Por primera vez en México, la artista belga Ana Torfs presenta sus más icónicas instalaciones que reflexionan sobre el lenguaje y su espacio

Ana Torfs en el MUAC expone la vulnerabilidad en el arte

Por primera vez en México, la artista belga Ana Torfs presenta sus más icónicas instalaciones que reflexionan sobre el lenguaje y su espacio de construcción, así como la invención y la convención detrás de las palabras y sus posibilidades de traslación y su traducción

Desde los 90, la artista belga Ana Torfs ha puesto su mirada en el estudio de la dialéctica entre la imagen y la palabra. Con los años ha profundizado en el acto de la percepción, indagando en las convenciones históricas implícitas que la acompañan.

Su trabajo ha sido expuesto en las galerías y museos más importantes de Europa y ahora, por primera vez, se presentará en América Latina con la exposición monográfica Espacio oscuro donde no pueden ponerse las cosas, en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), del 1 de octubre de 2021 al 27 de febrero de 2022.

“Estoy muy emocionada, por supuesto, y feliz porque estuvimos trabajando en esta exhibición desde hace tres años. Estaba planeada para abrirse el año pasado, pero se pospuso debido a la pandemia; no sabíamos, incluso, hace un mes, si se podía realizar en esa ocasión, fue muy estresante, pero ahora estamos felices que se abrirá”, platica Torfs a Reporte Índigo.

Ana comparte que esta muestra refleja su crecimiento como artista, recurriendo al uso de varios medios como la fotografía, el cine, el audio y la instalación, con los cuales hace diferentes referencias a la psicología, la literatura, el teatro de sombras, la botánica y las bitácoras de viajes.

Para esta exhibición, cuya curaduría está a cargo de Virginia Roy, Ana Torfs trabajó en ciertos temas e intereses específicamente hechos para México, desde una introspección más intensa y una proyección más poética.

“Se muestra la evolución que tuve como artista, pero también que todo está relacionado entre el texto e imagen, y de cómo las cosas del pasado regresan. De esos ecos, voz e imagen que pueden crear un espacio. Mi trabajo es muy político, pero nunca de una manera directa, es acerca de la creación y lo poético, sobre reflexiones personales, desde el interior”
Ana TorfsArtista

Ana Torfs Bajo el contexto de la pandemia

Aunque la mayoría de las piezas ya estaban planeadas, tuvo que repensar una instalación debido al COVID-19; se trata de la obra Los huesos de Eco/ Convertidos en piedras (2020).

La artista invitaba al público a sentarse en una alfombra y con unos audífonos escuchar a una narradora que intentaba ordenar sus pensamientos en una cadena infinita de asociaciones, hechos y referencias, profundizando en las anécdotas de la vida y la muerte de varios artistas.

Por lo que ahora, aclara Ana Torfs, en la sala ubicarán bocinas por todo el espacio y así la gente podrá escuchar estas enumeraciones que se transforman en descripciones objetivas sobre el funcionamiento del cuerpo humano y sobre la condición actual del planeta.

“Son piezas que fueron pensadas antes de la pandemia, pero que sí tienen una relación con lo que está pasando. Por ejemplo, Cuando silbas, el aire sale, es del 2019 y hago una reflexión que está relacionada con la respiración, sobre lo que pasa en el cuerpo cuando silbas y sale el aire. Ha sido muy divertido encontrar estas coincidencias con lo que vivimos ahora”, relata.

Parte fundamental para esta exposición es que cada pieza se entrelaza con la siguiente, es el caso de Cuando silbas, el aire sale con Encantamientos (dobla, dobla) (2017) y Espectáculo secundario (2019), la cual, explica la curadora Virginia Roy, tiene que ver con la fragilidad.

En la instalación Encantamientos se toman como punto de partida los tests de Rorschach, un método proyectivo creado por el psiquiatra suizo Hermann Rorschach que consiste en la libre interpretación de manchas de tinta.

“En estas piezas está la idea de la vulnerabilidad a través de la respiración, estos fragmentos sonoros de cómo funciona un cuerpo, es algo muy orgánico, en la cual abunda la fragilidad del ambiente y la precariedad de la creación”.

“Lo que está trabajando Ana es la propia vulnerabilidad del artista relacionado con la sociedad y eso va ligado con la pieza Espectáculo secundario, donde hay estos movimientos y referencias del cabaret, las máscaras y festivales. Es una pieza sonora que tiene contrastes y figuras enigmáticas que se mueven; el cuerpo también tiene una presencia para hacer referencia a esta proyección de coreografía, movimiento relacionado al butoh y a las danzas de la muerte”, explica Virginia.

Espacio oscuro donde no pueden ponerse las cosas también alberga El loro y el ruiseñor, una fantasmagoría (2014), pieza que se inspira en los diarios de Cristóbal Colón, transcritos por Bartolomé de las Casas, para referirse al extrañamiento lingüístico y la curiosidad que generó el llamado “Nuevo Mundo”, así como la dificultad implícita de definir y nombrar lo nuevo.

La pieza se compone por una secuencia de fotografías en blanco y negro que simulan bosques tropicales, las cuales dialogan con videos donde una intérprete lee fragmentos de los diarios de Colón en lenguaje de señas. La artista acrecienta así la buscada sensación de incomprensión y desconcierto, y genera, como en el acto de percepción, una experiencia de ilusión y fantasmagoría.

“Estas piezas tienen un matiz diferente a lo que he trabajado antes, quizá, hacía más énfasis en temas coloniales, históricos y aquí, aunque hay estas referencias, con biografías y documentos, intenté hacer un matiz más existencial, físico, filosófico, hablando de la propia esencia”, explica.

Para la curadora no sólo se trata de la traducción del lenguaje, sino de una especie de teléfono descompuesto que pondrá a prueba al espectador.

“En las piezas de Ana Torfs hay esta exigencia por parte para el espectador para que puedan entrar a estas experiencias inmersivas. Pero las cosas nunca son lo que parecen, hay muchas capas para entenderlo. Tú entras, ves una pantalla en blanco y negro, parece que es una selva, pero no es y se convierte en un jardín botánico, el espectador tiene que sumergirse en estas experiencias que son conceptuales y sensoriales”, relata Virginia Roy.

Acerca del título

La curadora Virginia Roy relata que Espacio oscuro donde no pueden ponerse las cosas fue propuesto por la artista Ana Torfs.

“Ana da ese espacio a la imagen y lo que deviene de la imagen y del lenguaje, de las derivas y cosas que suceden entre los espacios. Busca los intersticios donde subyace la importancia de la experiencia. Su mirada busca incidir en el lugar previo en donde la percepción alumbra la interpretación y ésta toma posición”, afirma.

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