El reclamo sigue
Incómoda para los grandes corporativos trasnacionales, mencionada en la prensa a nivel global y respetada entre la gente del campo en su natal Honduras, Berta Cáceres era una figura de polémica en su vida y de eso no queda duda.
Sin embargo, la mujer llegó a un fin trágico el 2 de marzo del 2016 cuando apenas estaba por cumplir 45 años dos días después, ya que fue asesinada en su casa de La Esperanza, Intibucá, en Honduras, justo a que días previos denunciara hostigamientos y además homicidios a cuatro dirigentes de comunidades indígenas.
Hidalgo Neira
Incómoda para los grandes corporativos trasnacionales, mencionada en la prensa a nivel global y respetada entre la gente del campo en su natal Honduras, Berta Cáceres era una figura de polémica en su vida y de eso no queda duda.
Sin embargo, la mujer llegó a un fin trágico el 2 de marzo del 2016 cuando apenas estaba por cumplir 45 años dos días después, ya que fue asesinada en su casa de La Esperanza, Intibucá, en Honduras, justo a que días previos denunciara hostigamientos y además homicidios a cuatro dirigentes de comunidades indígenas.
Bajo la lente de otra mujer, Katia Lara, es que se empezó a hacer un testimonial de Cáceres mucho antes de que sucediera el crimen contra la activista, fue con su asesinato impune que se apresuró el documental para alzar la voz de la fallecida.
“Yo me enteré el 3 de marzo en la madrugada y de inmediato comenzamos a trabajar. Filmamos todo el mes de marzo y decidimos hacer ‘Berta Vive’, que finalizamos en septiembre del año pasado”, narra en entrevista la realizadora para Reporte Indigo.
“Berta vive” (2016) tuvo su paso por México en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (2017) donde ganó una Mención Especial por parte del jurado. La producción que se realizó con 150 mil dólares aproximadamente, tuvo fondos de Oxfam a través de la Asociación Madre Tierra, pero la misma Lara puso gran parte del presupuesto de su bolsillo.
“Francamente lamentamos que Oxfam Honduras no haya actuado a la altura del acontecimiento y limitara su aporte al trabajo que finalmente significa apenas el 3 por ciento de la inversión, sin contar con que al final pidieron que agregáramos esa nota que dice: las opiniones vertidas en este documental no representan las opiniones de Oxfam”, acusa la cinesta.
Mi amiga Berta
Mientras un mitin da sesión en campo abierto con micrófonos entre los inconformes con su situación de la privatización de los cauces de agua dulce por empresas extranjeras, Berta se postra a la sombra con unos lentes de sol Dolce & Gabbamna de imitación, escuchando atenta la opinión del pueblo lenca.
Son imágenes como esta las que Lara capturó antes del deceso de Cáceres, ya que a lo largo de diez años se conocieron en la lucha social para después ser amigas en el mismo frente.
“El inicio de este proyecto tuvo que ver justamente con esa complicidad entre mujeres que, dedicadas a oficios diferentes, mantenemos lazos estrechos de comunicación, compañerismo, solidaridad y amistad porque nos vincula el trabajo por la defensa de los Derechos Humanos”, explica en un correo electrónico.
El golpe de Estado vivido en 2009 en honduras sería un punto de cohesión entre las mujeres y desde ahí se tendrían respeto mutuo por sus profesiones.
“Cáceres, coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras y Miriam Miranda, coordinadora de la Organización Fraternal Negra Hondureña, me recomendaron en Oxfam Honduras para hacer un documental (…) Recuerdo que la gente de Oxfam me comentó que ellas habían manifestado que participarían en la producción solamente si yo dirigía el trabajo”, revela.
Testigo directo
Lara no estuvo la noche en la que mataron a la luchadora social, sin embargo en “Berta vive” entrevista a Gustavo Castro, quien sobrevivió al atentado y quedó lesionado en su mano y cara por el roce de bala.
A escasas horas del suceso Lara va a La Esperanza con cámara en mano para grabar en directo lo que dejó el derramamiento de sangre de Cáceres.
La realizadora se vuelve testigo del funeral y como es que la gente lenca le rinde tributo con el paso de los días a la activista.
Entre gritos y reclamos de justicia, se ve como ante el ataúd de Cáceres hace presencia Ketil Karlsen y James D. Nealon, embajadores de la Unión Europea y Estados Unidos respectivamente.
“Se jodieron si creen que nos van a callar, porque ellos son la verdadera mafia, esos grupos de poder económico que nos tienen cada día más huyendo a los jóvenes hacia los Estados Unidos”, reclama ante la turba la también activista Miriam Miranda.
Grabaron durante todo el mes de marzo para después postproducir el documental que estuvo listo en septiembre y tiene una duración de 30 minutos, duración que siempre estuvo en la mente de la directora.
Fuera del corte final
Berta paseándose por el río Gualcarque, Berta siendo hija y madre a la vez acompañada por su familia, Berta “encachimbada” (enojada) haciendo un discurso de reclamo de su grupo de lucha hasta la casa presidencial, estos y muchos más momentos se quedaron fuera de “Berta vive”, pero que serán rescatados a futuro.
“Me costó sacar la entrevista con Victor Fernández, el abogado de Berta Cáceres, que explica la persecución judicial de la que fue víctima Berta, y otra con Wilfredo Mendez del grupo de abogados del caso, para explicar los detalles irregulares del proceso de investigación… todo eso ha quedado para el largometraje en el que estamos trabajando, se llama BERTA”, puntualiza Lara.
El riesgo del activismo en Honduras
Entre los retos de producción que Lara tuvo que confrontar fueron las constantes amenazas hacia su equipo de trabajo por narrar la historia de Cáceres después de su asesinato.
“Lo más difícil fue lidiar con la vulnerabilidad a la que nos expuso el trabajo. Por ejemplo, Milton Benítez, Asistente de Dirección e investigador del proyecto, quien trabajaba entonces como conductor del programa de TV Opinión Puntual, recibió amenazas y hostigamiento en su propia casa y finalmente le quitaron el espacio de televisión”.