Pinocho actualmente está disponible en Netflix y sigue exhibiéndose en salas alternativas de la Ciudad de México como del resto del país

Además de Guillermo del Toro, más mexicanos trabajaron en Pinocho

La película, codirigida por Guillermo del Toro, es una coproducción entre Estados Unidos, Inglaterra y México, específicamente con Zapopan, Jalisco; ahí, un equipo creativo animó escenas particulares durante el confinamiento para el largometraje que hoy recorre el mundo a través de Netflix. Conoce aquí su historia

Cuando Pinocho es atropellado accidentalmente por un camión y “muere” va a un limbo que está entre el inframundo y la vida, un espacio resguardado por unas criaturas singulares, mitad vivas y mitad muertas.

Unos conejos negros escoltan su ataúd, pensando que él ya está listo para pasar al más allá, porque vieron el papeleo de su defunción, incluso, checan tarjeta para terminar su turno, pero de pronto Pinocho salta de la caja de madera con su característica alegría y estos animales —que tienen en parte el esqueleto expuesto y su cabeza y lomo todavía cubierta de pelo— se quedan extrañados, porque ellos ya se disponían a seguir su partida de póquer. Así que le señalan que tiene que ir a hablar con su “jefa”, la Muerte.

Esta singular escena, que sucede casi a la mitad de Pinocho (2022), y otras más que ocurren cada que Pinocho va al limbo burocrático de estos conejos negros fueron realizadas en suelo mexicano, en Zapopan, Jalisco, en El Taller de Chucho, centro de animación, que el mismo Guillermo del Toro ha impulsado para la creación de este arte desde antes de que su largometraje fuera una realidad.

Estrella Araiza, la supervisora de producción de la Segunda Unidad, y Odín Acosta, gerente de producción y primer asistente de dirección de esta misma unidad, platicaron con Reporte Índigo sobre cómo lograron coordinar a este equipo mexicano, que estuvo en constante comunicación con el resto de los creativos que se ubicaban fuera del país, específicamente,  en Portland, Oregon, donde se ubica la casa de animación ShadowMachine.

“Cuando empezamos todas estas conversaciones, lo primero fue que trajimos a gran parte del equipo de ShadowMachine para que nos ayudaran con la elaboración de El Taller de Chucho, esto mucho antes de que se construyera absolutamente nada; vinieron Mark Gustafson y otras personas que hicieron una asesoría integral de cómo montar el estudio para que eventualmente ahí se pudiera hacer Pinocho”, describe Araiza en videollamada.

Gustafson fue quien codirigió el largometraje junto con Del Toro, se encargaba de ver que los equipos entre Estados Unidos y México trabajaran en cohesión. Todo eso sucedió en pleno confinamiento, mientras que en Inglaterra la compañía Mackinnon & Saunders fabricaba las marionetas.

El proceso para sacar adelante la película fue arduo y tuvo retrasos, pero esto era parte del reto a vencer.

“La preproducción comenzó en febrero de 2021 y la filmación en junio, estuvimos en ese proceso en época COVID-19, con pruebas y protocolos para una producción de ese tamaño. Además, estuvo el reto de importar materiales y homologar texturas y calidad, para que todo encajara en este engranaje y entender los procesos complejos, rigurosos, pero gentiles. Una vez que se estableció la confianza, fueron exitosos”, comenta Acosta.

Después de 27 semanas y media, la primera etapa de la Segunda Unidad terminó con un retraso que es normal para una producción de animación cuadro por cuadro, pero esto no fue un incidente mayor, para diciembre de 2021 los mexicanos ya habían cerrado su participación y el equipo extranjero y Del Toro manifestaron su completa aprobación y gusto por lo realizado en Jalisco.

Pinocho actualmente está disponible en Netflix y sigue exhibiéndose en salas alternativas de la Ciudad de México como del resto del país, con llenos totales hasta la fecha. Araiza manifiesta que, al menos en Guadalajara, las proyecciones continuarán hasta que la gente deje de asistir.

El largometraje se encuentra nominado a tres Globos de Oro: Mejor Película Animada, Mejor Composición Original y Mejor Canción Original.

Los primeros pasos de Pinocho

El primer acercamiento que Guillermo del Toro tuvo con Estrella Araiza y Odín Acosta fue mucho antes de arrancar formalmente el proyecto fílmico de Pinocho; sucedió cuando el cineasta tapatío quiso armar la exposición En casa con mis monstruos, la cual sólo se presentó en Guadalajara, Jalisco, en 2019.

“Nosotros, Odín y yo, veníamos de la exposición, yo la produje, entonces, el paso natural era que yo me iba a involucrar en Pinocho desde la parte de producción, y así fue, una invitación natural por los buenos resultados que tuvimos por En casa con mis monstruos”, dice Araiza, quien también es la directora general del Festival Internacional de Cine de Guadalajara.

Araiza estaba al tanto de que la película de animación estaba por cristalizarse, incluso, visitó Portland, precisamente, en 2019, donde pudo atestiguar que se realizaban unas primeras pruebas de animación para que Del Toro pudiera tener los ejemplos de lo que ShadowMachine podía hacer con el guion que coescribió con Patrick McHale.

“Ellos estaban en algunos procesos de pruebas de filmación y pudimos ver algunas de las maquetas y cosas que tenían en el set. Luego pudimos traer a México, hubo cosas que se integraron, otras que no, pero la película ya tenía luz verde en Estados Unidos”, agrega la supervisora de Segunda Unidad.

Reconocimiento al talento mexicano

El diseño original de los Conejos Negros que aparecen en este limbo, previo al inframundo, es un concepto que León Fernández presentó al inicio de la producción, posteriormente él se convirtió en la cabeza de departamento de manejo de las marionetas de la segunda unidad. Estrella Araiza describe que una vez que él tuvo en papel a estas criaturas, se terminaron de hacer en Mackinnon & Saunders.

“Acerca de la propiedad intelectual originaria de los conejos y también unos perros que se hicieron, fue un seguimiento de un plan, porque a nosotros nos decían cómo querían que estuvieran acomodadas las cosas con un nivel de detalle muy específico, a prueba de fallas”, explica Odín Acosta.

Originalmente, el rodaje en México debió haber durado 22 semanas, pero el equipo se pasó por cinco semanas, lo que no fue un problema para ShadowMachine, al contrario, les mandaron felicitar por estar todavía dentro del tiempo de producción y les pidieron una secuencia extra, un momento musical durante los créditos para Sebastián J. Grillo, que no se pudo dar durante la película.

“Tuvimos ese retraso que es muy común en el stop motion, pero aun así nos felicitaron. Y lo de los créditos es una situación que se dio gracias a esto, por haber terminado todavía en tiempo y forma. Fueron alrededor de 12 semanas más para esta segunda etapa, pero ahí ya no estuvimos involucrados nosotros, solo el equipo directo de El Taller de Chucho”, complementan Acosta y Araiza.

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