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¿Cómo vivimos el miedo?

El miedo es una emoción y como tal, produce efectos físicos y psicológicos. Por lo general, cuando vemos algo como una película de miedo, regiones de nuestro cerebro -responsables de los procesos de planificación, control y ejecución de las funciones motoras- se apagan.

 

El miedo es la reacción ante cualquier amenaza o peligro que nosotros podemos percibir y que puede ser real o imaginario, presente o futuro 

El miedo es una emoción y como tal, produce efectos físicos y psicológicos. Por lo general, cuando vemos algo como una película de miedo, regiones de nuestro cerebro -responsables de los procesos de planificación, control y ejecución de las funciones motoras- se apagan.

 

Sin embargo hay ocasiones en que estos estímulos son tan fuertes que superan la inhibición del sistema motor. Gritamos y nos asustamos porque lo que vemos altera nuestro estado de tranquilidad y despierta el instinto más primario que nos obliga a protegernos antes, incluso, de saber qué nos asusta.

 

En lo psicológico se puede sufrir pérdida de autoestima pues la persona se siente incapaz de controlar la situación. Hay quienes se sienten culpables por tener miedo. Cuando en realidad, se trata de un sentimiento natural y lógico en dichas circunstancias.

 

• En situaciones de miedo los estímulos son tan fuertes que superan la inhibición del sistema motor.

 

• Cuando nos asustamos gritamos no por el miedo, sino por instinto de prevención, es una forma de alertar a los demás. También es un recurso para tratar de alejar aquello que nos ataca.

 

• El miedo y sus reacciones son desencadenadas por una pequeña región del cerebro llamada: amígdala, una especie de botón de emergencia.

 

• Las respuestas activadas por la amígdala ante el miedo se dan incluso antes de ser consientes del peligro.

 

• Algunas respuestas del cuerpo ante el temor suelen ser: agitación, falta de aire, sudoración de las manos, gritos, ojos llorosos, llanto, desmayos, entre otros.

 

• El miedo tiene como única meta la supervivencia del ser humano. Aunque afecta de manera diferente a cada persona, pues algunos tienen más tolerancia que otros a las situaciones de riesgo o peligro.

 

• La respuesta ante un peligro se desata con mayor intensidad si éste se acerca a nosotros que cuando se aleja.

 

• Al nacer, los seres humanos, desconocen el miedo, el desarrollo de éste queda definido por las experiencias de vida.

 

• En el caso de la lucha, se busca disuadir al atacante y se da porque el individuo afectado se siente capacitado para protegerse a sí mismo.

 

• Existen dos tipos de reacciones que se presentan en una situación de riesgo: huir o luchar.

 

• Además, hay una tercera opción ante la invasión del terror y es: la sumisión. Éste tipo de comportamiento se da también en los animales, suele manifestarse comúnmente en los perros.

 

•  La forma en que las personas muestran sumisión ante el peligro suele reflejarse en una “parálisis emocional”: la mente se queda “en blanco”, hablan de manera entrecortada o débil, evitan el contacto visual o agachan la cabeza.

 

• Existen trucos para ir eliminando el miedo de nuestra vida de manera sana y controlada, siempre y cuando éste no llegue a extremo de aterrar como en el caso de las fobias. Uno es la exposición directa  -de manera progresiva- a la situación de riesgo.

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