El 2021 sorprendió ante el nombramiento de diversas startups mexicanas como unicornios y el 2022 promete el surgimiento de más

Más cebras y menos unicornios

Fue una locura. Mientras más de un millón de negocios quebraba de forma definitiva en 2020 en México, Kavak, una startup fundada hace apenas cinco años, dedicada a la venta de autos usados en línea, alcanzó una valuación de ocho mil 700 millones de dólares, mayor al valor de Televisa y Grupo Carso, dos de […]

Fue una locura. Mientras más de un millón de negocios quebraba de forma definitiva en 2020 en México, Kavak, una startup fundada hace apenas cinco años, dedicada a la venta de autos usados en línea, alcanzó una valuación de ocho mil 700 millones de dólares, mayor al valor de Televisa y Grupo Carso, dos de las empresas mexicanas más poderosas y emblemáticas.

Kavak se volvió “unicornio”, como se le llaman a las empresas privadas con una valuación de mil millones de dólares o más.

Pero entre 2020 y 2021 llegaron más de estos unicornios: Bitso, Clara, Jokr, Clip, Konfío, Merama, Nowports, Stori, Incode y Yaydoo. Algunas lograron estos mil millones de dólares incluso antes de tener un año de operaciones. Insisto: ¡una locura!

Esto ha provocado una fiebre en el ecosistema emprendedor: todas las startups sueñan con volverse unicornios. ¿Para qué? Esa es la pregunta que pocos se están haciendo.

No quiero que me malinterpreten: No estoy en contra de los unicornios, para nada. Hay empresas con un modelo de negocios robusto y con claridad en su propósito que merecen esa valuación, y que están generando empleos y ayudando a mover la economía.

Pero seamos honestos: Ser unicornio no es para todos por más dinero que haya “disponible” entre los fondos de capital privado en todo el mundo. Tampoco es viable para el ánimo de los fundadores, pues como emprendedor siempre te sentirás fracasado si no alcanzas esa meta.

Además, muchas de estas empresas aún no son un negocio como tal, es decir, no generan siquiera los recursos suficientes para pagar su propia operación diaria, mucho menos logran ganancias. Viven en una ilusión de abundancia, pero el dinero no es de ellas ni lo generan ellas; le pertenece a los inversionistas, quienes reclamarán su dinero y sus ganancias tarde o temprano.

Seamos aún más honestos: el mundo no necesita cientos o miles de unicornios. Lo que necesitamos son empresas que surjan con el claro propósito de resolver un problema o satisfacer una necesidad en la sociedad, que busquen crear buenos empleos, generar un impacto positivo en la comunidad donde operan y, si es posible, sin dañar al medio ambiente.

Lo que el mundo necesita es más empresas “cebras”.

Las cebras son “empresas que están fundadas sobre valores que les permiten crear soluciones en el largo plazo, que son sustentables y financieramente sanas. Su razón de ser es solucionar problemas detectados en comunidades o ecosistemas, además de tener utilidades”, escribe Pedro López Sela, experto en innovación, en un reciente artículo en Expansión.

Ni el planeta ni los consumidores seguirán aguantando más empresas que estén dispuestas a destruir todo a su paso con el único afán de ganar dinero.

“Los modelos capitalistas tradicionales hoy están agotados”, dice Ignacio de la Vega, decano del Tec de Monterrey

Por eso debemos hacer nuestra parte para apoyar el surgimiento de más empresas que puedan ganar dinero, mientras hacen el bien para nuestra economía y para nuestro planeta. ¡Por menos unicornios y más cebras!

Genaro Mejía es periodista digital y de negocios con más de 20 años de experiencia y LinkedIn Top Voices 2019

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