“Baño de público”

Después de pasar una noche en una prisión de Texas, el concierto que Fiona Apple dio en Houston el viernes 21 de septiembre se convirtió en el morbo de la prensa y algunos curiosos.

Dio la casualidad que yo tenía boletos para esa fecha desde hace unos meses atrás, así que sin querer estuve en el concierto del morbo post su arresto por posesión de drogas. 

La experiencia me dejó con dos grandes conclusiones: 1) la intensidad interpretativa de Fiona es impresionante y 2) no hay peor público que el de Houston. 

Juan Antonio Zertuche Juan Antonio Zertuche Publicado el
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Después de pasar una noche en una prisión de Texas, el concierto que Fiona Apple dio en Houston el viernes 21 de septiembre se convirtió en el morbo de la prensa y algunos curiosos.

Dio la casualidad que yo tenía boletos para esa fecha desde hace unos meses atrás, así que sin querer estuve en el concierto del morbo post su arresto por posesión de drogas. 

La experiencia me dejó con dos grandes conclusiones: 1) la intensidad interpretativa de Fiona es impresionante y 2) no hay peor público que el de Houston. 

Aquellos que son fans saben que Fiona tiene una muy rara manera de interactuar en entrevistas. Tiene una rara timidez que se disfraza con un desenfreno hiperactivo al hablar. Cosa que comprobamos cuando antes de empezar a cantar, habló por espacio de dos o tres minutos de su experiencia en la cárcel. Lo hizo a su manera; actitud que puede resultar extremadamente rara para quienes no tienen idea de cómo se comporta en público. 

Después de esta “torpe” interacción con el público, Fiona se adueñó del escenario. Nunca había visto a alguien que se desviva interpretando letras tan personales con esa intensidad. Fiona se expresa con todo su cuerpo; se mueve, se estira, baila, se flagela y se le saltan las venas con una expresividad realmente impactante. 

Y no, no cantó “Criminal” para desgracia de los que querían jugar con la cabeza de la nota de su concierto post cárcel. Fiona comienza como un trueno sin previo aviso con “Fast As You Can” y después hace un selecto repaso por toda su discografía hasta llegar al clímax con “Shadowboxer”, de su excelente álbum debut “Tidal” de 1996. 

Pero la experiencia de escuchar en vivo parte de su nuevo álbum “The Idler Wheel…” –uno de los mejores del año– es un gran plus. Con las versiones en vivo de canciones como “Anything We Want”, “Periphery” y “Daredevil”, Fiona crea un ambiente de intimidad que la coloca en una zona de tensión–confort. 

Al final de las 16 o 17 canciones, el público de Houston corrió como si se tratara de un aviso de cambio de clase en la universidad. Jamás había visto tanto desdén para a) aplaudirle a una artista que lo dio todo durante una hora y b) no pedir con emoción el famoso y casi obligatorio “encore”, para provocar el regreso del artista a base de los aplausos. Nada de eso en esta ocasión. 

Fiona necesita venir a tocar a México para darse un “baño de público”, de los de verdad.

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