Las cuentas de Sheffield

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Definitivamente al zar de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), Ricardo Sheffield Padilla, no le salen las cuentas, y de no ser porque goza con el beneplácito de su jefe los lunes de conferencia mañanera, seguramente pocos prestarían atención a sus mensajes.

¿Quién no ha escuchado a Sheffield señalar con sus ya famosas palabras “son unos pasados de rosca” a quien sea con tal de complacer al Presidente?, sin embargo, no falta la ocasión en que los números que presenta no se sostienen y acaban siendo verdades a medias, en el mejor de los casos.

¿Ya no hay huachicol?

Como el grueso de la población no sabe cuánto cuesta mantener una gasolinera, y mucho menos cuánto debe ser el ingreso para ser un negocio rentable, es fácil caer en el juego.

Para muestra un botón. Antes de la reforma energética las gasolineras recibían de parte de Pemex el seis por ciento de los ingresos de cada litro, es decir, si el litro de gasolina se vendía en 12 pesos, el gasolinero recibía 72 centavos. Con esto el gasolinero debe mantener la gasolinería y pagar salarios, rentas, entre otros gastos. Cuando la reforma se implementó los gasolineros empezaron a ganar algo más y esos 72 se convirtieron en 90 centavos por litro. Las ineficiencias de Pemex para surtir gasolinerías muchas veces encarecen el producto por lo menos en 15 o 20 centavos.

Hoy en día los gasolineros reciben por una estación bien cuidada, con servicios completos, baños y pagando salarios a sus empleados y, ojo, sin vender huachicol (que dicen las autoridades ya no existe), alrededor de 1.5 pesos de los 23 a los que se vende el litro, claro que existe quien abusa y se lleva tres pesos, lo demás es transporte, IVA y el precio propio del combustible. Por cierto, sin reforma y con el precio a 23 pesos por litro, el seis por ciento que hoy pagaría Pemex equivaldría a 1.38 pesos por litro.

El zar de los precios se ufana por decir que existen aliados del consumidor que cobran únicamente 15 centavos por litro, muy patriotas al parecer.

Si las cuentas no fallan, eso no sería sufiente para pagar los gastos de la estación y entonces una de dos: o la Profeco no tiene bien hechas las cuentas y mezcla peras con manzanas o, bien, alguien tiene que explicar cómo existen gasolinerías que con tan pocos ingresos se sostienen. ¿Esos son aliados del consumidor? ¿De verdad ya se acabó el huachicol?

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