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Sr. Tanaka y Sr. Sawada

El Sr. Tanaka se encuentra en la zona de San Pedro, Garza García, en la Plaza Duendes.

No les vaya a pasar como a un colaborador nuestro a quien le pedí que me comunicara con el Sr. Tanaka. Le dije que hablara al Kampai, un restaurante que es parte del mismo grupo. Y al hablar al Kampai el colaborador pide hablar con el Sr. Tanaka. Por supuesto que le dicen que no existe, y comienza la discusión. Mi colaborador termina muy enojado. Se me acerca y me dice muy exasperado que en el Kampai le dicen que ¡el Sr. Tanaka no existe!

El Sr. Tanaka se encuentra en la zona de San Pedro, Garza García, en la Plaza Duendes.

No les vaya a pasar como a un colaborador nuestro a quien le pedí que me comunicara con el Sr. Tanaka. Le dije que hablara al Kampai, un restaurante que es parte del mismo grupo. Y al hablar al Kampai el colaborador pide hablar con el Sr. Tanaka. Por supuesto que le dicen que no existe, y comienza la discusión. Mi colaborador termina muy enojado. Se me acerca y me dice muy exasperado que en el Kampai le dicen que ¡el Sr. Tanaka no existe!

Lo tranquilicé y le expliqué la situación. Hoy recuerdo y me vuelvo a reír de la ocurrencia.

El Sr. Tanaka es mi restaurante japonés favorito de Monterrey. Y este año tuve la oportunidad de ir a Japón y conocer más esta cultura, sobre todo en el aspecto culinario.

Por eso elegí ir a Sawada, que es el apellido de un chef japonés que tiene un restaurante dos estrellas Michelin en Tokio y le da el nombre de su apellido al restaurante.

Con solo seis asientos en su comedor, pueden imaginar lo selecto de la experiencia, pudimos obtener la reserva. Llegamos a un edificio en el barrio de Gynza. Subimos un par de pisos y llegamos a la puerta del restaurante. No se ve nada hacia adentro. Parecía la puerta de un departamento.

Éramos seis personas, citados todos a la misma hora. Y todos estábamos tan emocionados, que no pudimos mantenernos callados y empezamos a platicar. Éramos un hindú, una china-americana, dos ingleses, un mexicano y una peruana.

En punto de las 7:00 de la noche nos abrió la puerta una mujer japonesa como de 35 años. Muy delgada, prudente y fina en sus movimientos, nos acomodó en lo que se puede decir una barra de sushi, amplia, plana y elegante.

Ella fungió el resto del tiempo como ayudante del chef.

Inmediatamente todos nos percatamos del cartel que decía: “No celulares”, “No fotos”.

Por un lado me dio pena, por no poder tener un registro en imágenes de mis platillos. Pero por otro sentí que era una gran recomendación y eso haría que disfrutemos mas la cena. Y así fue.

Sawada, el único cocinero de nuestra cena se presenta y nos ofrece de tomar sake o té. Preguntó en su limitado inglés si comíamos de todo. Y respondimos con un sí fuerte,  claro y con emoción.

Y comenzó el festín. Básicamente sushi y atún, que fue el pescado elegido. El chef lo añeja, sí, a mi también me llamó la atención. 

Y nos dio diferentes cortes y el color del pescado alcanzaba rangos de vino hacia rojo.  Su sabor era sutil y cada corte tenía un sabor diferente, muy interesante. Frotó una raíz de wasave en un rallador especial. Lo hacía en forma circular, produciendo una pasta verde. Y a diferencia del wasave que había probado antes, éste no me asfixiaba, ni me llegaba el ardor hasta el cerebro.

Nadie podía despojarse de la sonrisa en la boca. Nos dio también de otros pescados, erizo, calamar, y antes del postre, nos preguntó qué queríamos repetir. 

Desgraciadamente ya no pude más. Pero el resto de mis compañeros aceptaron la propuesta y siguieron comiendo.  Me pareció un gran detalle. 

Terminamos la cena con tamagoyaki,  postre sencillo a base de huevo, bien ejecutado. Salimos de Sawada, emocionados, satisfechos con la experiencia. Fue sin duda lo mejor del viaje. Y casualmente mi última cena en Japón, cerrando así con broche de oro.

Al día siguiente regresé a Monterrey, contenta de saber que tenemos un restaurante japonés de la talla del Sr. Tanaka. 

Sus instalaciones te hacen sentir que estás en cualquier gran ciudad del mundo. La decoración contemporánea luce tanto de día como de noche.

Seguí con su carta de sakes, los cuales vienen refrigerados desde Japón. La lista también incluye sakes estadounidenses.

Pedí mi favorito, el “Born Gold”.  Para mi sorpresa, llega el mesero con un platón con hielo frappe y una selección de diferentes vasos para tomar sake. 

Empecé con lo que siempre pido al iniciar mi experiencia, unos calamares crujientes, con chile y limón. Son adictivos. Muerdes uno y ya estás pensando en comer el siguiente…

Luego unos ostiones fritos en curry, con salsa de pepino y hueva de salmón. Seguí con un ceviche de mariscos estilo peruano…¡cómo no pedirlo!

Y terminé con un fondant de cajeta, y nieve de yogurt… ¡maravilloso!

Un punto que me gustaría mencionar, es la limpieza de la cocina de este restaurante. No hay excusas, la cocina está pulcra. 

Les pido que se den el tiempo de visitar las cocinas de sus restaurantes favoritos y empiecen a hacer su propio estudio y califiquen. Mi propuesta es que seamos exigentes y elevemos el nivel de profesionalismo en los restaurantes locales.

Tener al Sr. Tanaka en Monterrey es un privilegio. Un ejemplo del trabajo bien ejecutado en todas sus áreas.  

Recomendaciones de la semana:
Barbacoa de res y de borrego, y menudo los domingos en Corn
(Al menudo le agrego elote pozolero, garbanzos, cebolla picada, perejil picado y limón)
www.corm.com.mx

El Chef Herrera
Cena de Halloween
31 octubre  (hoy)
Reservaciones al: 8335 3680
Ir disfrazado.

Frida Antojería
Brunch, almuerzo
Abierto de 8:00 am a 4:00 pm
De lunes a domingo
Tel: 46460170

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Cuando hice mis prácticas profesionales en la cocina del restaurante Tezka, en el Distrito Federal, tuve la oportunidad de conocer a distintos cocineros españoles.

Entre ellos al mítico Juan Mari Arzak, toda una institución del País Vasco, lugar donde se originaron las llamadas “sociedades gastronómicas”. 

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