Vivir es equivocarse

Si haces un recuento de tu vida, ¿has aprendido más de tus aciertos o de tus errores?

Carlitos era el típico niño al que le inculcaron lo brillante que era y al que le exigían puro “10” en calificaciones, tenía unos papás muy pendientes de él que todo el tiempo le decían qué hacer ante cualquier situación, todo con el fin de que su hijo no se equivocara. 

Annette Manautou Annette Manautou Publicado el
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Si haces un recuento de tu vida, ¿has aprendido más de tus aciertos o de tus errores?

Carlitos era el típico niño al que le inculcaron lo brillante que era y al que le exigían puro “10” en calificaciones, tenía unos papás muy pendientes de él que todo el tiempo le decían qué hacer ante cualquier situación, todo con el fin de que su hijo no se equivocara. 

En pocas palabras, su propósito era enseñarlo a no cometer los mismos errores que ellos. Pero llegó el día del examen y Carlitos no sabía las respuestas. Le daba pánico contestar mal. ¿Con qué cara le iba a decir a sus papás que reprobó? ¿Cómo lo iban a ver sus compañeros y maestros si él era el más inteligente? Todos entregaron el examen y él seguía temblando sin poder contestar, hasta se empezó a sentir mal y tuvo que posponer su examen para otro día.

Carlitos tenía seis años, ¿cuántos años tienes tú y sigues viviendo ésta misma experiencia una y otra vez y todo porque nos enseñaron que es malo equivocarse cuando en realidad es la mayor bendición? Es la única manera de aprender y es la razón por la que estamos aquí. 

Todos estamos en la escuela de la vida, hay unos que se quedan como Carlitos sin poder pasar una materia por miedo a reprobarla y hay otros que la reprueban una o varias veces, pero aprenden y, lo más importante, avanzan. 

Si no cometemos errores no avanzamos. 

Nadie es culpable de nada, somos seres humanos y todos tenemos derecho a equivocarnos las veces que sean necesarias para poder aprender a ser felices. Si vivir es equivocarse, no querer equivocarse es no querer vivir.

Abundan los matrimonios infelices que viven con miedo al fracaso. Si te tuviste que casar cuatro veces para aprender que la felicidad no te la da tu pareja si no tú mismo, ¡que bueno! 

Si tuviste que robar y estar en una cárcel para aprender a ganarte las cosas, ¡bien por ti! Si tuviste que decir tantas mentiras que acabaste por aprender el valor de la honestidad, ¡te felicito! Necesitamos aprender a amar nuestros errores.

Los grandes empresarios tuvieron que quebrar sus negocios varias veces para poder llegar a donde están. Te sorprenderás si le preguntas a las personas con alto nivel espiritual por dónde tuvieron que pasar para poder llegar a ese estado de paz.

Jorge Lomar dice: “El ego te hace sentir mal cuando descubres que has cometido un error, te exige haber actuado con conciencia cuando actuaste así precisamente por no ser consciente. Lo que debes hacer cuando tomas conciencia de un error es levantar las copas y celebrar que ahora eres consciente, que lo has visto y puedes corregirlo”.

Ahora, tampoco podemos juzgar a los que cometen errores, nadie nace sabiendo, ellos también están en la misma escuela. Tal vez unos grados más abajo, pero recuerda que tú también pasaste por ahí y también te equivocaste y aprendiste. 

Todos los problemas y los errores son perfectos y necesarios. Cuando estés en un examen de la vida y no sepas cuál es la respuesta, no tengas miedo porque puedes desatarte una enfermedad. Tampoco tardes mucho en responder porque se te puede ir la vida pensando qué hacer y aún así te puedes equivocar. Trata de no culparte si te equivocas porque ese sentimiento es el que más te aleja de la felicidad y el que te hace seguir cometiendo errores. 

Sal a la vida a vivir sin miedo a equivocarte pero siempre consciente de que todo tiene un resultado y es perfecto.

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