15 de abril, el día de las ‘coincidencias fatales’

La tragedia de Notre Dame recuerda a otras que se han registrado el 15 de abril, un día que comienza a estar marcado por la fatalidad

El mundo entristeció este 15 de abril de 2019 cuando uno de los monumentos más emblemáticos de París, Francia, la capital del amor, pero también de la melancolía, se incendió, dejando al aire cenizas con más de 800 años de historia.

La Catedral de Notre Dame dejó a la deriva de la ventisca de verano el humo de las llamas que devoraban lo que encontraban a su alrededor. El bello techo gótico y sus picos quedaron en la nada.

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Este trágico suceso recuerda a otros que se han registrado el 15 de abril, un día que comienza a estar marcado por la fatalidad.

EL HUNDIMIENTO DEL TITÁNIC

La historia nos deja aún sin aliento… Cientos de personas morían ahogados el 15 de abril de 1912 cuando el barco que “nunca se hundiría”, el Titanic, se adentraba en el Océano Atlántico.

En total, murieron 1513 personas, algunas por hipotermia. La tragedia devino de una colisión con un iceberg y del suceso se ha nutrido la literatura, el cine y la cultura en general.

Dos trágicas horas con 40 minutos es lo que tardó en hundirse el barco.

BOSTON SE TIÑE DE ROJO

La tragedia se repetiría un 15 de abril de 2013 cuando un par de hermanos cometieron uno de ataques más sangrientos de los que se tengan memoria en Estados Unidos.

Ese apacible día se corría la maratón de Boston, en el cual participaban miles de personas, la mayoría espectadores que daban ánimos a los competidores.

En algún momento los desequilibrados hermanos dejaron mochilas con bombas caseras en su interior entre la gente. Cuando explotaron, el caos se apoderó de la fiesta y la muerte de tres personas y los cientos de heridos enlutaron a la nación más poderosa del orbe.

EL HILLSBOROUGH Y LA AVALANCHA HUMANA

Fue un fatídico 15 de abril de 1989 cuando 96 personas murieron después de que el Estadio Hillsborough, en Sheffield, Inglaterra, se abarrotara de aficionados que presenciarían no una final, sino una semifinal entre el Liverpool y el Nottingham Forest.

Debido a la sobresaturación del estadio, las autoridades tomaron una de las peores decisiones en su vida: dar el acceso alrededor de 3 mil personas más (ya había 50 mil) para que “disfrutaran del juego” aunque fuera de pie.

Fue tanta la gente que quería entrar, que los de adelante terminaron siendo aplastados, otros más cayeron al siguiente nivel y la avalancha humana terminó por detonar la tragedia.

Fue hasta que al minuto 6 que se decidió parar el juego para dar cabida a los servicios de emergencia.

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