien admite que los precios de Botánica son lo que sus vendedores le ofrecen, una ventaja más de su establecimeinto: tener un mercado justo.

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