Antes del COVID-19, la humanidad enfrentó otras pandemias

La humanidad ya conoció la viruela, la peste bubónica, el cólera y gripes que han afectado el desarrollo de la civilización

La historia de las principales pandemias que ha enfrentado la humanidad en el curso de su historia demuestran los estragos que atraviesan las naciones y las repercusiones a largo plazo que viven las personas.

La crisis sanitaria provocada por el COVID-19 no solo ha dejado problemas relacionados a la salud, también ha afectado a la mayoría de las personas en lo social, económico o laboral.

“Esta pandemia es una crisis sanitaria que solo se vive una vez por siglo y sus efectos se harán sentir durante décadas”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus, jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en julio de 2020 durante una reunión del Comité de Emergencia.

La humanidad ya conoció la viruela, peste bubónica, cólera y gripes que han afectado el desarrollo de la civilización; más reciente se ha enfrentado al ébola y ahora el coronavirus.

Algunas de estas pandemias causaron la muerte de millones de personas y marcaron un parteaguas en la humanidad.

La peste negra o peste bubónica (1347 – 1351)

Se considera la pandemia más devastadora que la humanidad ha enfrentado. Afectó a Europa en el siglo XIV y alcanzó su punto máximo entre 1347 y 1353, matando a más de un tercio de la población europea. Se calcula que unos 25 millones de personas murieron por la enfermedad sólo en Europa junto a otros 40 millones en África y Asia.

De acuerdo con historiadores, la Peste Negra surgió por la bacteria Yersinia pestis en comunidades rurales y semirurales de Asia, África y Estados Unidos.

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Se propagó en Europa a través de las rutas comerciales, la Peste Negra logró mutar a los humanos a través de los roedores.

La enfermedad se manifestaba en las ingles, axilas o cuello, con la inflamación de alguno de los nódulos del sistema linfático acompañada de supuraciones y fiebres altas que provocaban en los enfermos escalofríos y delirios; el ganglio linfático inflamado recibía el nombre de bubón o carbunco, por eso se nombró «peste bubónica».

La forma de la enfermedad más corriente era la peste bubónica primaria, pero había otras variantes: la peste septicémica, en la cual el contagio pasaba a la sangre, lo que se manifestaba en forma de visibles manchas oscuras en la piel –de ahí el nombre de «muerte negra» que recibió la epidemia–, y la peste neumónica, que afectaba el aparato respiratorio y provocaba una tos expectorante que podía dar lugar al contagio a través del aire. La peste septicémica y la neumónica eran consideradas mortales.


Gripe española (1918 – 1920)

La Gripe Española mató entre 1918 y 1920 a más de 40 millones de personas en todo el mundo, una de las pandemias más severas que enfrentó la humanidad.

Un siglo después aún no se sabe cuál fue el origen de esta pandemia que no respetaba fronteras ni clases sociales.

Catalogada a menudo como “la madre de todas las pandemia”, la gripe española causó la muerte de entre 20 y 50 millones de personas alrededor del mundo, según cálculos de la Organización Mundial de la Salud.

A diferencia de otros virus que afectan básicamente a niños y ancianos, muchas de sus víctimas fueron jóvenes y adultos saludables entre 20 y 40 años.

Fiebre elevada, dolor de oídos, cansancio corporal, diarreas y vómitos ocasionales eran los síntomas propios de esta enfermedad. La mayoría de las personas que fallecieron durante la pandemia sucumbieron a una neumonía bacteriana secundaria, ya que no había antibióticos disponibles en esa época.

Se extendió entre 1918 y 1920, y los científicos creen que fue contagiada al menos un tercio de la población mundial de aquel entonces, calculada en 1.800 millones de habitantes.

Ébola (Desde 1976)

El ébola es un virus que de no ser tratado a tiempo representa una tasa de mortalidad del 90 %. En la República Democrática del Congo las muertes superaron la cifra de 2.000 víctimas de los más de 3.000 casos infectados.

El más grave de todos los brotes fue el que sucedió en África occidental entre el 2014 y el 2016 donde se infectaron cerca de 28 mil 600 personas y más de 11 mil 300 personas perdieron la vida en Guinea-Conakry, Sierra Leona y Liberia.

Desde 1976 se descubrió la enfermedad en un hospital, cerca del río Ébola en la República Democrática del Congo.

Su mayor riesgo es la facilidad en el contagio persona a persona, puesto que puede transmitirse mediante líquidos corporales y excreciones de todo tipo: saliva, sudor, sangre, semen, flujo vaginal, vómitos u orina.

Una vez contagiados, los primeros síntomas mantienen un tiempo de incubación muy variable, el paciente puede presentar fiebre, dolor de garganta o tos, en algunos casos también hay dolor de cabeza, cansancio o dolor muscular entre las primeras 48 horas y 3 semanas tras el contagio.

El cuadro del ebolavirus se complica posteriormente con náuseas, vómitos y diarreas hasta el fallo del hígado y los riñones, que es el momento en el que los pacientes sufren hemorragias.

Actualmente, existe una a vacuna contra el ébola inyectable de dosis única (rVSV∆G-ZEBOV-GP, viva). Fue fabricada por el grupo Merck, Sharp & Dohme (MSD) y desarrollada con el apoyo financiero del gobierno de los Estados Unidos.


Gripe A, gripe H1N1 o gripe porcina (2009)

La gripe H1N1 es una infección respiratoria aguda muy contagiosa, causada por varios virus gripales de tipo A.

En la primavera del 2009, surgió el nuevo virus de la influenza. Fue detectado primero en los Estados Unidos y se propagó rápidamente por todo el país y el resto del mundo.

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Este nuevo virus H1N1 contenía una combinación exclusiva de genes de virus de influenza que nunca antes había sido identificada en personas o animales. Y fue designado como virus de la influenza A (H1N1)pdm09.

La morbilidad suele ser alta, y la mortalidad baja (1%-4%).

En general los síntomas clínicos son similares a los de la gripe estacional, pero las manifestaciones clínicas son muy variables, desde una infección asintomática hasta una neumonía grave que mata al paciente.

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