¡Ajúa y taconazo! Reviven en el escenario

Con la obra Radio piporro y los nietos de don Eulalio, el dramaturgo y actor Víctor Hernández, hace un tributo al que fuera el artista predilecto del noreste de México

Al compás de “Chulas fronteras”, las que provenían desde un estéreo de CDs, cantadas por el mismo Eulalio González “Piporro”, el 13 de agosto de 2004, la vida de Víctor Hernández cambiaría por completo, era el cumpleaños de su abuelo y ahí, al ritmo de la redova, surgió un pacto secreto que germinaría en algo más que una simple relación familiar.

Víctor le había propuesto a su abuelo que le prestara dinero, para irse a buscar una vida a Estados Unidos, el señor de carácter parco le respondió que si quería su ayuda, le tenía que regalar algo a cambio, el joven a sus 17 años compró un disco de éxitos de Piporro y esa fue su moneda de trueque, además de que este álbum se volvió su nexo personal entre los dos.

Hernández vislumbró una oportunidad, una epifanía artística, convertir la vida de su abuelo en una obra de teatro, que conjugara su vida con la de don Eulalio y así comenzó a escribir Radio piporro y los nietos de don Eulalio.

“Resultaba que mi abuelo en ese proceso de creación estaba muriendo, entonces la obra se convirtió en un homenaje a mi abuelo y a mi identidad, como de donde soy y porqué, a través de este personaje ficticio del Piporro, yo le metí esta historia personal”, explica Hernández en entrevista con Reporte Indigo.

Después de años de realizar trabajo de mesa y labrar el proyecto, Hernández estrenó su obra en abril del año pasado en Nuevo León y recorrió siete municipalidades del estado norestense, además de llegar a Querétaro, Veracruz y Chihuahua, para ahora albergar dos funciones especiales este fin de semana en el Museo Universitario del Chopo y luego desplazarse a Tijuana el 21 de mayo.

“La idea un poco en la obra es que Piporro está rondando en las ondas de la radio, no se ha ido, él sigue aquí para salvarnos de este mundo aburrido, patético y problemático (…) para nosotros es eso, evocarlo, invocarlo de las ondas de la radio y hacerlo presente un poco, para hacerle un homenaje a la identidad”, refrenda el dramaturgo y actor.

La inspiración alucinante

Además de tomar a don Eulalio y a su abuelo como referencias para la obra, Hernández también se inspiró en otro personaje de manera involuntaria, que también tuvo presencia en Monterrey.

“Me basé mucho en un libro de Reynaldo Arenas, que se llama Un mundo alucinante, cuenta la vida de fray Servando Teresa de Mier y Noriega y Guerra a través de su vida, es una mezcla de la vida de Arenas con la de él”, narra el histrión.

La novela de Arenas mezcla la realidad con la ficción del párroco, lo que le hizo recordar cómo es que don Eulalio González también compaginaba con sus andanzas musicales, jugando a una especie de mito urbano del noreste de México.

“Era como el tono que yo quería darle a la obra, porque aparte el Piporro nunca sabes si lo que te dice es verdad o es mentira, él inventa el pueblo de Perros Bravos, Nuevo León y entonces en sus películas lo nombra y resulta que sí existe”, comparte.

DESTACADO Visitando al Piporro

La obra de teatro se presenta en el Museo Univesitario del Chopo el 5, 6 y 7 de abril a las 20, 19 y 18 horas respectivamente, el precio general es de 100 pesos con descuento del 50 por ciento para estudiantes, maestros e INAPAM.

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