Bazares vintage: entre objetos rescatados, lo perdido y lo encontrado

La mezcla entre pasado y actualidad en la moda y accesorios se extiende en los espacios juveniles de la Ciudad de México con los bazares vintage. El pasado fin de semana Lost & Found se mostró como una de las múltiples propuestas alternativas que muestran que lo barato no siempre sale caro y lo viejo no siempre deja de ser innovador

Seguramente recuerdas aquella canción pop ochentera donde los jóvenes acudían a los bazares a hacer sus compras, buscando lo último de la moda a precios accesibles (y quizá algo más), en aquellos sitios.

El concepto mexicano del bazar nació a partir de una inclusión de los sectores menos acomodados de la sociedad, para adquirir una gran variedad de productos (importados o de contrabando), a precios que no iban a encontrar en las plazas comerciales como Satélite o Universidad.

Fue tanta su importancia que derivó en lo que hoy conocemos como mercados sobre ruedas y su espíritu, combinado con la nostalgia de las nuevas generaciones dio como resultado la nueva tendencia de los “bazares vintage”, que en pleno 2019 reúnen a jóvenes que buscan un estilo alternativo y sustentable en moda y artículos como accesorios, decoración e incluso muebles.

Este sábado 16 de febrero se llevó a cabo Lost & Found, bazar vintage, donde alrededor de 20 propuestas de jóvenes mexicanos ofrecieron productos de diferentes épocas para diferentes estilos y con la ambición de extender la idea de que el vestir no tiene que ser un motivo para endeudarse.

Ere, organizadora del evento, comenta que la idea de proyecto inicia como un apoyo para los expositores, quienes ya llevan un trabajo previo de curaduría para que sus productos se vendan y apoyar la economía tanto de ellos como de los clientes.

“Muchos bazares son de segunda mano, la gente puede sacar su guardarropa, no hay ninguna curaduría y no hay ningún problema, pero para personas como nosotros que nos gustan prendas con cierto tipo de historia hasta hace poco no había un bazar que cubriera esa necesidad” comenta Ere respecto al nacimiento del concepto de Lost & Found como bazar vintage

A comparación de los bazares donde sólo se ofrece segunda mano, en Lost & Found se enfoca más a ofrecer el estilo y a respetar el trabajo de los expositores, quienes buscan la ropa, la seleccionan de acuerdo a una época y tienen un público consolidado y que además ese público puede buscar y conocer otros conceptos y expositores.

Miguel, quien a la par de Ere organiza el evento y que también toma el papel de dj para amenizar la fiesta, buscó la forma de que el encuentro fuera más interactivo y que pudiera dar a los compradores y a los expositores un espacio de relajación donde la música, la comida y las actividades adicionales hacen del bazar un verdadero encuentro multicultural.

Una tarde de viajes en el tiempo

Por fuera, el lugar que fue rescatado para al principio ser un espacio para los outsiders de la música electrónica que buscaban un nuevo concepto de fiesta, parece no tener más que edificios abandonados, ruinas y grafiti.

Al ingresar la música, el área de comida y de talleres dan la bienvenida y se siente una convivencia distinta donde realmente la moda no es lo más importante, sino sentirse cómodo mientras convives con gente que acude con la esperanza de encontrar esa prenda que les gusta y no encuentran en un centro comercial, o bien, sólo mirar y maravillarse con las distintas piezas que encontrarán.

Al fondo del espacio asignado para el bazar nos encontramos con ‘Savage Vintage’, atendido por Lucas, quien se dedica al rescate de lentes, armazones y relojes quien busca piezas de otras épocas en los tianguis de segunda mano hacerles reparaciones y ofrecerlos para los distintos gustos de los compradores.

Al igual que Lucas los expositores de Lost & Found y otros bazares llevan a cabo un trabajo de selección en mercados y las llamadas “pacas” que complementan con lavado y en algunos casos arreglo o rescate de las piezas. Este trabajo es lo que ellos cobran para que cuando la prenda o accesorio llegue a su nuevo destino sea lucido con gusto por su dueño.

En ese trabajo en el siguiente stand nos encontramos con Alejandra Guzmán Solano, ‘Ale Vintages’, que expone ropa y algunos accesorios que van desde los años 70 hasta el 2000 con estilo urbano, con la seguridad de que sus prendas van a darle un estilo personalizado a quien lo use.

