Estamos en la Semana Mundial de la Lactancia Materna, y es indispensable fomentarla como la primera acción a favor de la salud

Una lactancia sin filias ni fobias

¡Tápate!, ¡Eres una descarada!, dale de comer a tu hijo donde nadie te vea”, eso fue lo que le dijo una señora a Andrea mientras lactaba a su bebé. Andrea dice que sintió mucho miedo, y al mismo tiempo, se sintió avergonzada, pues asegura que nunca imaginó que lactar en un parque ocasionaría incomodidad a […]

¡Tápate!, ¡Eres una descarada!, dale de comer a tu hijo donde nadie te vea”, eso fue lo que le dijo una señora a Andrea mientras lactaba a su bebé.

Andrea dice que sintió mucho miedo, y al mismo tiempo, se sintió avergonzada, pues asegura que nunca imaginó que lactar en un parque ocasionaría incomodidad a terceras personas.

“Yo estaba sentada en una banca, mi bebé lloraba de hambre, entonces hice lo consecuente. No me había percatado que frente de mí estaba una pareja, mi urgencia era darle de comer al bebé. Solo se me vio el seno por segundos en lo que sacaba de la pañalera una cobija. La señora comenzó a gritarme, a decirme que su esposo estaba ahí y me estaba mirando”, me platica.

Andrea me comenta que después de ese episodio intentó darle de comer al bebé en biberón para no pasar por lo mismo, pero éste no lo aceptaba. Fue hasta que al contarle a una amiga le explicó que lactar a su bebé no debe avergonzarla, por el contrario, es una necesidad y la manera más sana de alimentarlo.

Cuenta que comezó a seguir un grupo sobre lactancia materna, y ahí, encontró otras chicas que habían pasado por lo mismo, habían sido señaladas y discriminadas, “como si lactar en público fuera un pecado”, dijo.

Platico esta historia justo porque estamos en la Semana Mundial de la Lactancia Materna, y es indispensable fomentarla como la primera acción a favor de la salud y el interés superior de la niñez.

La leche materna es la mejor protección que las madres ofrecemos a nuestros bebés durante sus primeros meses de vida; y es inconcebible que en pleno Siglo XXI lactar sea discriminatorio y señalado por mujeres y hombres de nuestra sociedad.

Las mujeres no deben esconderse para la lactar, me dijo Andrea, y tiene razón, sobre todo, cuando cada día son menos las mujeres que por sentirse señaladas optan por el biberón para evitar darle de comer a sus hijos e hijas en el transporte, en un parque, en un centro comercial, en donde el bebé llore por hambre.

“Las mujeres no tenemos por qué buscar un baño para darle de comer a nuestros bebés, tampoco taparnos hasta la cabeza, ni hacer esperar a nuestros hijos, y mucho menos dejarlos pasar hambre, porque a la gente le incomoda que lactemos, es un derecho no solo de nosotras, también de nuestros hijos”, sostuvo Andrea.

Está comprobado científicamente que la leche materna sobre cualquier otro alimento (leche de fórmula artificial), es la mejor opción para la nutrición y desarrollo del bebé durante los primeros meses de vida; además de que los bebés necesitan agarrarse al pecho no solo para comer sino también para tranquilizarse.

De tal suerte que es nuestro trabajo como legisladores, no solo legislar a favor de la lactancia materna, sino también difundir su importancia en el desarrollo de la niñez mexicana. Por una lactancia sin filias ni fobias.

La lactancia es una elección de cada mamá y merece de un absoluto respeto, de una cultura que apoye su elección, la facilite y la acompañe de la mejor manera posible.

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