Bebés: inocentes ¿y racistas?

Asociamos la imagen del bebé con inocencia y pureza, casi como una persona neutra ante posturas o ideologías dado que ni siquiera tiene uso de conciencia o no ha iniciado su etapa del habla.

Pero, ¿cuándo comienza a manifestarse alguna preferencia determinada? En otras palabras, ¿cuándo comienza el racismo en una persona?

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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Asociamos la imagen del bebé con inocencia y pureza, casi como una persona neutra ante posturas o ideologías dado que ni siquiera tiene uso de conciencia o no ha iniciado su etapa del habla.

Pero, ¿cuándo comienza a manifestarse alguna preferencia determinada? En otras palabras, ¿cuándo comienza el racismo en una persona?

Lisa Scott, investigadora de psicología, y su equipo de la Universidad de Massachusetts Amherst, publicó un estudio en Development Science que confirma que a pesar de que los niños nacen con las habilidades iguales para distinguir caras de diferente tipo, para la edad de nueve meses reconocerán con mayor precisión las caras y emociones de personas que sean de la raza con la que más interactúan desde su nacimiento. 

En el estudio participaron 48 bebés blancos de cinco meses de edad y con poca o nula interacción con bebés de raza negra. La primera actividad constó en demostrar “que tan bien los infantes podían hacer la distinción entre dos caras de su raza y dos caras de una raza con la que no estaban familiarizados”, dice el estudio. 

Durante la segunda etapa, se determinó la habilidad de los bebés para leer expresiones faciales de caras tanto blancas como negras. Resultó que los bebés interpretaban las emociones de ambas razas sin distinciones.

A diferencia de los bebés de cinco meses, los de nueve meses fueron más eficientes para distinguir las emociones de los bebés de su misma raza, que de la otra.

Esta es la primera investigación en su tipo que sustenta los estudios que apuntan a que el reconocimiento de emociones es menos preciso cuando se trata de una raza con otra diferente.

Para llevar a cabo el estudio, se les conectaron sensores a la cabeza de los bebés que registraron su actividad cerebral mientras veían las emociones en las caras de otra raza y en la propia. Por ejemplo, si una cara demostraba tristeza, analizaban si correspondía o no con el sonido que emitían, risa o llanto. 

Esto se asemeja mucho a cuando aprenden el lenguaje. Scott dice que “además de proporcionar información crítica para la comprensión de cómo los niños aprenden sobre el ambiente que los rodea, los resultados de esta investigación pueden servir como una guía para la educación temprana e intervenciones diseñadas para reducir prejuicios racistas y estereotipos”.

No es que los bebés sean racistas o discriminen inconscientemente, simplemente que a los nueve meses reconocen con mayor eficacia las emociones de las personas de su misma raza.

Los padres deben tomar en cuenta que los bebés están alerta a los sonidos, gestos y muestras de sus emociones y que les “formará” parte de su criterio conforme crecen.

Pongan el ejemplo como padres y dejen a un lado estereotipos, así su hijo o hija crecerá aceptando a cualquier persona y aprenderá a ser tolerante y respetuoso.

El estudio fue “Editor’s Choice” por Development Science, en mayo de este año.

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