“El tema del precio es algo complicado ya que en muchos de nosotros nos arriesgamos a meternos a lugares peligrosos, ahí cuéntale las asoleadas (…), y más que nada el valor nostálgico que tienes hacia la prenda, aquí hay precios de 50, cien pesos, que se me hacen precios súper accesibles para la prenda que vas a traer”, comenta Alejandra respecto a los precios y la inclusión de otros sectores de la sociedad en estas actividades

‘Vetusta Boga’, unos pasos más adelante tiene una “extraña adicción” a coleccionar cosas vintage, las encargadas, Maria Salcedo y Adriana Tenorio, tienen un poco de todo sin embargo los accesorios como collares, broches, anillos y aretes que ofrecen como complementos al look que el comprador elija en este bazar.

Entre los vendedores es común encontrar las piezas extrañas, unos lentes fabricados a mano, una prenda descontinuada, un overol que pensabas ver solo en una película ochentera, o un vestido-pantalón que quizá sólo sea usado para actuación son las joyas de expositores, y algunos coleccionistas, que también acuden a estos bazares itinerantes.

Miriam Blanco da la atención en ‘Jugo de Skarabajo’, un local que con sus prendas transporta directo a la década de los 80 y 90, y que apoyada de su familia ha sacado adelante el comercio vintage y segunda mano, poniendo como prioridad, la calidad de las prendas.

A la par de ella se encuentra también ‘Vintache Pistache’, atendido por Quit, quien también con artículos de los años 80 y otras épocas da una alternativa de vestimenta y una selección que llama la atención de más de uno de los asistentes.

Probarse una prenda que te llama la atención en estos locales cambia la perspectiva de los clientes, de inmediato muchos se dan cuenta del grosor de la tela, la fuerza de las costuras, algunos buscan el año de fabricación en las etiquetas y terminan sorprendidos del paso del tiempo comparándolo con ropa que no les duró ni un año en lo que llaman las tiendas de “fast fashion”.

Un complemento al outfit y a los accesorios es la construcción de un espacio íntimo basado en el vintage, los muebles, que en esta ocasión los encontramos con Aarón Jiménez, que después de instruirse un poco en las antigüedades por herencia familiar, continuó con un trabajo más especializado, con estudios de estilo, textura, épocas y tendencias, para que él pueda identificar y rescatar las piezas.

El espacio también resulta un punto de encuentro para un cambio de imagen, ‘A la antigüita  Hairstyle’ nos muestra que además de comprar la prenda con la que te sientas más cómodo o cómoda puedes llevar el peinado y maquillaje complementario.

Guiados con revistas y fotografías desde los años 20 a los 80, realizan cambios de imagen para todo tipo de público, desde novias, quinceañeras, clientes de la  escena rockabilly, hasta producciones de pasarelas, sesiones fotográficas y filmaciones.

Más de 20 expositores se dieron cita el sábado en Lost & Found, para complementar la venta que tienen en sus redes sociales como Facebook, Instagram y Twitter con un poco de estos espacios, que con diferente nombre y bajo diferentes organizaciones van ganando terreno en la cultura de los jóvenes de la Ciudad de México.

Bajo esta misma premisa de complementar la venta de redes sociales llegó al bazar ‘Atrapados en el Tiempo’ liderado por Paty, que por el amor al vestirse diferente y la economía comenzó el negocio para apoyar a gente con la misma situación.

Una característica de la moda vintage que defiende Paty de Atrapados en el tiempo y en la que coinciden casi todos los expositores es el uso unisex de algunas prendas, ya que no es necesario que la ropa sea de hombre o mujer, “si te pruebas una blusa, pero te gusta, te la quedas”, comenta Paty.

La creación artística, a partir de piezas en desuso también tuvo lugar en este bazar ya que nos encontramos con ‘PJ Romer’ quien además de la recuperación de prendas para darles una segunda oportunidad, comenzó con una contrapropuesta al fast fashion.

Además de la ropa, tiene en exhibición unas piezas de arte de su propia creación dedicadas al sexo femenino, en especial a la vulva, para mostrarla de una forma más abierta, divertida e inspiradora para que el aparato reproductor femenino deje de ser un tabú.

A la par de la música de Dj’s como Miguel, que seleccionan ritmos de otras épocas para crear el ambiente los bazares modernos nos muestran una alternativa a la moda, a la economía y a la convivencia, y nos enseñan que en donde todo parecía ser efímero, aún hay cosas que perduran.

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